El domingo de elecciones, tras ganar la interna de Juntos por el Cambio, Jorge Macri se subió al escenario ya como candidato a jefe de Gobierno de la Ciudad. Aventajó a su competidor en la interna, Martín Lousteau, por 27.933 votos. En su discurso triunfal dejó un par de mensajes para los y las porteñas; los alentó a votar a la coalición para seguir gobernando la Ciudad -“y ser el sostén para volver a gobernar el país”- y sobrevoló un tema central que se debate en los barrios de casas bajas: la construcción en altura. Lo que para muchos vecinos y vecinas constituye una pérdida de la identidad barrial.
Especialmente los barrios del norte de la Ciudad se encuentran asediados por la marea de emprendimientos que se llevan a cabo en simultáneo. Por supuesto Palermo, pero además Núñez, Colegiales, Belgrano, Villa Ortúzar y Villa Urquiza, Coghlan, Saavedra y Villa del Parque. Y la lista sigue. Manzanas que pierden su corazón; viviendas unifamiliares que se transforman en multifamiliares (con el impacto que conlleva, por ejemplo, a nivel del suministro de los servicios públicos); pérdida del asoleamiento en las viviendas; ochavas que avanzan sobre las veredas y las visuales. Hay manzanas en las que actualmente se realizan 4, 5, 6 obras en simultáneo.
Para tener una dimensión: en el polígono delimitado por las calles Joaquín V. González, Alvarez Jonte, Francisco Beiró y Avenida San Martín, en Villa del Parque, hay 300 propiedades en venta y 118 obras en construcción. Igual que en Palermo Viejo, en donde se identificaron 180 nuevos emprendimientos, 80 viviendas demolidas para construir en altura y más de 130 casas en venta. Ambos relevamientos fueron realizados por las organizaciones vecinales.
La explicación de esta brutal transformación que ocurre en los barrios está en el Código Urbano, que se modificó en 2018 y habilitó un mayor volumen constructivo, entre otros cambios.
Cuando esta situación comenzó a visibilizarse en los barrios, sobre todo en 2021, una vecina de Nuñez le dijo a Clarín: “Lo voté a Larreta y antes lo había votado a Macri. Tengo claro que los barrios del norte tenemos una infraestructura de mejor calidad, parques que no hay en otros barrios y siempre hay obras de mejoramiento. Pero ahora está pasando algo que los vecinos rechazamos y queremos que el gobierno nos escuche. Sin embargo, estamos siendo ignorados, nos están dando la espalda”, lamentó.
Para Jorge Macri no es un tema desconocido. Cómo en su discurso del domingo, abordó este tema durante la campaña. Un vocero del actual candidato por Juntos por el Cambio le dijo a Clarín: “En la recorrida por los barrios recibimos esa clase de mensajes. ‘Nosotros siempre los votamos, ahora necesitamos que nos escuchen’, nos dijeron los vecinos. Mantuvimos reuniones en Colegiales, Coghlan, Belgrano R, Nuñez, Saavedra y Villa Urquiza, entre otros barrios”, admitió.
En campaña, Macri aseguró que será un tema de interés: “En la Ciudad hay zonas enteras que necesitan un fomento del desarrollo, como muchos de las barrios del sur. Y otras áreas, como el norte o el oeste, que no lo necesitan porque ya tienen un perfil residencial consolidado. El código vigente debe ser revisado para mantener la morfología que tradicionalmente tiene cada barrio; proteger su personalidad, su propio ADN”.
Prometió que “en la búsqueda de un equilibrio”, va a plantear la necesidad de “redefinirlo. El desarrollo y la identidad no son incompatibles”.
Los vecinos de los barrios del norte ya le dieron su voto: Macri ganó en Palermo (Comuna 14) y le sacó más de 11 puntos de ventaja a Lousteau). Mientras que en la Comuna 13 (Colegiales, Belgrano, Núñez), sacó casi 10 puntos más. En Saavedra, Coghlan, Villa Urquiza y Pueyrredón (Comuna 12) la ventaja de Macri sobre Lousteau fue más corta: 31,14% sobre 28,79%.
¿Es viable que el candidato del oficialismo cumpla la promesa de revisar el código? Con apenas poco más de un año de trayectoria política en territorio porteño, Jorge Macri fue intendente de Vicente López durante tres mandatos consecutivos. A mitad de su tercer período, pidió licencia, cruzó la General Paz y asumió un cargo en la gestión de Horacio Rodríguez Larreta, hasta finalmente postularse como precandidato a Jefe de gobierno. Como en la Ciudad, en Vicente López los vecinos también se organizaron para denunciar las “excepciones”, generalmente permisos que se entregan para la construcción de torres.
“Entre 2011 y 2015 se entregaron, al menos, 350 excepciones. Son las que pudimos chequear, luego nos fue imposible acceder a información oficial. Lamentablemente fuimos pioneros en la movida vecinal contra la construcción indiscriminada”, contó a Clarín Flavia Affanni, de la Asociación Civil Pro Vicente López. Affanni recuerda que antes de asumir la intendencia, Macri consideraba que las excepciones eran “corruptas e injustas”. Hoy en esta zona de la provincia hay un debate en torno a una excepción otorgada en 2020 al colegio San Andrés, de Olivos, en inmediaciones a la estación de trenes. Con la excepción otorgada se permite la construcción de torres de hasta veinte pisos.
Para Leandro Santoro, candidato a jefe de gobierno por Unión por la Patria (en las PASO obtuvo 412.267 votos, el 22,17% del padrón electoral), el nuevo Código debe ser derogado. Santoro entiende que tal como está, saturó barrios, destruyó patrimonio histórico, encareció los alquileres y quitó tierras que podían haberse destinado a espacios verdes. Desde su plataforma, propone orientar la oferta hacia la demanda de vecinos y vecinas: que la mayor capacidad constructiva se dé en los barrios que más desarrollo precisan, los que tienen menor densidad, dónde más útil resulta la renovación urbana.
En las Comunas 4 y 8 (La Boca, Barracas, Parque Patricios, Nueva Pompeya, y Villa Soldati, Lugano y Villa Riachuelo) Santoro sacó más votos que sus adversarios políticos. Justamente en la 8 Macri realizó su peor performance (16,07% de los votos).
¿Es posible el desarrollo, el fomento de la construcción y los cambios sin que esto implique la destrucción de los ecosistemas barriales? “En Bajo Belgrano y Núñez los vecinos se organizaron para hacer reclamos y fueron a la Legislatura para que se aprueben modificaciones al Código Urbano. Básicamente, que se limite la altura. No quiere decir que la Ciudad no deba cambiar, pero sí es necesario identificar cuáles deben ser los cambios y a dónde se deben dar esos cambios”, dijo el arquitecto Andrés Borthagaray, presidente de la Comisión de Urbanismo y Medio Ambiente del Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo (CPAU).
Junto a la arquitecta Magdalena Eggers, desarrolló un informe técnico acerca del impacto del código en los barrios de densidad baja. Por ejemplo: con el Código de Planeamiento Urbano (CPU) se exigía un 41% de la superficie de la manzana libre de construcciones; con el Código Urbano actual (el CUr nuevo, de 2018) bajó al 11%.
Dos ejemplos más, también ilustrativos: la Línea de Edificación Interna establecía un límite a la edificación en el contrafrente, entonces en una manzana de 100 metros se podía construir hasta los 25 metros; hoy es posible ocupar hasta los 33 metros. Finalmente, el nuevo Código exige construir sobre la Línea Oficial, lo que reduce el espacio entre edificios enfrentados en las calles, perjudica el asoleamiento y deja menos terreno absorbente, entre otros impactos.
FUENTE: Silvia Gómez – www.clarin.com