En el ranking del home office en la región, la Argentina encabeza, junto con Brasil, esta modalidad laboral que está cambiando las costumbres de la oficina, pero que también influye fuertemente en la distribución de los espacios en las viviendas y en las rutinas familiares. Según el informe “Teletrabajo en América latina”, publicado por 5G Américas, en el país, 10% de la población económicamente activa desarrolla esta práctica, y en este escenario son muchas las parejas que ya comparten más que el dormitorio. Es una tendencia que pone a prueba la convivencia, y desafía a arquitectos y diseñadores a crear ambientes que se adapten a esta nueva tipología.
Cecilia González Méndez y Gustavo Radice pueden definir al éxito como una década compartida, tanto en la vida familiar como en el espacio de trabajo. Ambos arquitectos decidieron unirse en matrimonio y también en su lugar de home office. Adelantada a lo que hoy sucede, esta dupla asegura que “es más difícil ser productivo estando solo; trabajar con alguien siempre suma”. ¿Cómo hicieron? “Pusimos reglas: la música nos tiene que gustar a los dos; la mesa del centro, que es compartida, debe quedar siempre libre: nadie se puede instalar en ella. Además, colocamos puertas a los estantes. No queríamos que fueran un lugar de pendientes a la vista. Y algo muy práctico es que tenemos dos balcones con deck que funcionan como espacios separados, donde cada uno puede tener su privacidad si lo necesita”, aclara Cecilia.
“En los últimos dos años es notorio cómo ha crecido la idea de trabajar en casa y en pareja, aunque no compartan la profesión. Se acabó la tradición del escritorio con vista a la calle y una biblioteca llena de libros. Hoy, los espacios de trabajo son hasta lúdicos. En el 99% de nuestros proyectos actuales nos plantearon la necesidad de tener dos lugares de home office, pero que estén unidos por un espacio en común, que puede ser desde un toilette, una kitchenette o hasta un patio interno donde convergen para relajarse. Incluso, también nos piden tener frigobar o una cafetera de cápsula para no tener que ir a la cocina de la vivienda”, describe Alejandro Apa, arquitecto y titular de Apa Arquitectura.
“Este nuevo modelo de home office debe tener un equilibrio entre lo masculino y lo femenino, o tiene que representar el género de la pareja que habita el espacio. Al tener el doble objetivo de vivienda y desarrollo profesional, el ambiente se vuelve flexible. Para sumar pertenencia, cobran importancia los elementos que se recolectaron en viajes, que cuentan la historia de sus dueños. Esta idea se opone al concepto de que los escritorios deben ser ultratecnológicos y acéticos”, aclara José Luis Zacarías Otiñano, diseñador textil y de interiores.
Para Eduardo Reñe, del Estudio Reñe Arquitectura, a la hora de pensar una organización cotidiana, “lo más conveniente es separar los espacios por tareas. Hay actividades que pueden compartir rincones, como las más administrativas. En el caso de los archivos, en cambio, suele ser más complicado compartirlos, ya que se pueden mezclar los documentos. Por ejemplo, una pareja compuesta por una psicóloga y un contador puede compartir la sala de reuniones, el escritorio donde está la computadora, pero los documentos es fundamental que los tengan por separado”.
De esto se desprende que el orden de estos espacios es clave, no sólo para encontrar rápidamente aquello que necesitamos, sino además para no generar una sensación de caos y desconexión. “Cajones y estantes nos ayudan a mantener en su lugar lo que corresponde al trabajo, de forma tal de dividir home y office. Los escritorios incluso pueden sostenerse en los extremos con un set de cajoneras que, por un lado, los soporten y que, por el otro, se ubiquen en un lugar estratégico en cuanto a la accesibilidad.
La clave de los estantes está en generarlos a partir de soportes ocultos. De esta forma, visualmente se genera liviandad y, adicionalmente, nos permite capitalizar la altura del lugar. En este sentido, podemos poner arriba del escritorio más de una repisa, y de este modo hacer uso estratégico de la dimensión de la pared”, recomienda Fernanda Smith, gerenta de Marketing y Producto de Häfele Argentina.
Los lugares de guardado deben ampliarse también. “Tiene que haber disponibilidad para colgar la ropa y hasta contar con rincones para tener a mano elementos de todos los días, que para algunos será una caja de té y para otros, un set de cremas. En cuanto al orden de los documentos, lo ideal es que los estantes tengan 40 centímetros de profundidad”, especifica Mónica Kucher, directora de Arquimadera.
Por último, el color es un elemento fundamental para definir y delimitar los espacios de cada uno dentro del escritorio. “Los contrastantes son la mejor herramienta para crear un ambiente lúdico donde trabajar. Crear espacios fluidos que te lleven de computadoras encendidas a mesas de trabajo y estantes llenos de recuerdos y elementos laborales. El color se expande y sale de la pared para darles identidad a los escritorios, a los cajones y hasta a bloques multifunciones”, resumen los especialistas de Alba.
Reglas que valen oro
“Para la buena convivencia existe un principio básico: si puedo expresar de manera asertiva mis necesidades y sentimientos y, a la vez, aceptar de forma empática las necesidades y los sentimientos del otro, entonces es muy probable que encontremos el modo de satisfacer en gran medida las necesidades de ambos”, aseguran Damián Cardoso y Guillermo Martín, de la Asociación Argentina de Counselors.
Esto es esencial para lograr generar un ambiente efectivo de trabajo en casa. “Si bien puede que haya momentos de distracción o de sentirse invadido por el otro, lo ideal es reconocer esto y transmitirlo. El solo hecho de no hablar sobre algo puede generar fastidios y malestares a la larga. Una de las claves es generar un clima laboral efectivo, y esto aplica también cuando hacemos home office”, aconsejan los expertos.
Soluciones sustentables: oficinas contenedores
Muchas casas no fueron pensadas para las necesidades modernas, y por eso algunas no tienen escritorios o son pequeños, si se tiene en cuenta que se pasará en él toda una jornada laboral. Pero antes de entrar en obra y pensar en llenar la vivienda de polvo y escombros, hay soluciones que son más rápidas y hasta sustentables.
Ejemplo de esto es el trabajo que el Estudio Gruba presentó en el Centro Metropolitano de Diseño (CMD). “Son contenedores reciclados que se adosan a las viviendas. Entonces, si se tiene un patio, jardín o un pasillo es posible sumar funciones que hasta ese momento la casa no tenía. Lo pensamos como un lugar de trabajo para jóvenes profesionales, por eso lo amoblamos con muebles encastrables y hasta con un techo verde para empezar a incorporar elementos que apuntan al cuidado del medio ambiente”, describe Gabriel Pieres Mateu, socio del estudio.
Cinco factores clave
Para Fernando Domínguez, arquitecto y docente de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UBA (FADU), hay cinco tips que se deben tener en cuenta a la hora de pensar un espacio de trabajo compartido:
– Espacio versátil: no compartimentarlo, sino que sea un ambiente global que puede dividirse ante una necesidad puntual. Para esto se puede usar panelería flexible y con revestimiento acústico que puede deslizarse por rieles en el piso y en el techo. Los paneles pueden ser de fibra de vidrio, metálicos o MDF.
– Mobiliario: que sea amigable con el cuerpo, sin ángulos. Debe ser ergonómico, para no cansar a sus usuarios.
– Iluminación: para una buena tarea influye mucho, por eso se recomienda que sea de plano de trabajo, es decir, directa y enfocada sobre el escritorio. En este sentido, las lámparas de mesa son ideales. También puede haber un colgante que esté justo sobre la cabeza de quienes están trabajando.
– Color: usar paleta de colores armónicos, pensando en tonalidades que transmitan dinamismo.
– Guardado: muchas veces el desorden lo dan los cables, y por eso es importante pensar cómo disimularlos. También el escritorio debe contar con superficies libres para que gane funcionalidad y que haya espacio de guardado para la pareja. Así, ninguno tiene que ver el desorden del otro, en caso de que lo haya.
Fuera de casa, pero en el barrio
No sabremos qué fue primero, si la tendencia a vivir alejado de las grandes urbes o la del teletrabajo. Sin dudas, una es consecuencia de la otra y cuesta pensarlas por separado. Por eso, empieza a asomar una nueva opción al home office. “Muchos profesionales independientes, y también trabajadores en relación de dependencia cuyas empresas les dan agendas flexibles, llegan consultando para poder tener la oficina o el estudio dentro del mismo barrio cerrado.
A mano de su hogar, pero no integrado a él. Buscan la comodidad de estar cerca de la familia, pero al mismo tiempo al no estar en la casa se desentienden de las labores domésticas”, cuenta Tamara Alarcón, responsable comercial de Mazzei Propiedades, que tiene dentro de su cartera ejemplos de esta modalidad, como el barrio Robles, en San Vicente.
FUENTE: Marysol Antón – www.lanacion.com.ar