Perdido entre las calles de Barracas, un pintoresco conglomerado urbano al estilo de Liverpool o del East End londinense sobrevive al paso del tiempo y a su ostensible mala conservación. Es inevitable que al pasar frente a las viviendas de Colonia Sola nos remitamos a aquellas típicas casas inglesas de ladrillos a la vista y ropa tendida en los balcones, construidas alrededor de lo que era la industria del ferrocarril. En Buenos Aires, y a fines del siglo XIX, estas casas fueron destinadas a los operarios del tren, pero hoy son utilizadas mayormente por sus descendientes, atesorando una importante parte de la historia económica argentina.
Un recorrido turístico por Barracas no puede obviar este icónico sitio visitado por estudiantes de arquitectura e incluso por artistas como Benito Quinquela Martín, quien lo representó en su pintura Viejo Puente Barracas. Con entrada principal en Australia al 2700, una típica avenida del sur transitada por camiones, el lugar le debe su nombre a la antigua estación de cargas lindante, Estación Sola, ahora perteneciente al Ferrocarril Roca y antes al antiguo Ferrocarril del Sud.
Quien impulsó su ejecución fue George Drabble, presidente del Banco de Londres y Río de la Plata, titular de la Bolsa de Comercio y director del Ferrocarril del Sud. Mientras que en Colonia Sola vivían los trabajadores del ferrocarril, el personal jerárquico tenía casas estilo cottage, como las que se ven en barrios como Banfield, Temperley o Martínez, entre otros. Cuando se ideó Colonia Sola se la ubicó en lo que fue una zona casi extramuros de la ciudad, actual Comuna 4, una pujante área industrial donde también se instalaron hospitales que basaban parte de su efectividad en la técnica del aislamiento, como el Borda y el Moyano.
Con más de 8000 m², la urbanización consiste en cuatro pabellones y “es representativa de la tradición funcionalista británica”, señala el arquitecto Jorge Tartarini, especialista en patrimonio ferroviario. Posee ladrillo a la vista en muros y chimeneas; techos de pendiente a dos aguas y falsos pan de bois que imitan la construcción británica con entramados de madera y relleno de material. Los desagües pluviales están a la vista y son de hierro fundido. Además, las viviendas tienen galerías perimetrales en planta baja por donde se accede a ellas y también en el primer piso, explica Tartarini en el libro Patrimonio arquitectónico argentino, Tomo II, de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos.
El conjunto urbano está organizado en cuatro bloques iguales, con dos niveles de altura, paralelos a la avenida y a las vías del ferrocarril. En el centro hay una calle central perpendicular utilizada como espacio central comunitario. “Por ese entonces las ocho unidades de cada planta compartían baños ubicados el los extremos”, señala el arquitecto, entre tanto dato curioso, pero no menor, ya que a las casas se les fueron agregando sanitarios en su interior.
Problemas edilicios de gravedad
Si bien a lo largo de su historia los sucesivos gobiernos tanto de Nación como de la ciudad manifestaron la intención de ponerla en valor, hoy Colonia Sola tiene problemas edilicios de gravedad. El sitio es Patrimonio Histórico de la Ciudad, con lo cual no se pueden efectuar obras de envergadura. Además, sus habitantes no quieren marcharse, y todo parece conducir a una encrucijada.
Con sus 71 viviendas y sus respectivas 71 familias que la habitan, la estructura frágil, casi en ruinas, parece a punto de desmoronarse. El dominio del conjunto es de la Asociación Mutual Colonia Sola y, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, a través del Instituto de Vivienda de la Ciudad, IVC, es el organismo encargado de llevar a cabo lo estipulado por la ley 459 sancionada en el 2000 por la Legislatura porteña. Sus principales objetivos eran realizar la subdivisión en propiedad horizontal que no se había podido hacer con anterioridad debido a los baños comunitarios. Pero también se comprometió a efectuar la rehabilitación integral del conjunto habitacional.
“No cumplieron con la ley. Hay peligro de derrumbe, la guardia de auxilio de la Ciudad ya ni quiere venir mas”, dice a LA NACION, durante una recorrida por el lugar, Ana Montenegro, habitante de la Unidad 4, en la esquina de Pedriel, la más afectada. Señala cables pelados, filtraciones de agua, techos a punto de colapsar, tejas partidas y balcones inestables. La mujer presentó junto a los vecinos un amparo contra el Gobierno porteño por incumplimiento de la ley 459. Ahora suma otra crítica: colocaron una serie de containers de basura frente a su puerta.
Montenegro vive allí desde hace más de 60 años. Su padre fue ferroviario. Recuerda la privatización en los 90, cuando pasó a manos del Ente Nacional de Administración de Bienes Ferroviarios. En 1999 se celebró un boleto de compraventa entre este organismo estatal y la Asociación Mutual Colonia Sola. “Hicimos gestiones para comprar nuestras casas, pagamos algunas cuotas y fue la debacle económica, con gente fuera del sistema. Terminar de pagar se complicó”, explica.
Al respecto, fuentes del Gobierno porteño dijeron a LA NACION que en el 2005 el IVC otorgó un crédito a la Asociación Colonia Sola para la regularización dominial. “A su vez, en el 2017 se brindaron también créditos hipotecarios para dar una solución habitacional”.
Sobre el mantenimiento del complejo, ese organismo está realizando “un proceso licitatorio para trabajos emergentes necesarios en las unidades funcionales y de apuntalamiento, priorizando aquellos trabajos necesarios para mitigar los puntos de mayor riesgo estructural y mantener la seguridad edilicia”, agregaron.
En el corto plazo, se iniciarán tres trabajos prioritarios que involucran tareas de refacción en tres sectores puntuales del complejo: dos sectores del bloque 2 y 1 sector del bloque 4. Las tareas implican reforzar la estructura de dichos lugares con una mejora general que involucra un recambio o restauración de las vigas asociadas, pilotes, carpetas, etc. “La licitación incluye una cuadrilla que estará disponible para trabajos de emergencia en espacios comunes, y mano de obra e insumos para tareas programables y de mantenimiento periódico como son el mantenimiento de instalaciones eléctrica, gas, agua, cloaca, pluviales, trabajos de albañilería, trabajos en cubiertas y cielorrasos, entre otros”, agregaron.
FUENTE: Virginia Mejía – www.lanacion.com.ar