“Las cosas fundamentales adquieren valor a medida que pasa el tiempo” desgranaba “Según pasan los años” en la inolvidable Casablanca de Humphrey Bogart e Ingrid Bergman en la glamorosa década del 40.
Y el Asiló Unzué, como lo conocen todos los marplatenses, tiene esa categoría de fundamental en la historia de la Ciudad con sus 106 años a cuestas.
Así, en el comienzo, el generoso atlántico fue testigo en 1912 del nacimiento de la imponente obra de Louis Faure Dujarric y Maurice Cremont de estilo neobizantino, que albergaría un universo de niñas huérfanas a cargo de damas de beneficencia de la belle époque local.
Con el devenir de la historia y el apogeo del peronismo, se convierte en “Hogar” y en una herramienta de la Fundación Eva Perón para cumplir una sus banderas fundacionales: la justicia social. En 1955 nuevamente los avatares y el signo de la época esta vez con la identidad de “Revolución Libertadora” lo reconvierte en “Instituto” y pasa a depender del Consejo Nacional de Protección al Menor.
Pero al histórico edificio que tiene en su interior el Oratorio que fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1985, le faltaba atravesar una etapa sustancialmente distinta a la que le dio origen. Con la sanción en el 2005 de la Ley de Protección Integral de Niños, Niñas y Adolescentes, abandona definitivamente su rol de patronato para de a poco instaurarse como nuevo faro cultural y social en el norte de la Ciudad.
Pese a los denodados y solitarios esfuerzos de la cooperadora del templo, luego vendría una etapa de abandono y deterioro por efectos de salitre marino, la falta de mantenimiento y las inclemencias climáticas, como aquel rayo que afectara seriamente la cúpula del oratorio ese mismo año.
Con tareas de restauración parcial muta al “Espacio Unzué” en 2012, dependiendo del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, con una oferta de actividades culturales, artísticas, y de emprendedorismo, que en febrero de este año alcanzó un pico de 100.000 familias visitando y disfrutando del lugar, de a poco se consolida como política de estado ya que se mantuvo activo durante dos administraciones de signo contrario en los últimos seis años.
Si bien las últimas reformas que se pudieron apreciar a simple vista datan de 2009, siguieron otras de carácter interno en medio de un proceso de desaceleración de obras producto de vaivenes presupuestarios de las jurisdicciones intervinientes (Municipio, Provincia, Nación). No obstante, el docente y arquitecto Alejandro Novacovsky de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Mar del Plata sostiene que se desarrollarán nuevas etapas de puesta en valor, entre ellas el ambicioso proyecto del “Patio de la Cultura” que albergará un espacio para distintas actividades para alrededor de 300/400 personas. Pero ese será motivo de una futura nota.
Gustavo Schweitzer (Politólogo y Periodista), especialista en urbanismo, patrimonio y medio ambiente.