Abandonado y desolado, el Pabellón del Centenario, el único edificio que sigue en pie de los construidos para los festejos de los 100 años de la Revolución de Mayo de 1810, pasó décadas a la espera de una puesta en valor postergada. Las excusas y los argumentos en falso acompañaron el deterioro de un sitio histórico desprotegido a pesar de las exigencias establecidas en un contrato de concesión que se cumplió a medias. Hasta que un fallo de la Corte Suprema puso las cosas en su lugar y hoy ya está en marcha el proceso de restauración final.
El histórico edificio se encuentra en el predio comprendido por la avenida Bullrich, la calle Cerviño y las vías del Ferrocarril Mitre donde funcionan las sucursales de Easy y Jumbo y concesionado por la empresa Cencosud SA hasta fin de año. Fue uno de los 35 construidos para los festejos de 1910 exhibidos en las distintas exposiciones internacionales, entre ellas, la que se realizó en La Rural en Palermo dedicada a la Agricultura y a la Ganadería.
as tierras son de dominio público y pertenecen al Ejército Argentino –al lado del predio se encuentra el Regimiento de Patricios–. Hace 30 años la Dirección de Construcciones del Ejército Argentino firmó un convenio con Cencosud SA que habilitaba la explotación de las tierras del Estado Nacional por un plazo de 20 años más dos períodos consecutivos de 60 meses cada uno.
A cambio la firma tomada el compromiso de llevar adelante el “reciclado del Gran Pabellón Central de la Exposición Internacional Ferroviaria y de Transportes Terrestres hasta lograr un grado de terminación similar al que poseía originalmente, incluyendo el mantenimiento de sus fachadas exteriores, ornamentos y dispositivos conexos”.
Pero esa intervención no se inició hasta el año pasado después de que el Máximo Tribunal desestimara un recurso de queja de la empresa contra la sentencia que le ordenaba restaurar el edificio. Ante la consulta de LA NACION la empresa confirmó que semanas atrás comenzó la segunda etapa del proceso.
El fallo judicial obligaba a Cencosud a lograr un grado de terminación similar al que el edificio poseía en su construcción original, lo que incluía el mantenimiento de sus fachadas, ornamentos y dispositivos conexos, de acuerdo al contrato de concesión. “Nos encontramos iniciando la segunda etapa de trabajo: el proceso de restauración final, después de haber concluido la primera fase, que incluyó la reconstrucción histórica y documental, el relevamiento del estado estructural, la revisión y análisis del estado de conservación, la construcción de pasarelas de circulación y andamios, la limpieza y reacondicionamiento interno y la prospección arqueológica”, explicaron desde Cencosud, sobre los avances de los trabajos.
Esta segunda etapa está centrada en la puesta en valor patrimonial, la adecuación estructural integral y la restauración completa del edificio. La reparación del edificio es el resultado de una puesta en común entre Cencosud, la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, el Ministerio de Defensa, el Ejército Argentino y la Agencia de Administración de Bienes del Estado. En forma conjunta trabajan expertos en patrimonio histórico, arquitectos especializados, historiadores, arqueólogos, responsables de obra y otros especialistas.
“Es importante señalar que la primera etapa del proyecto concluyó con éxito y abarcó el reacondicionamiento integral necesario previo a la obra de puesta en valor y restauración. Hemos trabajado en forma articulada y colaborativa”, sostienen desde la firma concesionaria.
“Los desafíos que hemos enfrentado para concretar la puesta en valor son propios de una obra de esta magnitud. Estamos comprometidos y muy satisfechos con la progresión positiva del proyecto, trabajando de manera convergente para superar cada instancia y avanzar hacia la restauración completa”, explican desde la firma, a pesar de la demora en haber iniciado los trabajos.
El compromiso asumido al momento de firmar el contrato de concesión no se cumplió y eso derivó en una demanda del Estado Nacional contra la empresa. La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal confirmó la sentencia de primera instancia del Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Contencioso Administrativo Federal N° 9 y ordenó que Cencosud SA iniciara la restauración del Gran Pabellón hasta lograr un grado de terminación similar al que poseía cuando se construyó. La empresa contestó con un recurso de queja y fue la Corte Suprema la que dio el veredicto final.
“La restauración de una obra de tal trascendencia incluye una serie de desafíos inherentes al proceso y la articulación de los intereses de todos los actores. Por tanto, los tiempos de ejecución corresponden a las instancias propias de un proyecto como este en el cual, como desde el inicio, estamos comprometidos en avanzar según los planes establecidos”, responden desde Cencosud sobre las demoras en la concreción de la restauración.
El proceso hoy continúa con la evaluación de propuestas y habilitaciones para iniciar la segunda etapa de restauración una vez que se adjudiquen los contratos. Todavía no hay un plazo previsto para la finalización de la puesta en valor y tampoco se definió aún cuál será el destino del Pabellón que deberá ser definido entre el Ejército Argentino y la Comisión de Monumentos. Sin embargo, hay una intención de que se abra al público como un espacio de esparcimiento y aprendizaje.
El Pabellón del Centenario fue declarado Monumento Histórico Nacional en 2010. La obra, del estilo art nouveau, fue diseñada por el arquitecto italiano Virginio Colombo, que llegó a la Argentina en 1906 contratado por el Ministerio de Obras Públicas de la Nación para realizar las decoraciones del Palacio de Justicia. Por su calidad arquitectónica, la construcción fue premiada con una medalla de oro.
Antes de iniciarse la restauración hubo varios intentos fallidos para la conservación del edificio. En 2008 la concesionaria realizó un proyecto de “Puesta en Valor, Restauración y Reciclaje” que culminó con un pliego para convocar a licitación, pero el plan no avanzó. Tiempo después, en 2017, la AABE anunció que el predio cambiaría su funcionalidad mediante un decreto presidencial que habilitaba la posibilidad que en esas tierras se generara un espacio público con emprendimientos privados, en un acuerdo que incluía la restauración del edificio. A pesar de la ley aprobada en la Legislatura y el convenio firmado con la Sociedad Central de Arquitectos, la idea no se concretó.
FUENTE: Mauricio Giambartolomei – www.lanacion.com.ar