El dato resulta contundente: el sector de la construcción tiene el mayor potencial para reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con otros sectores que también son importantes emisores, según estableció el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Eso quiere decir que, así como levantar edificios implica para el ecosistema uno de los mayores impactos de los seres humanos –por la cantidad de materiales que se necesitan para construirlos y por la energía que hace falta para operarlos-, la forma en que estas edificaciones se construyen representa a la vez una de las principales vías para que el mundo logre bajar sus emisiones.
Fue de cara a esta realidad que OSDE tomó ya en 2012 la decisión de formalizar para sus filiales en todo el país la construcción de edificios sustentables bajo las normas LEED, que quiere decir “Leadership in Energy & Environmental Design” (Líder en Eficiencia Energética y Diseño Sostenible) y consiste en un sistema de evaluación internacional desarrollado por el Green Building Council de Estados Unidos.
En algunos casos las normas se aplicaron a la construcción de nuevos edificios mientras que en otros se buscó reformular los ya existentes, siempre bajo estos criterios de sustentabilidad que en líneas generales tienen que ver con un diseño y un proceso constructivo que garantizan el uso racional de la energía, de los materiales y de otros recursos esenciales como el agua.
Hasta ahora los edificios certificados son diez: las oficinas de Parque Patricios, la filial de Salta, la de Chivilcoy, la de Comodoro Rivadavia, el auditorio de Pergamino, la de San Francisco (en Córdoba), la de Ushuaia, la de Jujuy, la de Río Uruguay y la de Corrientes. Y se suman dos nuevos edificios en esta misma línea: la filial Bariloche está ahora en etapa de reforma, y Río Cuarto estará pronto entrando en obra.
Según refieren desde la compañía, se trata apenas del inicio de un camino. “La idea es renovar este compromiso año a año”, cuenta el arquitecto José Zoppi, Gerente de Arquitectura de OSDE. Y confiesa: “Al arrancar con esto a uno podría parecerle que solamente va siguiendo un manual, cumpliendo normas y más normas. Pero ya en el proceso de construcción te das cuenta del impacto enorme en el ambiente, desde la forma de tratar el lote y demoler hasta el uso de materiales: existen desde estrategias especiales para el cerco de obra hasta para lavar los camiones y herramientas. Al ver todo eso gestionado se termina de comprender la diferencia que implica construir de un modo sustentable”.
¿Qué es exactamente un “edificio verde”?
Un edificio verde es un edificio que tanto en su diseño como en su construcción y operación no solo reduce o directamente elimina los impactos negativos, sino que puede incluso crear impactos positivos en su entorno. En suma: los llamados “edificios verdes” preservan los recursos naturales al tiempo que mejoran nuestra calidad de vida.
Algunas de sus características:
• Hacen un uso eficiente de energía, del agua y de otros recursos.
• Apuestan a las energías renovables, como por ejemplo la solar.
• Toman medidas de reducción de la contaminación y los desechos, la reutilización y el reciclaje.
• Se procura por distintas vías una buena calidad del aire ambiental interior.
• Para su construcción se emplean materiales no tóxicos, éticos y sustentables.
• El medio ambiente se considera tanto en el diseño como en la construcción y la operación, así como también la calidad de vida de los ocupantes.
• Su diseño permite la adaptación a un entorno cambiante.
Una casa, una oficina, una escuela, un hospital o un edificio entero pueden con estas características transformarse en edificios verdes. Pero algo que vale la pena aclarar es que no todos los edificios verdes son iguales, dado que el diseño está íntimamente ligado con el entorno por cuestiones principalmente de clima, pero también culturales.
“En las filiales del norte del país buscamos proteger las fachadas hacia el oeste con parasoles o con muros ciegos, porque el sol de verano castiga mucho en esa zona. Mientras que en la Patagonia, por caso en Comodoro Rivadavia, el acceso tiene una antecámara para mejorar el rendimiento energético de la calefacción y evitar el ingreso de viento”, ejemplifica Zoppi estas diferencias.
Los diez edificios certificados por OSDE generaron hasta ahora un ahorro promedio cercano al 30 por ciento para el uso de agua y electricidad respecto de los edificios convencionales. En el caso del agua, la cifra se logró con griferías eficientes para la descarga tanto en bachas e inodoros como en las duchas (ya que al favorecer el traslado en bicicleta los edificios cuentan con vestuarios y duchas), así como a través de la parquización con plantas nativas, para que tengan menos necesidad de riego. Por el lado de la electricidad, el ahorro se consigue con estrategias como el control de iluminación y un correcto diseño de la cáscara envolvente del edificio.
Beneficios más allá del ambiente
El impacto de los edificios verdes se da sobre el ambiente (porque se bajan drásticamente las emisiones), sobre la economía (porque los ahorros en energía son significativos), y también sobre la salud y el bienestar de las personas que trabajan en oficinas verdes o viven en hogares ecológicos.
“No solamente la calidad del aire tiene que cumplir ciertas características, lo que se logra mediante filtrados especiales y normas muy precisas que arrancan desde la construcción: por ejemplo, cuando se instalan los equipos de aire acondicionado y se protegen los conductos para que no ingrese ningún contaminante. También se usan pinturas y pegamentos con bajas cargas de componentes volátiles orgánicos y se tiene muy en cuenta el confort que producen elementos como las vistas abiertas o la iluminación natural”, precisa Zoppi.
Hay más: la instalación de desfibriladores y la capacitación al personal en reanimación cardiopulmonar (RCP) para aumentar las posibilidades de llegar al hospital ante situaciones de muerte súbita convierte además a estos edificios en cardioprotegidos.
Además estas construcciones funcionan como catalizadores para el desarrollo de profesionales y proveedores en todo el país, ya que en muchos casos las oficinas de OSDE resultan el primer edificio certificado bajo estas normas en la plaza local.
“Una vez que uno comienza a ver el impacto de este tipo de construcción, a subir la vara, ya no es tan fácil volver atrás”, concluye Zoppi. Por lo pronto OSDE está comenzando a reformular bajo estos parámetros sus oficinas de atención al público, pensando en que este tipo de espacios puedan ser vividos también por los socios al menos en el breve tiempo que les lleva un trámite o una consulta ya que la idea, advierten desde la empresa, es reducir la huella de estas construcciones en el medioambiente tanto al ejecutar la obra como en el uso cotidiano de colaboradores, socios, proveedores, prestadores y, en definitiva, toda la comunidad.
FUENTE: www.lanacion.com.ar