En la actualidad, el agotamiento de recursos y el cambio climático obligan a una selección de materiales de construcción basada en criterios de sustentabilidad. Por su capacidad de regeneración, la energía utilizada en su procesamiento, menor que en materiales tradicionales como el hormigón y el acero, y la absorción de dióxido de carbono durante la etapa de crecimiento de los árboles, se ha catapultado el surgimiento internacional de edificios urbanos en altura con sistemas estructurales de madera laminada encolada o Cross Laminated Timber (CLT).
En concordancia con lo dicho, la Resolución 3-E/2018 establece en Argentina el Sistema de Construcción de Entramado de madera para uso de estructuras portantes de edificios, como sistema constructivo tradicional.
Asociadas a estas tecnologías surgen preocupaciones sobre los posibles efectos en la salud causados por componentes de adhesivos, acabados y preservantes de la madera, que estarían entonces presentes con mayor frecuencia en los espacios habitables.
Las especies que se utilizan en construcción provienen en su mayoría de bosques de cultivo o implantados, de una o pocas especies generalmente exóticas, que por un lado ofrecen la ventaja de un rápido crecimiento y evitan o reducen la tala de bosques nativos, pero por otro, su impacto ambiental no está suficientemente estudiado.
Estas especies requieren del uso de químicos para mantener la fertilidad del suelo en el largo plazo. Se hace necesario, asimismo, considerar el impacto de los bosques implantados en fauna, suelos y recursos hídricos, sin olvidar su posible avance sobre tierras aptas para cultivos alimentarios.
El arquitecto, consumidor responsable de madera
La Ciudad de Buenos Aires no produce madera, la consume a través de decisiones tomadas por profesionales y clientes. Las recientes modificaciones de marcos regulatorios en la Ciudad ameritan la profundización sobre algunos de sus aspectos y una indagación del rol del arquitecto como asesor y consumidor responsable, que a modo de reflexión propone este artículo.
Las conclusiones preliminares del Proyecto de Investigación “Materiales cultivables para la construcción. Criterios de sustentabilidad en el uso de la madera en Argentina”, que desarrollamos desde 2019 en la FADU-UBA, sin ser definitivas, exponen un panorama general.
En relación a los bosques nativos y de cultivo en Argentina, el análisis de la cadena productiva de la madera es complejo y requiere una evaluación exhaustiva. De la relevancia de los ecosistemas forestales en la provisión de bienes y servicios para la humanidad surge que aunque las plantaciones no son bosques, se puede lograr disminuir la brecha a partir de una correcta gestión ambiental.
Por supuesto, respetando las buenas prácticas de explotación, contemplando las características de distintas ecorregiones del país y contextos socio-político-económico de cada provincia, que influyen en la producción de diferentes especies arbóreas y la disposición final de los productos. Para eso, es preciso continuar avanzando en normativas, regulaciones y controles y desarrollar incentivos que favorezcan la sustentabilidad en la utilización de la madera.
La sanidad de los bosques nativos
Respecto de la sanidad de bosques nativos y plantaciones de cultivo, la Argentina cuenta con los sistemas de certificación forestal FSC y CER.FO.AR-PEFC, de lo que se desprende que existen los instrumentos para continuar avanzando en la certificación de la madera.
Sin embargo, en las normativas para el cálculo de estructuras con maderas de producción nacional (Reglamento CIRSOC 601), no figuran recomendaciones ni exigencias relacionados con la evaluación de su procedencia, referidos a un estándar mínimo de manejo sustentable de bosque o cadena de custodia. Se suma a esto que la madera certificada local no es de fácil adquisición.
Como contracara, es auspicioso que para obra y mobiliario nuevo el Reglamento CIRSOC 601 incluya menciones y recomendaciones en relación a los efectos de tratamientos de preservación y protección contra el fuego. También, que la RESOL-2019-59 indique que no podrá utilizarse ningún compuesto que figure en el listado de Químicos Prohibidos y Restringidos de la Argentina del Ministerio de Salud de la Nación.
Asimismo, que la Resolución SC 240/19 establezca un Reglamento Técnico Específico con requisitos para tableros derivados de la madera (a excepción de los OSB) sin contenido de formaldehído, compuesto orgánico volátil (COV) con comprobado efecto negativo en la salud humana.
No obstante, queda por resolver que el formaldehído también se prohíba en los tableros OSB, de gran demanda, y además, dar pautas sobre cómo proceder con los tableros fabricados anteriormente en relación a su reciclaje, disposición final y precauciones en relación a la liberación de emisiones tóxicas en contacto con el fuego.
No hay protocolos para los sobrantes de madera
No existen, hasta el momento, protocolos para disposición final de sobrantes, cortes en obra o residuos de desmontaje o demolición de maderas impregnadas con sales solubles en agua con arseniato de cobre cromatado (CCA).
Tampoco, para determinar si la madera desmontada o de demoliciones recibió pincelado de preservantes y de qué tipo, y tomar medidas de seguridad para operarios y ambiente. Principalmente, en ambos casos, prevenir que tomen contacto con el fuego. Este punto también involucra adhesivos y acabados con contenido de COV.
En encuestas realizadas a usuarios y proveedores sobre su grado de conocimiento acerca de los componentes de adhesivos, acabados y preservantes y las razones de su elección, los resultados arrojaron que por lo general, las decisiones están atribuidas a requerimientos de obra, estéticos y/o de presupuesto, pero no a posibles efectos en ambiente o en salud.
A nivel local, la disponibilidad de productos sin impacto negativo en salud y ambiente es aún insuficiente o de difícil acceso. La información de las hojas técnicas y de seguridad sobre esos aspectos suele estar incompleta; los profesionales, distribuidores y usuarios finales a menudo no están correctamente informados sobre el almacenaje y manipulación de los productos; y menos aún, de los posibles efectos en salud y ambiente.
Todo esto constituye un llamado de atención acerca de problemáticas pendientes para un uso integralmente sustentable de la madera que, precisamente, por sus ventajas y beneficios, se está impulsando como uno de los materiales del futuro.
FUENTE: Susana Mülhmann y Susana Caruso – www.clarin.com