En 2020 los vecinos de Rosario volvieron especialmente la vista hacia las islas entrerrianas a causa del humo que provenía de las quemas intencionales y la consiguiente preocupación por los daños al medioambiente, ¿pero qué pasa en esta orilla? ¿Cómo se la cuida, protege y disfruta? De los 17 kilómetros de costa que tiene la ciudad, doce son de acceso público aunque solo se puede ingresar de manera gratuita a mil metros de playa(un tema acuciante para importantes sectores sociales, sobre todo en verano), en tanto tres kilómetros están concesionados a clubes y el resto se usa con fines portuarios.
Esta semana organizaciones ecologistas pusieron sobre el tapete que el avance de emprendimientos privados sobre la línea de ribera (el margen que debe dejarse para uso público entre una construcción y el río) también afecta los humedales y anticiparon que reclamarán a las autoridades porque dos clubes náuticos realizaron obras sin respetar el límite legal.
“La costa del río Paraná en toda la extensión del área metropolitana de Rosario y de Santa Fe tiene que ser un lugar de disfrute público y popular”, opinó por su parte Ana Valderrama, profesora e investigadora de la Facultad de Arquitectura y directora de la maestría en arquitectura del paisaje de la UNR, además de haberse formado en esta especialidad en la Universidad de Illinois.
La experta consignó que la ciudad tiene un desarrollo de costa de 17 kilómetros, desde la última calle del norte en el barrio La Florida hasta la última del extremo sur en el Saladillo. La mayor parte de ese borde, doce kilómetros, es de acceso público o servidumbre administrativa (en algunos lugares de Puerto Norte, en el barrio Refinería), cuatro pertenecen al puerto y tres están concesionados a clubes en la zona norte. De hecho, la llamada costa norte es la más antigua, con un uso público-privado desde fines de 1800.
“La playa pública tiene alrededor de un kilómetro, desde la calle Freyre hasta Ricardo Núñez, y el balneario La Florida 500 metros de longitud, es decir que hay 1,5 kilómetros de playa en total”, agregó Valderrama, que considera escasos los mil metros de playa abiertos a la comunidad en la Rambla Catalunya en relación al tamaño y a la población de la ciudad, si se tiene en cuenta que cruzar a la isla resulta poco accesible para sectores sociales sin recursos.
La arquitecta, además al frente de Casa Patria, usina de ideas conducida por la senadora nacional María de los Angeles Sacnun, recordó que en 1992 se produjo la transferencia al municipio de grandes predios del Estado nacional, tras la desafectación de tierras al sistema ferroportuario durante el gobierno menemista, lo cual implicó una apertura inédita de la denominada área central de nuestra ribera.
“Rosario tuvo un periodo de apertura hacia el río desde la gestión del intendente Héctor Cavallero que no se ha enfocado necesariamente en hacer de la costa un lugar popular”, indicó, y bregó por la habilitación de balnearios, la creación de nuevos espacios públicos y la generación de emprendimientos en toda el área metropolitana que respeten la cultura, abran el territorio y conserven las economías populares, “promoviendo el acceso de toda la comunidad, no solo de los sectores de clase media y alta”.
FUENTE: Alicia Salinas – www.lacapital.com.ar