A medida que el movimiento de construcción ecológica evoluciona más allá de la eficiencia energética hacia nuevas áreas de sostenibilidad, un esfuerzo prometedor se centra en encontrar una nueva vida para los materiales de construcción usados, y los defensores dicen que están luchando por expandir este nicho de mercado.
“Solo en el último año o dos, la conversación sobre la deconstrucción y la reutilización realmente se ha catapultado”, asegura Shawn Wood, un especialista en desechos de la construcción de la ciudad de Portland, en Estados Unidos, que cree que fue el primer municipio de ese país en adoptar una ordenanza que requiere que ciertas casas sean deconstruidas en lugar de demolidas.
Las ordenanzas de deconstrucción pueden ayudar a reducir el desperdicio, pero se necesita más demanda de materiales recuperados para impulsar realmente el mercado. El interés aumenta entre los líderes municipales e incluso en gigantes como Google, ya que la industria de la construcción intenta reducir su huella de carbono.
Más ciudades están considerando ordenanzas como la de Portland, que requieren que las casas viejas sean desmanteladas por partes recuperables. Los arquitectos y académicos están explorando formas de diseñar edificios que se puedan desmontar y reutilizar fácilmente.
Hacia una economía circular en la construcción
Por otra parte, algunas fundaciones están financiando esfuerzos para construir una economía circular en la que los residuos se reutilicen en lugar de desecharlos.
Pero existen desafíos para escalar el esfuerzo para grandes proyectos comerciales. Por un lado, el uso de materiales recuperados no es necesariamente un ahorro de dinero si los materiales tienen que ser restaurados y almacenados.
Y los materiales más antiguos no necesariamente se adhieren a los nuevos códigos y certificaciones de construcción, lo que plantea posibles problemas de responsabilidad. Además, las estructuras construidas, digamos, en la década de 1960 o después, incluyen más materiales compuestos que son difíciles de desmontar y reutilizar.
“No hay una economía de rescate en los Estados Unidos para los edificios comerciales”, apunta Jason F. McLennan, director ejecutivo de McLennan Design y creador del Living Building Challenge, una certificación de sostenibilidad exigente. “Hay un pequeño nicho para proyectos residenciales”, considera y cuenta que construyó su propia casa principalmente con materiales recuperados.
Los obstáculos son considerables, pero el edificio Kendeda para el diseño sostenible innovador en el Instituto de Tecnología de Georgia, en Atlanta, ofrece un ejemplo de lo que es posible.
Fue diseñado para cumplir con el Living Building Challenge, que requiere, entre muchos otros estándares, la incorporación de materiales rescatados, específicamente, un artículo rescatado por cada 500 metros cuadrados de diseño.
El desafío de reutilizar materiales de construcción
Jimmy Mitchell, un ingeniero de sustentabilidad en Skanska USA, el gerente de construcción del proyecto, asegura que quiso hacer más que simplemente traer algunos muebles o accesorios reutilizados. Sintió la obligación de apuntar a un “salvamento masivo”.
Así que le pidió al Lifecycle Building Center, una tienda de Atlanta que vende materiales donados para su reutilización, que obtuviera la mayor cantidad posible de tablas de madera usadas de 2 por 4 m. Las tablas se incorporarían a las cubiertas del piso de madera del edificio, alternadas entre las nuevas de dos por seis, que soportarían el peso.
Lifecycle, en el que Mitchell es miembro de la junta, llegó con más de 7.500 metros lineales de dos por cuatro, todo rescatado de estudios de televisión y películas de la próspera industria cinematográfica de Georgia. Eso fue suficiente, cuando se clavó junto con las nuevas tablas, para formar 125 paneles de piso de los 498 requeridos.
El equipo de diseño también extrajo otros materiales usados de los edificios del campus en proceso de renovación. Las gruesas tablas de pino de uno se convirtieron en peldaños de escalera, y las tejas de pizarra de otro se transformaron en azulejos de las paredes del baño.
La ordenanza de Portland se aplica a las casas unifamiliares construidas en 1940 o antes. Wood cuenta que la ciudad decidió limitar la ordenanza a estructuras sólidas con armazón de madera, porque son más fáciles de deconstruir que las casas construidas después, que usan adhesivos y madera de ingeniería.
Los funcionarios de la ciudad han discutido extender la ordenanza a los edificios comerciales pero redactar una ley que capture las muchas variaciones y materiales en esas estructuras es más complicado, explicó Wood.
Google lo está intentando. La compañía financió recientemente un informe que identifica algunas de las barreras para escalar la deconstrucción comercial y recomienda estrategias para expandir el sector de la reutilización. Con oficinas en más de 150 ciudades en todo el mundo, Google tiene un interés corporativo en la reutilización.
“Reconocer la enorme proporción de desechos que resultan de una demolición comercial nos ha hecho explorar la deconstrucción y la reutilización de materiales de edificios que no se construyeron teniendo en cuenta el desmontaje de componentes”, declaró la compañía en el informe.
“Nuestro deseo es refinar nuestros esfuerzos de deconstrucción, y usar nuestra escala para aprender, innovar y compartir con todos”.
Otra medida necesaria es aumentar la visibilidad de las tiendas de materiales de demolición y los grupos de defensa, considera Shannon Goodman, directora ejecutiva del Lifecycle Building Center. Ella y otros colegas están tratando de cuantificar los efectos económicos y ambientales de la reutilización y mostrar cuál sería su mayor potencial con las inversiones estratégicas adecuadas.
Todo el enfoque de la construcción de edificios tendrá que cambiar, dijo Felix Heisel, profesor asistente de arquitectura en Cornell y director del Laboratorio de Construcción Circular. Sus estudiantes están estudiando cómo diseñar, construir y administrar construcciones para que los componentes se puedan mover fácilmente de un edificio a otro.
“Lo que se está construyendo en este momento es casi imposible de desarmar. Los ciclos de uso de los edificios -asegura Heisel- son cada vez más cortos. Por lo tanto, en algún momento serán remodelados o derribados. Deberíamos planificar con anticipación el desmontaje y la reutilización de los materiales”.
FUENTE: Lisa Prevost – www.clarin.com