Debieron pasar años, pero finalmente ocurrirá: en septiembre, a más tardar, las cuatro líneas de colectivos que atraviesan el Casco Histórico porteño se mudarán al Metrobus. El anuncio del Gobierno porteño es parte de una serie de obras en esa zona para restaurar el patrimonio del área y hacerla más caminable. La prioridad serán entonces los peatones, como ocurre hace años en Tribunales y la City Bancaria.
Son las líneas 22, 24, 28 y 126, que a la altura del Casco Histórico bajan por Chacabuco y suben por Perú, dos calles angostas. Las dos primeras líneas se mudarán al Metrobus del Bajo, mientras que las otras dos irán al de la 9 de Julio. No se verá afectada la oferta de colectivos en las avenidas transversales, como Belgrano e Independencia.
Los vecinos pueden celebrar, pero muestran cautela. “Venimos luchando hace mucho para que se vayan los colectivos de estas calles. Esperemos que este plan por fin se cumpla”, dice Mónica Lacoste, dueña del espacio cultural Pista Urbana, en Chacabuco 874.
Como parte de las obras en el área, se plantarán árboles, se ensancharán y nivelarán veredas, se readoquinarán las calles en las que se había puesto asfalto y se recuperarán fachadas históricas, como las del imponente edificio Otto Wulff, en Belgrano y Perú. La intervención se extenderá a lo largo del año entre Avenida de Mayo y Juan de Garay, y entre Tacuarí y Paseo Colón, sobre parte de los barrios de Monserrat, San Telmo y Constitución.
El Casco Histórico no solo estará más seguro a nivel delictivo, sino también en materia vial: el Metrobus es atravesado por semáforos en todos los cruces, algo que no ocurre en todas las calles internas de la zona. De hecho, la velocidad que desarrollan algunos colectivos en esas angostas calles es preocupante.
Es cierto que el exceso de velocidad es un problema en toda la Ciudad: según datos de la Secretaría de Transporte y Obras Públicas porteña, es la infracción más común (65% en 2021) y está vinculada al 57% de las muertes en siniestros viales. Pero en el Casco Histórico y sus calles produce un impacto particular: fue en la angosta Perú al 900 donde en 2018 murió Sofía Oswald (26) tras ser atropellada por un colectivo de la línea 126 cuyo chofer buscaba sobrepasarla.
Un reclamo de larga data
“Los colectivos ya podrían ser enviados a las avenidas desde ahora, porque han causado todo tipo de estragos: roturas, rajaduras de edificios, niños que habíamos logrado que salieran a jugar a la vereda en pandemia y ahora tienen miedo, personas que no quieren salir porque los colectivos se suban a la vereda”, señala Lacoste.
Pero el plazo límite para la mudanza de las cuatro líneas al Metrobus es recién septiembre, cuando arranquen los trabajos en Chacabuco y Perú. En la primera se ensancharán veredas y nivelarán cruces, mientras que la segunda se transformará en una calle de convivencia con una velocidad máxima de 10 kilómetros por hora.
Es entre la mitad y un quinto de la velocidad desarrollada por las líneas 24, 28 y 126 en el Casco Histórico en un día típico de 2019. Según esta medición, la media fue de 20,22 kilómetros por hora, y la máxima de 54, con nueve internos que superaron el límite de 40.
La estadística fue elaborada a pedido de este diario por Juan Ignacio Fulponi, economista especializado en transporte y datos. Es el creador de @BondisBot, un bot que tuitea cada una hora cuántos colectivos circulan en la Ciudad y el GBA, cuántos superan los 60 kilómetros por hora y cuáles son las tres empresas que más infringieron el límite de velocidad en ese lapso. Para saberlo, usa los datos abiertos del Gobierno de la Ciudad.
La lucha de “Chacabuco al 800”
Además de ofrecer comida y música en Pista Urbana, Lacoste es referente de “Chacabuco al 800”, un colectivo cultural en el que también participan los restaurantes El Refuerzo Unión y el Casal de Catalunya, el teatro Margarita Xirgu y la librería La Libre, entre otros locales de la cuadra.
Algunos fines de semana, “Chacabuco al 800” corta el tránsito en la cuadra para tardes y noches gastronómicas y musicales. Hace diez días se presentó la Orquesta Escuela de San Telmo con 100 niños y jóvenes, y el 25 de mayo habrá folklore y locro. Hace un año, lanzaron una petición en Change.org para pedir Prioridad Peatón en el Casco Histórico.
Es que en marzo de 2020 las cuatro líneas de colectivos, que circulaban por Bolívar, fueron trasladadas a Chacabuco desde Independencia hacia el sur. Una decisión que afectó a muchos vecinos, incluidos los que habían elegido esa calle en busca de calma y se desayunaron poco después con la medida, como le pasó a Micaela Moreno (32).
“Me mudé a un departamento sobre Chacabuco porque pasaban los colectivos por otras calles y yo había vivido en lugares muy ruidosos, como la calle Perú. Pero enseguida hicieron peatonales algunas calles del Casco por la pandemia, se mudaron los bondis y de no tener ninguna línea de colectivo enfrente pasé a tener cuatro. Se siente la vibración en el edificio y se escucha ruido permanente”, lamenta Moreno.
El impacto a largo alcance
“Cuando agregás una línea de colectivos a un sistema segregado como el Metrobus, sumás confiabilidad porque es más improbable que sufra interrupciones de circulación por autos mal estacionados, o frenadas en las esquinas”, resalta Cristian Moleres, secretario del Departamento de Transporte de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
El investigador destaca otra mejora que traerán las obras: la ampliación de veredas, “ya que al retirar los colectivos no hace falta que las calzadas sean tan anchas, y eso se gana en espacio para caminar”.
Con todo, Moleres admite que las personas con movilidad reducida o cochecito no verán con buenos ojos tener que caminar cuatro cuadras más para tomarse el colectivo (hacia el este o el oeste), y algunas más dado que las paradas del Metrobus están más espaciadas. Pero, concede, “a mi modo de ver, es preferible caminar un poco más y tomar el bondi en un lugar mejor, especialmente de noche”.
FUENTE: Karina Niebla – www.clarin.com