Vecinos autoconvocados de Villa Crespo cortaban esta noche la esquina de Corrientes y Dorrego, a cien metros del estadio Movistar Arena donde Ricky Martin realizará el segundo de los tres shows previstos este fin de semana, en “rechazo al megaestadio” y contra “el negocio espurio entre el Gobierno porteño, la Legislatura, el diario La Nación, una multinacional y la dirigencia del club”.
“Es como si nos hubiesen injertado dos Luna Park en medio de un barrio tranquilo de casas bajas, de un día para el otro, sin avisarnos”, dijo Laura (52) a Télam, que vive en Humboldt y Muñecas desde hace más de 20 años.
“Cortamos la calle un día para que el Movistar Arena no nos corte todo el año”, es la consigna con la que los vecinos, acompañados por Gisela Marziotta, diputada nacional del Frente de Todos (FdT) por la Ciudad de Buenos Aires, y el legislador del Bloque peronista Santiago Roberto, permanecían en un carril de la avenida Corrientes esquina con Dorrego.
Mientras, a una cuadra de allí, miles de personas convertían la calle Humboldt en peatonal, atorando las inmediaciones en medio de silbatos de la Policía, micros en doble fila, vendedores ambulantes de bebidas, de merchandising, largas filas que ocupaban toda la vereda y autos desviados por agentes de tránsito, cuyos conductores se quejaban haciendo sonar las bocinas.
El predio lindero al estadio de Atlanta Don León Kolbowski, se convirtió en Movistar Arena en 2017 cuando la Legislatura porteña aprobó la modificación del proyecto que autorizaba la construcción de un polideportivo -sobre tierras públicas cedidas por la Ciudad al club- a un “microestadio” privado, pero exento de pagar ABL durante 40 años.
“Reclamamos contra este invento -dijo Luis, vecino del barrio- porque estaba prevista otra cosa, pero Atlanta decidió -junto al gobierno porteño, la Legislatura, y las empresas La Nación y ASM Global- levantar este monstruo con capacidad para 16.000 personas que organiza más de 100 shows al año”.
Para Marianela (36), que vive en Villa Crespo desde que nació, “en vez de un proyecto, en el barrio se hizo un negocio privado ajeno a su estructura e idiosincrasia que, además, no va a pagar impuestos por 4 décadas mientras a nosotros el gobierno nos ajusta el ABL por inflación”.
Pero a los vecinos de Villa Crespo también los autoconvoca un inventario de efectos colaterales cada vez que hay un show, entre tres y cuatro veces por semana.
“Por la tarde cortan las calles, hay silbatos constantes de agentes de tránsito, voces amplificadas por megáfonos para orientar el ingreso y egreso del estadio y la zona se vuelve un calvario”, detalló Laura.
Dicen, también, que desde su inauguración, el 1 de noviembre de 2019, cuando hay un recital, el caos de tránsito es gigantesco, aparecen los “trapitos” si quieren estacionar frente a sus casas, los vecinos con problemas de movilidad están atrapados porque los taxis no pueden llegar y los comerciantes “de siempre” están siendo desalojados porque los propietarios prefieren alquilar a precios más altos a bares y cervecerías.
“Lo curioso es que legalmente está prohibido vender alcohol en las inmediaciones de un estadio -dijo Luis- pero mientras el almacén o el supermercado de la vuelta deben cumplir con la ley, no ocurre lo mismo dentro del Movistar Arena y en los bares que están enfrente y que sospechosamente abrieron junto al estadio”.
El abogado y titular del Observatorio del Derecho a la Ciudad, Jonatan Baldiviezo, explicó que “uno de los pocos elementos que el estudio de impacto ambiental abordaba en relación a impactos del entorno, fue la necesidad de estacionamientos para espectadores que asistan a eventos del Movistar Arena”.
Según informó a Télam la Agencia Gubernamental de Control, el estadio está habilitado para 11.800 espectadores y cuenta, dentro del predio, con 254-56 espacios de estacionamiento.
“La empresa había estipulado, como mínimo, la necesidad de 400 y, para aquellos espectáculos que alcancen el máximo de espectadores 1600-1800 espacios, lo que significa que hasta hoy no garantiza el número requerido para que el estadio pueda funcionar”, dijo Baldiviezo al respecto.
Además, resaltó que “el Movistar Arena está habilitado por evento, como si cada show fuese algo aislado, lo que impide una visión de acumulación de ese impacto”.
“Una cosa es que te corten la calle una vez, y otra es 100 veces al año. Por eso, lo que debería impedir un megaestadio acá es la mirada acumulativa y de largo plazo, pero sólo se explica que el Movistar Arena esté acá por los negocios de los involucrados”, concluyó.