Transporte público deficiente o informal, el aumento del parque automotor y una ciudad monocéntrica son algunos de los factores que le complican la vida a los millones de personas que todos los días se mueven por el área Metropolitana y vienen a trabajar y a estudiar a Buenos Aires. Se estima que para el 25{85a194220a6f266c1dcbe2543ff9c92416dafb994710ce8988807bdc6e23f4c8} de la gente estos traslados insumen, en promedio, una hora y media por día. Y si bien, en comparación con otras diez ciudades de la región, las cifras dejan bien parada a Buenos Aires, este tiempo incide de manera central en la calidad de vida de los porteños y bonaerenses, y también en la inseguridad vial.
Los índices fueron compartidos por CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, un organismo conformado por 19 países y 13 bancos privados de la región. En este ranking en el que se estimó el tiempo que demanda llegar al trabajo, los habitantes de ciudades como San Pablo, Caracas, Quito, Ciudad de México, Ciudad de Panamá y Bogotá están un poco más complicados. Allí, el 25{85a194220a6f266c1dcbe2543ff9c92416dafb994710ce8988807bdc6e23f4c8} que más tarda invierte casi dos horas. La mejor posicionada es Montevideo, con una hora diez minutos; seguida por Buenos Aires, con 90 minutos.
Según este estudio, el trayecto promedio al trabajo, en toda la región, toma 100 minutos en transporte público, 62 minutos en auto o moto, y 32 minutos a pie o en bicicleta.
“Las empresas y las universidades están en Buenos Aires, el espacio público de calidad y las actividades sociales y culturales también; y como sucede en otras ciudades, la gente aquí también gana más dinero, es lo que se conoce como ‘economía de la aglomeración’. La gente necesita llegar, pero para eso demanda una movilidad que le permita trasladarse con un confort del que hoy carece”, dijo a Clarín Pablo Sanguinetti, co – editor del informe “Crecimiento urbano y acceso a oportunidades: un desafío para América Latina”. Pese a todo, Sanguinetti entiende que “Buenos Aires no está tan mal a nivel regional”.
Un dato que pone a Buenos Aires en un relativo buen nivel es que el 97,9{85a194220a6f266c1dcbe2543ff9c92416dafb994710ce8988807bdc6e23f4c8} de los encuestados tienen transporte (formal e informal) a menos del diez minutos caminando desde sus hogares. Para los vecinos de asentamientos, el promedio baja al 88,8{85a194220a6f266c1dcbe2543ff9c92416dafb994710ce8988807bdc6e23f4c8}. Por ejemplo en Caracas (Venezuela) el promedio es menor: el 91,2{85a194220a6f266c1dcbe2543ff9c92416dafb994710ce8988807bdc6e23f4c8} accede al transporte cerca de sus casas y en el caso de las villas, se reduce el 85,2{85a194220a6f266c1dcbe2543ff9c92416dafb994710ce8988807bdc6e23f4c8}.
Otro dato que surge del estudio -que se realizó en 13 mil hogares de 11 ciudades y que fue presentado este lunes en la Universidad Torcuato Di Tella – es que el 26{85a194220a6f266c1dcbe2543ff9c92416dafb994710ce8988807bdc6e23f4c8} de los viajes se realiza a pie. Esto refleja informalidad: “Lejos del modelo europeo, en donde la gente camina porque vive cerca de sus trabajos, porque hace ejercicios o porque es moda, en la región deja en evidencia a un porcentaje de la población que no accede debido a la exclusión”, enfatizó Sanguinetti, quien es economista jefe de la organización.
Hay dos factores que explican buena parte del caos con el que se convive en Buenos Aires: el crecimiento del parque automotor y la informalidad del transporte, que aquí se ve reflejada en las combis truchas.
La informalidad del transporte en Buenos Aires está vinculada con dos situaciones muy diferentes. Por un lado viene a paliar la falta de acceso de los vecinos mas vulnerables. Un ejemplo es el de la Villa 31 y 31 Bis: aunque muchos creen que su ubicación es un privilegio, el barrio de Retiro, no siempre resulta en beneficio de sus habitantes.
Para llegar, por ejemplo, hasta la estación del tren o el subte, hay vecinos que tienen que caminar una hora, porque viven en el extremo del asentamiento y no tienen acceso a colectivos de línea. Por eso toman un colectivo ilegal, que transita ida y vuelta por la calle Padre Mugica, que corre entre las vías de los ferrocarriles Belgrano Norte y San Martín.
También relacionado con la informalidad, aunque muchas de ellas son legales, es el caso de las combis que la gente usa porque no quiere depender de trenes que fallan o subtes que paran. Y los costos para un trabajador son altísimos. Sin embargo, son muy utilizadas.
Un ejemplo es el de la empresa Adrogué Bus, una de las mas reconocidas: la chequera por 40 viajes tiene un costo de $ 2.800 hasta la localidad de Alsina, y de $ 2.400 hasta Lanús. Las combis legales tienen un centro de trasbordo debajo del Obelisco, habilitado por la Ciudad.
“Lo que logrará reducir efectivamente el uso del automóvil son las grandes obras de infraestructura que mejoren el transporte público. Ciudades como Buenos Aires necesitan subtes y vinculación de sus redes de trenes metropolitanas. Fomentar el Metrobus está bien, pero para una ciudad con 3 millones de habitantes, sin dudas no da abasto. Por otro lado, las ciudades deben formalizar el transporte, para ello tienen que atender las demandas de los usuarios”, sentenció Sanguinetti.
FUENTE: clarin.com