La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha puesto el foco en la forma de hacer de las ciudades y su impacto en la salud. Se estima que en 2050, alrededor del 70{85a194220a6f266c1dcbe2543ff9c92416dafb994710ce8988807bdc6e23f4c8} de la población mundial vivirá en zonas urbanas y los grandes núcleos de población empiezan a repensar su modelo urbanístico para adaptarse a lo que se les viene encima.
Solo la contaminación del aire causa unos tres millones de muertes prematuras al año, por no hablar del impacto en la salud de los accidentes de tráfico, el ruido o el sedentarismo. Así, la búsqueda de sistemas sostenibles, que prioricen la salud, marcan la hoja de ruta de las ciudades del futuro. El tiempo, y el espacio, de los coches individuales toca a su fin y la implementación del trasporte público, la movilidad a pie y el despliegue de zonas verdes se abren paso como alternativas.
“Hay evidencia de que las políticas que promueven el transporte público y zonas seguras para peatones y ciclistas reducirían la mortalidad prematura”, asegura el coordinador de Salud Pública y Medioambiente de la OMS, Carlos Dora (Porto Alegre, Brasil, 1955). El epidemiólogo ha visitado esta semana Barcelona para participar en el Congreso Internacional de Transporte y Salud, organizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), un centro de investigación impulsado por la Obra Social La Caixa.
Pregunta. ¿Cuál será el papel del transporte urbano en la salud de las ciudades?
Respuesta. El tema es que va a aumentar mucho la gente en las ciudades y el espacio público no es expandible. Esto va a crear una aglomeración de personas muy grande y hay que pensar estrategias para ver cómo se va a vivir con tanta gente en las ciudades. Habrá muchos riesgos del uso del transporte relacionados con la salud, y desde la salud pública tendremos que hacer recomendaciones específicas para prevenir enfermedades, como el uso del trasporte público, más espacios peatonales o acceso a áreas verdes. Si no, la gente va a enfermar mucho más y los costes de salud pública van a aumentar mucho.
P. ¿Habla de recetar una zona verde en el barrio para mejorar la salud de la ciudad?
R. Sí. Usar el transporte público, disponer de un espacio seguro peatonal o de bicicletas… Tenemos buenas estrategias para el tabaco, el alcohol, la dieta saludable, pero el sistema de salud no se ha manifestado respecto a la forma de las ciudades.
P. ¿La contaminación atmosférica es la nueva gran epidemia?
R. Es la gran epidemia en el sentido de que no se ha considerado una de las principales causas de las enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares. La estrategia de prevención de estas enfermedades solo trata el tabaco, la dieta, el ejercicio físico y el alcohol como factores de riesgo. Y no se ha trabajado la contaminación del aire, que causa más muertes que el tabaco.
P. El tráfico rodado es el principal emisor de partículas contaminantes. ¿Cómo van a frenar esta dependencia del coche particular?
R. No se trata de estar en contra el coche. La cuestión es ver cuáles son las alternativas dentro de un espacio urbano que está muy poblado. Necesitas tener opciones, como un transporte público de calidad, limpio y fresco, que aporte confort. También un espacio peatonal y para ciclistas que sea seguro y agradable, con árboles, en la sombra…
P. Una encuesta revelaba hace unos días que uno de cada tres barceloneses no dejaría de utilizar su coche, pese a ser consciente de la contaminación. ¿Cómo se convence a estos sectores?
R. Esto es porque los costes que tú impones están sobre las otras personas. Los riesgos del tráfico los causan los otros. La solución es distribuir el espacio de forma equitativa. El espacio que usa un coche es mucho más grande que el que usa un peatón o un ciclista. Vislumbrando el futuro, es imposible que todo el mundo pueda moverse en coche. La solución es utilizar espacios más eficientes.
P. Más allá de la contaminación atmosférica, ¿cómo influye el transporte en la salud de las personas?
R. Están los accidentes de tráfico, o el ruido, que tiene un impacto cardiovascular. Pero en Barcelona, por ejemplo, lo más grave es la falta de actividad física. El desplazarse a pie o en bici de manera segura es una forma de aumentar la actividad física.
P. ¿Cómo se puede combatir la contaminación acústica?
R. El ruido básicamente son los motores de los coches. Si no hay motor, no hay ruido. El coche eléctrico sí disminuye el ruido, pero no mejora otros factores, como el ejercicio físico.
P. ¿La tecnología no soluciona el problema?
R. Bueno, de alguna forma sí. Yo creo que las bicis eléctricas te ayudan y utiliza poco espacio. Pero es ilusorio pensar que si cambias todos los coches por eléctricos y autónomos, te solucionan la vida. El transporte público de alta calidad es otra solución y puede ser más silencioso si es eléctrico.
P. ¿Qué ciudades son un ejemplo de buenas prácticas?
R. Muchas ciudades latinoamericanas, como Buenos Aires, que acaba de ganar un premio porque peatonalizaron todo un espacio a lo largo de la avenida 9 de Julio. Barcelona ha hecho mucho para proteger espacios peatonales y verdes. En Nueva York transformaron 180 hectáreas de calles para peatones y ciclistas. Pero no es que lo que hizo Barcelona o Nueva York, lo van a hacer en todas partes. El sistema de salud tiene que pensar, a nivel local y hablando con todos los sectores, cuáles son las posibilidades para intervenir en la planificación urbana. Hay que integrar el conocimiento general en el contexto local.
P. ¿A qué se refieren con intervenir en la planificación urbana?
R. Es el espacio. Espacio para la gente, no para los coches. Toda la planificación urbana del mundo es para los coches. La gente no importa. Fue un modelo que se creó a partir de la idea de que el coche era la solución. No se preveía que iba a generar tantos problemas.
FUENTE: elpais.com