Uno de los grandes desafíos de la planificación urbana se encuentra en el manejo del crecimiento de las ciudades. Año tras año, las grandes urbes van incrementando sus poblaciones y, de hecho, se estima que para el 2050 el 70% de la población habite las mismas. Pero, ¿de qué manera podemos construir ciudades sustentables, saludables y equitativas que incentiven la diversidad urbana?
Surge así el concepto de la Ciudad 8-80 buscando modificar las maneras de hacer y diseñar las ciudades en pos de lograr el bienestar de las personas y su felicidad. La idea es pensar a partir de los niños de 8 años y los adultos mayores de 80 años con el objetivo de generar un ambiente seguro y confortable que brinde espacios desde paseos, parques, bicisendas, edificios y demás que sean capaces de suplir las necesidades de estos grupos más vulnerables de la sociedad. Incluyendo de esta manera a los chicos, personas de la tercera edad, en condiciones de pobreza, con discapacidades físicas o mentales o pertenecientes a distintas etnias, se intenta construir ciudades que realmente funcionen para ellos y por ende para todos.
Ciudades 8-80 es una organización canadiense sin fines de lucro cuya intención es crear ciudades incluyentes y exitosas pensadas desde la calidad de vida de sus ciudadanos más vulnerables. Su fundador, Guillermo Peñalosa, es un destacado asesor en urbanismo. Nacido en Bogotá, colaboró con más de 400 urbes y lideró proyectos de transformación urbana en la capital de su país a fines de 1990. Instalado en Canadá, más precisamente en el área metropolitana de Toronto, asesora a ciudades de todo el mundo a partir de un diseño participativo que promueve el buen uso de sus espacios públicos, parques y calles.
La gran mayoría de las ciudades del mundo afrontan problemáticas similares desde conflictos en la movilidad, el cambio climático y la contaminación del medioambiente, inestabilidad económica, entre tantos otros. En los grandes centros urbanos, el 18% de las personas utiliza el automóvil particular ocupando el 80% de las calles mientras que el 82% lo componen los peatones, las personas que se trasladan en transporte público o utilizan bicicletas y ocupan el 20% restante. Lo cierto es que las calles forman parte del espacio público de las ciudades y pertenecen a todos los ciudadanos sin importar raza, género, religión, edad o clase social. Albergan una multiplicidad de usos dependiendo del momento y día de la semana de que se trate y son espacios en donde personas de todas las edades conviven e interactúan.
El proyecto busca unir a los ciudadanos hacia una mejora en la movilidad y el espacio público de las ciudades. Como sostiene su fundador, existen cinco elementos que a los seres humanos nos hacen más saludables y felices: realizar actividad física, mantener una alimentación saludable, descansar entre 7-8 horas al día, estar en contacto con la naturaleza y socializar, es decir, mantener el contacto con otras personas. Su visión se asienta en una búsqueda hacia ciudades pensadas como comunidades saludables que incorporen la movilidad sostenible, la caminabilidad, el uso de bicicletas y transportes públicos. La propuesta plantea repensar las calles, veredas y parques de las ciudades desde las personas buscando mejorar la calidad de vida que involucra a todos.
FUENTE: Agustina Iñiguez – www.archdaily.co