Se nota entre ellos esa complicidad que solo se alcanza tras años de trabajo -y de vida- compartidos. Haydeé Pérez Maraviglia, Jerónimo Mariani (su hijo) y Oscar Cañadas son los tres vértices de un triángulo virtuoso que se asocia indiscutiblemente con la arquitectura de Mar del Plata desde hace décadas.
Aunque el estudio tiene otras (muy buenas) obras en varios puntos del país, incluida la Ciudad de Buenos Aires, es frente a las arenas de la Costa Atlántica donde han dejado y seguirán dejando su sello.
Pensar Mar del Plata, la actual y la de los años venideros, es el desafío del estudio que en 1970 fundaron María Haydeé y su esposo, Carlos Mariani (fallecido en 2008) y que hoy se completa con Jerónimo y Oscar.
En un repaso amable concretado a través del Zoom que une la redacción de ARQ con las oficinas marplatenses, describen con pasión los proyectos que tienen entre manos.
-Empecemos por El Torreón del Monje. ¿Cómo se encara la intervención de un ícono de Mar del Plata?
HPM – Es una responsabilidad muy fuerte. Venimos trabajando en eso desde 2015, en etapas que se van completando a lo largo de los años. Por caso, el Módulo Sur se terminó en 2018 y fue premiado por la FADEA . Ahora estamos encarando la puesta en valor y la incorporación de funciones.
JM – El Torreón tuvo un montón de intervenciones. En la pedana (esa gran platea de hormigón adyacente a las torres) se realizaba “el tiro al pichón”. Allí los hombres se juntaban a disparar y ver cómo caían las palomas al mar. Algo impensable en estos tiempos.
HPM- Trabajamos para incorporar funciones, pensando en nuevas actividades que pudieran aprovechar los diferentes niveles del complejo. Pese a la pandemia pudimos avanzar bastante y esperamos poder inaugurarlo este verano.
OC- La obra viene además a resolver un tema circulatorio, ya que es un enlace para el peatón, permite asomarse al mar para disfrutar de las vistas, admirar el edificio histórico y disfrutar de una nueva propuesta de gastronomía que está en desarrollo. Por otra parte ya está funcionando un gimnasio de una cadena importante, algo que la ciudad no tenía.
JM – Algo para destacar es que gracias a los nuevos usos, al aporte de los concesionarios se hace posible el mantenimiento. En este caso, debido a las patologías, había un patrimonio en riesgo. Recuperamos la pedana y eso nos permitió recuperar el hormigón estructural, afectado por tantos años de permanencia sumergido en agua salada. Es para el estudio una acción recurrente la recuperación de edificios con enclaves marinos.
-Ya que lo mencionan, ¿no es tiempo de ocuparse del parador Ariston?
HPM -Es un tema complejo. El Ariston está en una zona muy degradada, la recomposición se hace difícil por los límites perimetrales de la obra. A su alrededor hay edificios que están en manos de privados, habría que encararlo de manera integral y por el momento no es posible.
-Yendo a lo macro, ¿cómo ven el crecimiento de la Ciudad a futuro?
JM- Mar del Plata participó del Programa del BID para Ciudades Sostenibles y eso nos dejó algunas enseñanzas. Tendríamos que tratar de no aumentar la mancha urbana, porque para eso hay que ir con la infraestructura detrás. Creemos que hay que consolidar lo existente, mejorar la red de transporte público y detener el crecimiento espontáneo.
OC- La idea es que la ciudad se desarrolle de manera más pareja, que la gente tenga un acceso más democrático a la ciudad, que tiene grandes diferencias. Hay que equilibrar el desarrollo que tiene que ver con la estacionalidad. Una característica clave de Mar del Plata es la migración que ocurre en temporada.
HPM- A veces las expectativas no se cumplen y queda gente que no puede retornar a su lugar de origen. Es un fenómeno sociológico clave.
-¿El estudio participa de algún programa o política destinados a paliar esta realidad?
HPM- Las políticas de vivienda de interés social siempre dependen de la política. En su momento con el estudio participamos de los planes VEA (Viviendas económicas argentinas), que se construyeron en lugares que hoy son centralidades, en terrenos que en su momento eran económicos. Se han consolidado como buenas viviendas: las hicimos con la misma calidad con la que hicimos departamentos de primera frente al mar.
JM- La obra Royal Park va en ese sentido. Un bloque abandonado desde el año 76, en un lugar emblemático de la ciudad, pero que había generado una gran degradación en su entorno inmediato. Hoy es una manzana prestigiosa.
OC- Por su escala se asimila a emprendimientos como El Torreón o La Normandina. Pasivos urbanos que tienen que transformarse en algo positivo.
HPM- No lo intervenimos demoliendo, sino reconociendo lo que nos precede, somos propositivos pero con el respeto de lo previo. En este caso el edificio era de la UOM y lo veníamos estudiando desde hace muchos años, elaboramos distintas propuestas.
El resultado es valioso porque completa la manzana, hay viviendas, hay locales comerciales. Para lograrlo hubo que integrar nuevas disciplinas, fue un programa complejo porque hubo que transformar un hotel en viviendas, cambiaron los requerimientos.
-¿Tuvieron que modificar proyectos a partir de la pandemia?
JM- Seguimos procesando, analizando y tratando de dar respuestas a esta nueva realidad. Pero lo cierto es que se potenciaron cosas en las que ya veníamos trabajando. Siempre hicimos edificios con mucho espacio verde propio y espacios al aire libre para generar lugares de encuentro social.
OC- En los malecones, de hecho, las grandes terrazas siempre fueron vistas como una virtud por los usuarios.
JM- Volviendo al futuro de la ciudad, sí creemos que en el borde sur del Golf hay una oportunidad de crecimiento muy grande. Es una zona que está entre Playa Grande y el Barrio Los Troncos. Tenemos un proyecto, Distrito F, para integrar una parte de la zona, más industrial, con la parte residencial del Puerto. Las manzanas que ofrece este sector representan una oportunidad muy importante a largo plazo.
OC- Desde allí salen arterias que van al sur, tenemos cerca el Náutico… es un área potencialmente desarrollable, para relanzar al Puerto como un lugar donde se mezclen los usos tanto para residentes como para turistas. Es un ejemplo de cómo insertando piezas de arquitectura interesantes se puede potenciar el desarrollo de un área. Algo similar a lo que ocurrió con el multiespacio Chauvin.
JM – Es un barrio consolidado y este “contenedor” potenció la propuesta de arte. Lleva un mes de inaugurado -abrió fuera de temporada- y fue impresionante el interés de la comunidad, es un lugar muy convocante. La sensación es que podría estar en cualquier lugar del mundo.
HPM- Hay planes de que pueda integrarse a las actividades del Festival de Cine, otro clásico de Mar del Plata.
OC – Puede funcionar como cine y teatro, siempre con la más alta tecnología acústica. Y el formato de microteatro de las salas, similar al de Buenos Aires, es muy interesante. Los espacios son modulares y se adaptan a eventos de distintas escalas.
HPM- Además es un espacio que funciona todo el día, algo importante para el barrio. También tiene semicubiertos que ayudan mucho dado el clima de Mar del Plata.
OC- No quiero dejar de mencionar entre las obras con las que estamos trabajando al edificio Tromarco, una media manzana en la entrada de la zona de Constitución. Este proyecto, de usos mixtos, lo concebimos a partir de una plaza. Lo interesante de la propuesta es que se ingresa a los edificios desde la plaza; y a los locales comerciales, desde la plaza y desde la vereda.
HPM -Aquí también se cumple con la premisa de generar nuevas propuestas para la ciudad. Distintos lugares de encuentro en los de 80 metros de largo de la manzana.
-¿Qué pasa con las casonas patrimoniales que, como en toda ciudad costera, quedan en la primera línea de playa a merced de los edificios?
JM- Siempre se puede encontrar la manera. Por caso, el complejo Unkanny, donde convive una residencia y un edificio con amenities. Y tenemos el proyecto Varese, donde logramos que en la línea del malecón una vivienda de valor patrimonial se relacione satisfactoriamente con un edificio de nueve pisos.
OC -Había un terreno entre la casa y otro edificio existente y pudimos unificar el terreno haciendo que tanto la casa como los departamentos miren al mar.
HPM- Otro ejemplo es la Casa Balsarini. Creemos que estas residencias se pueden mantener. Hay que conservarlas, estas casas no inhiben el desarrollo de la ciudad y son el reflejo de un modo de vida que tuvo Mar del Plata.
FUENTE: Graciela Baduel – www.clarin.com