La renaturalización debería ser una estrategia obligada en todas las ciudades, pero por el contrario, esta tendencia es muy restringida y sólo se realiza en zonas residuales de dudoso aprovechamiento urbanístico.
¿Qué es la renaturalización?
Se entiende por renaturalización o rewilding, la recuperación de las condiciones naturales del ámbito anteriores al proceso de urbanización.
La renaturalización no es una mera revegetación, sino que busca recuperar la conectividad ecológica y para ello también se deben realizar una intervención completa, desde los suelos a la orografía del terreno. Y la revegetación siempre se debe emplear especies autóctonas y no foráneas, ya que podemos provocar otros desequilibrios en el ecosistema local.
¿Por qué es una obligación renaturalizar nuestras ciudades?
Las ciudades son el reflejo de las sociedades a lo largo de la historia, evolucionando según las necesidades e intereses de sus ciudadanos. El desarrollo urbano frenético hace que en la actualidad nos enfrentemos ante la crisis climática, con estrategias de hace décadas como si no existiera un problema ambiental y la disponibilidad de recursos fuera infinita.
La implicación de proyectos de renaturalización de las ciudades fundamental si queremos crear proyectos resilientes a la crisis climática a la que nos enfrentamos.
La renaturalización de nuestras ciudades conlleva unos evidentes beneficios ambientales, sociales y económicos.
Beneficios Ambientales
Los beneficios ambientales son los más indiscutibles, y suponen una mejora en la calidad de los hábitats naturales, en su conectividad, en la calidad del aire, etc. La renaturalización permite mejorar la biodiversidad existente en la urbe y absorber parte de las emisiones de carbono producidas por la actividad urbana.
Beneficios Sociales
En relación a los beneficios sociales supone una mejora en la salud de los ciudadanos. Los beneficios en la salud de las zonas verdes o espacios naturales suponen un ahorro considerable en la ciudadanía en gastos médicos (enfermedades respiratorias, mentales, etc.). En los barrios y distritos urbanos con más zonas verdes, los niños presentan un menor riesgo de tener sobrepeso. La presencia de áreas verdes cercanas alienta a los residentes y visitantes a andar en bicicleta o caminar por ellas, conllevando a mejorar la salud de los ciudadanos. Además, existen estudios que demuestran que la existencia de vegetación en el entorno de las viviendas reduce la posibilidad de depresión y muchas otras enfermedades. Todas estas mejoras en la salud de la ciudadanía ya deberían ser por sí mismas, razones suficientes para llevar a cabo la renaturalización de nuestras ciudades. Pero estas mejorar en la salud repercuten muy positivamente en la economía local, reduciendo los costes en el sistema sanitario.
Asimismo, las zonas verdes mejoran la calidad de vida. Estas zonas verdes suelen ser espacios de encuentro de la ciudadanía, favoreciendo un tejido más complejo, y además dan sensación de seguridad.
Beneficios económicos
Algo que se suele escapar o no citar en la mayor parte de las publicaciones, y realmente no sé la razón, son los beneficios económicos que supone a la ciudadanía la recuperación del medio natural.
Además de los beneficios indirectos del ahorro en gasto sanitario, la renaturalización mejora la economía local a medio y largo plazo.
Uno de los beneficios directos es que las urbanizaciones o viviendas próximas a un espacio verde suponen un incremento que suele variar entre un 4 y un 12%, aunque esta subida puede ser muy superior, creándose procesos de gentrificación.
Pero lo que debería saber toda la ciudadanía, es que la renaturalización supone unos ahorros directos a las arcas municipales muy importantes, especialmente en las ciudades costeras o próximas a cauces fluviales.
La renaturalización de los frentes costeros y fluviales permite reducir considerablemente los gastos en el mantenimiento de las infraestructuras próximas. Un buen ejemplo, son los paseos marítimos que año tras año se tienen que reparan por la acción del mar. La renaturalización de estos espacios provocaría una gran reducción de costes a los contribuyentes. Pero por el contrario lo que se hace es volver a instalar diques, escolleras para proteger un paseo que está localizado en una situación nefasta.
Por desgracia la acción del cambio climático va provocar que estos fenómenos sean cada vez más extremos, obligándonos devolver a la naturaleza parte del terreno que le hemos urbanizado y ocupado indebidamente. Creo que está lección nos va a costar aprenderla, porque a pesar del coste seguimos gastando en infraestructuras que nunca serán sostenibles económicamente. Aunque algunas ciudades del mundo ya están apostando por la renaturalización, por ahora son la excepción ya que la mayor parte aún continúa con la tendencia contraria favoreciendo la expansión urbana, especialmente en el litoral.
Por tanto, la renaturalización del litoral o de los cauces fluviales no es un gasto sino una excelente inversión, que supondrá un ahorro de costes a medio y largo plazo.
Algunos ejemplos de renaturalizacion es la renaturalización del Río Manzanares en Madrid (España), o en el proyecto que se está desarrollando en Razo, Carballo (Galicia, España).
Tenemos que hacer y demandar ciudades más resilientes que permitan minimizar los posibles riesgos y no crear instalaciones que los acrecienten. La crisis climática es una realidad, por tanto debemos gestionar el territorio lo mejor posible y en el beneficio de todos.
FUENTE: José Taboada – www.tysmagazine.com