Para quienes estuvieron este lunes a la noche por Constitución fue inevitable mirar hacia arriba. Desde la autopista 9 de Julio Sur, esperando el colectivo sobre Hornos, caminando por Montes de Oca o en el ingreso a la estación de trenes, la estación se veía como hace años no lo hacía: recortada sobre el cielo negro, iluminada, como escenografía de película.
Fueron 14 meses de trabajo, en los que el paisaje cotidiano de la estación Constitución se pobló de andamios, volquetes y obreros. Anoche, sobre Hornos, esa ortodoncia de metal había desaparecido y en su lugar había una iluminación led escenográfica, que destacaba cada borde y cada moldura de esa estructura de escala monumental.
Sobre Brasil, también, a través de la iluminación, el paisaje era de estreno. Ahí, a fines de julio la novedad central pasó por el reloj de su cúpula, que tras décadas de abandono, volvió a dar la hora y sonar, a través de campanas construidas en 1912.
La propuesta de iluminación se focalizó en rescatar el espíritu y carácter histórico de la obra, así como sus materiales, colores y piezas artísticas. Por esa razón, se colocaron distintos artefactos de luz según el lugar: unos para las columnas y otras para la cúpula, esculturas y cornisas.
Constitución fue una estructura difícil de restaurar. Llevaba décadas de abandono y una conformación de origen muy disímil. Una y otra vez, desde mediados del 1800 creció en volumetría, acompañando el crecimiento de la población, pero perdiendo lógica arquitectónica.
La primera estación, que combinaba rasgos neoclásicos y renacentistas (1864), fue demolida en forma parcial para ser reemplazada en la década del 80 por un edificio de estilo ecléctico neorrenacentista y, para principios de siglo XX, por otro con características afrancesadas, con techos de mansarda y cúpula central, con una imagen que aún persiste sobre la calle Brasil con frente a la Plaza.
Pero hacia la esquina con Hornos aparece inconcluso otro edificio, construido a partir de 1925 con reminiscencias a la grandiosidad grecorromana. El contraste es aún mayor cuando se ingresa a su gran hall, un espacio con una bóveda de cañón corrido de 25 metros de alto (casi 9 pisos), inspirada en las termas romanas.
La restauración integral de Constitución -y de sus distintos espacios, con sus respectivos estilos- abarcó desde la cúpula hasta las galerías subterráneas y aún sigue en marcha. Hasta el momento, se restauraron las fachadas de Brasil y Hornos; se recuperaron las boleterías antiguas, pisos y revestimientos; se colocó iluminación; impermeabilizaron techos; y se limpiaron y protegieron los lucernarios originales del hall central, donde antes había ventanales rotos, oscuridad y kilos de telas de araña.
Ahora se está trabajando en la zona de andenes y las galerías subterráneas que vinculan el tren Roca con el subte A. También detrás de las paredes, en espacios insospechados para la mayoría de los que circulan por Constitución. Esos lugares que nadie imagina van desde un salón que funcionaba como restaurante con orquesta en vivo, pasando por una cúpula recubierta con piedra volcánica, hasta un ingreso histórico que se anuló para poner una carnicería. Todo, está volviendo a ser lo que fue.
“Las reformas no sólo significan un cambio rotundo de la imagen de la estación, sino que también generan un espacio de mayor comodidad para la circulación y la espera de los trenes, mejorando así la calidad de la experiencia de viaje de medio millón de personas que la transitan a diario”, describieron desde Trenes Argentinos Operaciones.
Además de la puesta en valor del patrimonio histórico, en la estación se sumarán nuevos locales comerciales y de gastronomía, entre otros servicios como cajeros automáticos, tanto en la planta baja como en el subsuelo.
La restauración completa de Constitución se suma a la de la centenaria estación de Retiro del tren Mitre que se completó este año. Las dos obras forman parte del Plan Integral de Obras para la Red Metropolitana de Trenes que está ejecutando el Ministerio de Transporte, con una inversión de 14.000 millones de dólares.
FUENTE: www.clarin.com