La pandemia cambió el modo de habitar y eso dejará su marca en el futuro. Modificó la percepción del espacio público y privado y el distanciamiento social instaló nuevas formas de relacionarse que se traslada a la ocupación de los espacios. “La paradoja es que el espacio público, que es el alma de las ciudades y el lugar de encuentro donde aparece la comunidad, hoy se ve amenazado mientras que la casa, nuestro nido, comienza a tener más relevancia”, reflexiona la arquitecta Paula de Elía.
La necesidad de contar con espacios verdes pasó a ser fundamental y el rediseño de ambientes flexibles que sirvan para usos múltiples como trabajar, estudiar, leer o comer son un must en la nueva normalidad. Atentos a estas transformaciones, los desarrolladores decidieron contemplar estas nuevas modalidades e incorporarlas en el desarrollo de sus proyectos.
Flavio Galli, Ceo de Grupo Tueroc, con seis proyectos en ejecución en la ciudad de Buenos Aires, explica: “Nos estamos replanteando la importancia de los espacios verdes debido a la creciente densidad urbana y en la medida de lo posible, queremos introducir jardines de generosas dimensiones en los espacios exteriores”. Con él coincide Elbio Stoler, fundador de ADN Developers quien asegura que en los desarrollos futuros se revalorizarán la luz y el verde.
En cuanto a materiales del futuro, la arquitecta de Elía confirma que se vienen los materiales sustentables, higiénicos y sintéticos. Superficies claras y fáciles de limpiar.
Los edificios inteligentes van a tener un layout distinto a raíz de la nueva normalidad y van a cambiar sus normativas. “Vamos a tener un FOT (Factor de ocupación del suelo) home y un FOT office. La introducción del concepto de distancia social cambia el escenario”, aclara de Elía.
Desde Madrid Jerónimo van Schendel, director del primer MBA de Arquitectura en Europa, asegura que la arquitectura está sufriendo una transformación: “Vamos hacia una digitalización. Si el sector aprovecha esta coyuntura para digitalizarse fuertemente, habrá una mayor conexión entre los distintos agentes que participan de la creación de la ciudad, de principio a fin e incluyendo a los ciudadanos”. Para ello, es necesario un cambio de cultura. “En la construcción esto siempre se ha dejado de lado, pensando que es más fácil hacer las cosas como toda la vida, pero la realidad es que no, y puede ser que esta situación sea el empuje definitivo que nos ayude a emparejarnos con otras industrias como la banca, los seguros o incluso los deportes. Las soluciones y las tecnologías ya están ahí. La barrera actual es fundamentalmente cultural”, agrega el catedrático español.
Van Schendel hace referencia al proyecto Adapta del estudio 50 Super Real como un ejemplo disruptivo de adaptación a las nuevas exigencias del mercado. Se trata de profesores de diseño de IE que diseñaron un algoritmo capaz de generar espacios como hospitales y otro tipo de infraestructuras como colegios adaptados en línea con reglas específicas de distanciamiento social y atención sanitaria.
“No es una realidad extendida a corto plazo, pero sí un camino de trabajo que muestra cómo la situación actual ha hecho reflexionar a la parte más innovadora del sector”, concluye van Schendel.
Una construcción diferente que se adapta y se rige por nuevos paradigmas y apuesta por la domótica, la tecnología y la sustentabilidad.
FUENTE: Dolores Pasman – www.lanacion.com.ar