Si te ofrecieran una casa que no tiene y no tendrá humedad, que no vas a necesitar calefaccionar en invierno ni refrigerar en verano, que es amigable con el medio ambiente y que está al alcance de tus posibilidades económicas, ¿accederías? ¿Y si te dijeran que nunca la vas poder legalizar, vender u obtener un crédito para su construcción?
Eso es lo que sucede actualmente con los ciudadanos platenses que habitan en construcciones con tierra cruda, aquellas que tienen como componente principal al barro, la cuales hoy están prohibidas o no reconocidas por el Código de Edificación del partido de La Plata.
Ante ese contexto la concejala del Frente de Todos (FDT), Yanina Lamberti, presentó un proyecto de ordenanza en el Concejo Deliberante para autorizar estas construcciones, mediante la modificación del articulado de la ordenanza que establece el Código.
En diálogo con Pulso Noticias, la edila platense explicó que la propuesta llegó a sus manos a través de un grupo de vecinos que construyó un centro comunitario con esta técnica, ya que se trataba de un elemento “sumamente noble y económico”, pero que estaba prohibido en la ciudad de La Plata.
“A medida que fuimos viendo cómo era la parte legal entramos en contacto con otro grupo de personas que también estaban interesadas en el tema y hoy viven en casas que tienen como parte fundamental de su construcción a la tierra cruda. Son construcciones muy lindas para vivir y además son amigables con el medioambiente y la salud”, señala Lamberti.
También detalla que “son propiedades que retienen mucha agua lo cual hace que en el interior la humedad sea muy baja y son materiales muy buenos como aislantes, entonces hace que uses mucha menos energía para calefaccionar como para enfriar los ambientes. Y tienen una baja huella de carbono con lo cual son ecológicamente mucho mejores respecto de los métodos tradicionales de construcción”.
En este sentido, en los fundamentos del proyecto se indica que “el reconocimiento de esta norma no sólo sería un gran avance en cuanto al acceso de una vivienda familiar para un importante sector de la sociedad, sino que además ampliaría la consagración del derecho a un medio ambiente sano”.
Asimismo, se remarca que el método de construcción “puede contribuir con la reducción del extractivismo minero, la emisión de gases efectos invernadero a la atmósfera durante todo su proceso de producción, el consumo de combustibles fósiles y el gasto energético en los traslados, el deterioro de las rutas y calles de la ciudad, la tala de árboles, entre otras tantas ventajas. También puede contribuir a lograr muy bajos niveles de consumo de energía eléctrica y de gas natural”.
“Lo que se busca con la ordenanza es que para determinados tipos de viviendas, vivienda de uso familiar, periurbanas, que se pueda utilizar esta técnica con tierra cruda y que sea la Dirección de Obras Particulares la que apruebe y vise la realización de la obra”, indica Yanina Lamberti.
Además, destaca que para la construcción del proyecto fueron convocados arquitectos y arquitectas que están llevando adelante este tipo de viviendas; usuarios actuales y otros que quieren aprender y construir de esa manera y autoridades del Colegio de arquitectos.
“Construimos la ordenanza en conjunto y hoy tenemos el aval del Colegio de Arquitectos y el aval del laboratorio de Arquitectura y Hábitat Sustentable de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, que también tuvo un aporte importante en la construcción de esta ordenanza. Estamos trabajando en generar los consensos, creemos que es un tema para empezar a desandar y ponerlo arriba de la mesa”, manifiesta la concejala del FDT.
“La tarea comunitaria y de sentido social que implican este tipo de tareas y la accesibilidad de los sectores más humildes a los insumos básicos para la realización de una necesidad y un derecho como el de tener la vivienda propia, nos obliga a legislar sincerando el actual marco normativo e instrumentando aquellos mecanismos que habiliten el tipo de construcción natural en nuestra localidad”, se remarca en los considerandos del proyecto.
“La calidad de vida es otra”
Las primeras casas y ciudades del mundo se construyeron con tierra cruda. Y aunque se cree que se trata sólo de algo del pasado, según datos de la Fundación Tierra (con sede en Barcelona), hoy en día de un tercio a la mitad de la población mundial vive en casas de tierra.
Un método que parecía abandonado, recientemente comenzó a despertar el interés de los constructores, debido a sus propiedades ecológicas y a su importante potencial ahorro de energía.
María, una ciudadana platense que construyó y vive junto a su pareja en una casa con tierra cruda, relató su experiencia a Pulso: “Con mi pareja decidimos hacer nuestra casa de barro porque era accesible y porque la podíamos hacer nosotros mismos. Un constructor nos hizo la estructura y nosotros fuimos haciendo el relleno, los revoques, la colocación de aberturas. Incluso hicimos el baño, la parte de la bañera, de la bacha, muebles, todo eso está moldeado con nuestras manos”.
“Por otro lado, es una decisión. Las casas de barro son casas en las que no se siente la humedad de afuera. Y la otra cuestión es que el barro tiene una gran capacidad para retener el calor del sol, entonces durante el día y la noche uno tiene la misma temperatura en la casa. Entonces, hay una cuestión que tiene que ver con el buen vivir. La calidad de vida realmente es otra”, asegura María.
“Antes de construir nuestra casa participamos de las mingas, que son espacios que se generan cuando alguien está haciendo una casa de barro, convocando a gente para hacer un poco la casa del otro y en ese hacer aprender. Fuimos a mingas, hicimos algunos talleres, cursos y empezamos”, cuenta.
Sobre los impedimentos legales que hoy existen en nuestra ciudad, la vecina platense explica que “la habilitación implica, desde lo individual, la posibilidad de acceder a un crédito para realizar una casa de este tipo o tener una casa que el día de mañana la puedas vender, y por otro lado, que se puedan ir mejorando una serie de cuestiones técnicas que tienen que ver con la parte profesional”. “Hoy en la Facultad de Arquitectura esto casi ni se ve, lo ven como una cuestión histórica, olvidándose que en la Argentina hay muchísimas casas de barro, en el norte del país, en Bariloche, o en el Bolsón”.
Además de dichos lugares, hay construcciones de este tipo en muchos municipios de la provincia de Buenos Aires y en diversos lugares del país y el planeta. En América del sur el empleo de la tierra cruda como elemento constructivo proviene desde tiempos prehispánicos.
En la iniciativa impulsada por Lamberti se resalta “que en nuestra localidad se han creado talleres y experiencias comunitarias a través de la iniciativa de vecinos y vecinas comprometidos con la temática, al tiempo que propone que el Municipio afecte “los recursos necesarios para la difusión, promoción de esta técnica constructiva, en coordinación con organismos públicos provinciales y nacionales, organizaciones sociales, instituciones públicas y profesionales especialistas en la materia”.
Por otra parte, María expresa: “El barro es un material que no está industrializado entonces genera menos contaminación, no necesitás el proceso industrial que lleva hacer un ladrillo o hacer el cemento. Utilizar el recurso natural, sin ningún proceso, eso hace que la casa además de ser eficiente contribuya a no contaminar el medio ambiente”. El proceso industrial implica la quema de combustibles fósiles para obtener altas temperaturas cuando, en cambio, el barro se seca con el sol.
Y en la misma línea indica que este tipo de viviendas “hoy son promovidas desde el Ministerio de Medio Ambiente de la nación porque hay objetivos que tienen que ver con compromisos que asume la Argentina de bajar las emisiones de carbono”. “Que no estén habilitadas en La Plata marca que hay un retraso de la ciudad en lo que tiene que ver con la adaptación al cambio climático”, afirma.
Por último, aclara que “no se trata de reemplazar un tipo de construcción por la otra, sino de abrir el abanico y que uno pueda elegir qué tipo de construcción o qué tipo de vivienda quiere para su vida. Y no que se reduzca a tener un determinado tipo de casa porque es la que está habilitada”.
Barro tal vez
El proyecto de ordenanza ingresado en el Consejo Deliberante detalla en un apartado las distintas técnicas utilizadas en las construcciones con tierra cruda (ver aparte). Las materias primas esenciales son los elementos presentes en la tierra como la arcilla y la arena, a los que se les agrega agua para hacer un barro moldeable. También se pueden añadir otros elementos tales como la paja, ramas o pasto seco para aumentar su cohesión.
La propuesta legislativa además prevé la conformación de una Comisión para determinar su reglamentación, integrada por el CUOT (Consejo Único de Ordenamiento Territorial), representantes de los ámbitos universitarios, académicos, sociales, culturales y empresariales.
“Queremos de esta manera construir la ordenanza y la reglamentación con el mayor consenso posible y también que haya un impulso para que salga”, señala Yanina Lamberti. El desafío no sólo es técnico o político, también es cultural.
“Barro Tal vez” es la más antigua de las canciones interpretadas públicamente por Luis Alberto Spinetta, fue compuesta en 1965, cuando tenía quince años. “La canción habla de una necesidad: la de cantar; pero no cualquier cosa, cantar lo que se tiene adentro para no morir y, en este cantar, fundirse en la canción misma y ser uno con la naturaleza”, escribió el periodista Nicolás Arias sobre uno de los temas más emblemáticos del Flaco.
El barro como material de construcción también proviene de tiempos antiguos, más bien ancestrales. ¿Se transformará en un emblema de edificación para los tiempos que vienen?
FUENTE: Por Walter Amori – pulsonoticias.com.ar