Una pintora argentina, recordada por pocos y con un gran impulso para su época: gran artista y sobre todo por el contenido de sus cuadros. Es la historia de María Obligado, nacida en 1857 en el seno de una familia de apellido ilustre y gran fortuna, se convirtió en pintora e inaugurado el siglo XX participó en cuatro oportunidades del Salón de París. “La hierra” fue la última obra que presentó en la capital francesa, en 1909. Fue donada, como gran parte de sus obras al Museo Histórico Dr. Julio Marc, pero tuvieron que pasar poco más de 60 años para que llegara a su destino. Estuvo, en el mientras tanto, en el Instituto Martín Fierro, donde de todas maneras fue exhibida y vista por grandes figuras argentinas.
“La Hierra” mide casi 4 metros por 4 metros. Es una obra de gran tamaño con contenido campestre. Por eso en el Instituto Martín Fierro, donde estuvo desde los años ‘60, la llaman cariñosamente “La Yerra”, como se dice coloquialmente en el campo a la acción de marcación del ganado con un hierro calentado al rojo y la firma del “logo” que identifica al dueño del rodeo.
Gloria Sánchez Almeyra, vicepresidenta y descendiente de los fundadores del Instituto Martín Fierro ubicado en calle Laprida 1419, le explicó a El Ciudadano que la obra llegó prestada al instituto y no hay papeles ni documentos que lo avalen, ya que en esa época no era tan usual todo el tema burocrático. Menos, con las obras de arte.
“No existe acá, por el instituto, ni un solo papel sobre el préstamo o donación de sus obras al Museo Histórico, y no sabemos por qué «La Hierra» fue a parar al Instituto Martín Fierro”, aclara Gloria y explica que en el Museo si está registrada la ausencia e inventariada la obra. Recuerda que fue expuesta en uno de los salones del instituto y que quien quiso pudo contemplar en ese espacio los cuadros de María Obligado.
Proceso para el traslado
Pasó mucho tiempo desde que se comenzó el proceso de traslado al sitio donde debería estar, el Museo Histórico Julio Marc. Poco tiempo antes de morir en 1938, María Obligado decidió donar un gran número de obras –y también muebles y objetos de su casa– a Julio Marc, que se encontraba pronto a inaugurar el museo. La donación, sin embargo contaba con una condición por parte de la pintora: que el edificio se terminase. Y así lo hizo Marc.
“En 2014, Pablo Montini, director del Julio Marc, fue a ver la obra cuando aún no ocupaba ese cargo, y le hicieron estudios al cuadro con aparatos para establecer la conservación pictórica, tras lo cual concluyeron que necesitaba una restauración. Para ello, debía ser traslada a Buenos Aires, lo que nunca se dio por falta de presupuesto”, relata la vicepresidenta del Martín Fierro.
Llegó la pandemia y el Instituto, como muchos lugares, sufrió las consecuencias de la inactividad impuesta por la cuarentena. Es por ello que Gloria y otros miembros de la Comisión Directiva pidieron ayuda al Municipio y pudieron ingresar en el Plan Cuidar por medio de la Secretaría de Desarrollo Humano y Hábitat, a través de un programa que si bien era más destinado a barrios también incluía arreglos edilicios en diferentes instituciones. “Cuando comenzaron los trabajos de refacción, miro a La Yerra y digo: hay que desmontarla”, sugirió Gloria entonces.
“Pablo Montini, quien fue mi profesor en la carrera de Museología, comenzó a plantear el tema para comenzar el proceso de trasladado de la obra. Hablamos con abogados y letrados socios de la comisión y en febrero se firmó un convenio entre ambas instituciones. Ambas trabajamos para la cultura, el museo y nosotros. Todos queremos que la obra se restaure y en el museo cuentan con un gran equipo de restauradores”, detalló.
Este miércoles 23 de marzo a las 9.30, La Hierra fue finalmente trasladada del Instituto Martín Fierro al Julio Marc.
La restauración, un proceso lento
Gloria Sánchez Almeyra contó que en tres años calendarios recién estará “La Hierra” restaurada y seguramente exhibida en alguna muestra en el Marc. “Es un trabajo bastante largo ya que es una obra grande (mide 443 por 321 centímetros) la tienen que estabilizar antes de intervenirla”, sintetizó. La obra estuvo expuesta en París en 1909.
Visitantes de La Yerra: Atahualpa, Los Chalchaleros, Eduardo Falú
Pese a no estar en el lugar que la esperaba, ya que en una pared del Museo estaba marcado el cuadro con líneas de puntos para plasmar la ausencia y dar cuenta de aquel préstamo del que poco se sabe en una muestra que se realizó en 2019, “La Yerra” fue vista por grandes figuras que pasaron por el Instituto Martín Fierro.
El original no está, pero habrá una réplica
La Asociación Amigos del Museo Julio Marc en la última cláusula del convenio se comprometió a realizar una réplica del mismo tamaño para que el Instituto Martín Fierro la pueda colocar en el mismo sitio donde estuvo la original hasta hace unos días.
María Obligado: las escenas camperas a París
Para Gloria Sánchez Almeyra el orgullo de haber tenido la obra es doble: “Era mujer pintora y pintaba además sobre cuestiones camperas y criollas, y el hecho que las haya hecho conocer, que no eran muy comunes, que haya mostrado las escenas del campo y con tanta veracidad es muy valioso”. Por eso, para el Instituto San Martín ha sido parte de su patrimonio y lo extienden a toda la comunidad. “Las personas pasamos, pero los objetos nos trascienden contando historias, mostrando y enseñando sobre otros tiempos”, argumenta.
Maria Obligado nació en Buenos Aires en 1857, en el seno de una familia de apellido ilustre y acaudalada. Se casó con Francisco Soto y Calvo, un prolífico escritor de poca fama, desplazado por el canon literario pero respetado como crítico de arte. La pareja se embarcó en una larga luna de miel por toda Europa y, finalmente, María se instaló en París para profundizar su formación.
Entabló amistad, entre otros, con el historiador Julio Marc, fundador del Museo situado en el Parque Independencia. Fue la primera donante del Museo, con la condición de que el edificio fuera terminado en un año y medio. Entre el material donado se cuentan obras que pertenecieron a su colección así como de su propia autoría, y también reliquias patrias que su familia acumuló con el tiempo.
El Julio Marc se inauguró en 1939 gracias a su donación y a la de otros artistas. Pero María falleció casi exactamente un año antes del corte de cintas.
FUENTE: Ana Cecilia Berdicever – www.elciudadanoweb.com