La construyeron entre 1943 y 1945. Su diseño marcó un hito en el movimiento de la arquitectura moderna. Mientras lograba con el correr de los años cada vez más elogios en cada rincón del mundo, aquí menos se la valoraba. Estuvo abandonada y vandalizada, con ventanales rotos y puertas reducidas a cenizas. Hace casi dos décadas el Estado la compró y ahora acaba de confirmar un llamado a licitación para acondicionar y restaurar la célebre Casa sobre el Arroyo, obra del arquitecto Amancio Williams.
Perdida durante décadas entre la frondosa vegetación de una arbolada manzana próxima al complejo universitario, la propiedad vivió estos últimos años ya con vigilancia, cuidado y primeras mejoras.
Ahora, con una inversión superior a los 44 millones de pesos y la adjudicación de obra prevista para febrero próximo, se avanza hacia un cambio integral que incluirá fachada, cubierta, mampostería, revoques, contrapisos y solados, reparación de cielorrasos, zócalos, toda la carpintería y tabiquería, equipamiento interior e instalación sanitaria y eléctrica a nuevo, dado el deterioro que presentaba el inmueble en su conjunto. Los trabajos alcanzarán también a la vivienda lindera.
“Fue un acto muy esperanzador”, dijo a LA NACION la actual titular de la Asociación Amigos de la Casa sobre el Arroyo, Graciela Di Iorio, que es arquitecta y especialista en preservación patrimonial.
Es que este intento ya se hizo hace un par de años, pero la convocatoria a interesados en ejecutar las mejoras quedó vacante, presuntamente por valores de presupuesto que no parecían ajustados a la obra por realizar. Por eso se realizaron ajustes en los pliegos y creen que esta vez sí se podrán adjudicar los trabajos, que una vez en marcha se extendería durante no menos de un año.
El ministro de Turismo y Deportes de la Nación, Matías Lammens, y el intendente municipal, Guillermo Montenegro, encabezaron el acto para presentar estos anuncios. A distancia, mediante un video, acompañó el ministro de Cultura, Tristán Bauer. “Mis abuelos trabajaron en esa obra”, recordó el cineasta, que también es marplatense.
“Restaurar esta propiedad permitirá a Mar del Plata un reconocimiento internacional”, dijo Lammens, sobre una obra que desde 2011 está declarada Monumento Histórico Nacional, casi al mismo tiempo que el entonces intendente Gustavo Pulti lograba que el Gobierno nacional desembolsara los fondos para comprar el inmueble a su propietario, Juan José Lago. “El valor histórico y cultural de la Casa sobre el Arroyo es una suma monetaria que donamos con mi esposa a la comunidad marplatense”, dijo entonces a LA NACION, para destacar que la cifra de la operación inmobiliaria dejaba de lado la historia y tomaba a la propiedad como una más de ese barrio.
Puro hormigón
La historia de la Casa sobre el Arroyo guarda un impacto directo sobre la historia de la arquitectura moderna y en esa obra una gran historia de amor. La de Amancio Williams que, con su esposa, Delfina Gálvez, diseñó esta propiedad para su padre, Alberto, un músico de 80 años. Le eligió este predio de dos manzanas cargadas de verde sin tocar un solo árbol y con la estructura, 95% construida en hormigón, que une ambas márgenes del Arroyo Las Chacras. “Quiso asegurarle para sus días de compositor un ambiente acompañado por el sonido de los pájaros que allí abundaban”, recuerda Di Iorio. De hecho, aun hoy el lugar es suerte de santuario de aves en gran y jerarquizado pulmón de la ciudad.
Guarda entre sus logros como pieza arquitectónica esa distinción que el movimiento moderno destacaba sobre cinco fachadas del edificio, que también incluía el techo como parte del paisaje. En este caso una sobre capa con baldosas suspendidas que permitían la circulación de aire. Pero la Casa sobre el Arroyo aportó un detalle más: la sexta fachada, que era la posibilidad de ver sus bases, con ese arco sólido y firme que la sostiene sobre el curso de agua.
Lotes pendientes
Previo a aquel traspaso a manos del Estado se había acordado con el propietario una serie de obras que garantizaran seguridad y mantenimiento a un inmueble que durante años vivió sumergido en la desidia y el abandono.
Había sido sede y estudios de la radio local LU9, que la instaló y promocionó como “La Casa del Puente”. La partida de la emisora a nuevo espacio dejó el lugar vacío, situación que fue aprovechada por vándalos que dañaron instalaciones y las quemaron. Una de las imágenes más dramáticas de aquellos días es el piano que sobrevivía en el living, mitad en pie y mitad reducido a cenizas. Todo en un contexto de paredes con grafittis y tiznadas tras las llamas que devoraron todo el equipamiento interior.
Di Iorio, entusiasmada ahora con esta licitación, destaca que la Casa sobre el Arroyo puede recuperar su fisonomía tradicional porque el municipio adquirió 600 documentos de Amancio Williams, entre ellos planos y diseños originales del equipamiento interior. “Por suerte dibujaba todo”, dijo sobre lámparas, grifería y otros con trazos exclusivos para la casa de su padre.
La compra por parte del Estado se considera un paso fundamental para preservar esta joya de la arquitectura moderna. Aunque hay que recordar que el presupuesto solo alcanzó para quedarse con 70% del predio, que tiene más de 10.000 m2. El resto sigue en manos del dueño original.
La cruzada que se avecina es para que también se puedan incorporar esos dos lotes y medio que faltan y la Casa sobre el Arroyo recupere su diseño original. “Son imprescindibles”, destaca Di Iorio al recordar que también esas parcelas están alcanzadas por la declaración de monumento histórico nacional.
Ahora suspendidas por la pandemia y las restricciones, la Casa sobre el Arroyo se habilitó durante los últimos años a visitas guiadas. Tuvo actividades y fue siempre escala obligada para amantes de la arquitectura y la cultura de todo el mundo. La obra es más que reconocida a nivel internacional y está considerada como una de las máximas joyas del movimiento moderno.
FUENTE: Darío Palavecino – www.lanacion.com.ar