La obra se fue develando de a poco. Primero el fondo gris. Después una figura. Acto seguido, el pelo negro, crespo. Finalmente, la mirada poderosa que no da lugar a dudas: es el Diego, que corona desde el muro la plaza Lola Mora, en San Juan y Virrey Cevallos, Constitución. Martín Ron, uno de los diez mejores muralistas del planeta, trabaja para crear el mural maradoniano más grande del mundo.
Él y sus asistentes se apuran para llegar a inaugurarlo antes del Mundial. Con suerte, terminarán en una o dos semanas. Tienen trabajo por delante: el mural mide unos 40 metros de ancho por 45 de alto. Pero van a buen ritmo. La pintura ya deja ver que se trata de un Maradona versión Italia 90, camiseta azul, puño en alto, después de escuchar cómo, desde las tribunas, la mayoría de hinchas del país organizador le faltaba el respeto al Himno Nacional Argentino.
Ese gesto histórico, y el insulto para las cámaras del mundo, es el que se advierte en la imagen que va a apareciendo sobre la medianera del edificio. Al divisarla de reojo, quienes van caminando por San Juan no pueden evitar mirar hacia arriba.
Algo parecido ocurre con los automovilistas. Se detienen, ponen las balizas y se bajan. Pasan la reja de la plaza y preguntan de qué se trata, quién está subido al andamio pintando, cuál es la empresa que está detrás del emprendimiento.
El sponsor detrás de la obra es la petrolera YPF. Esta, y algunas de las incógnitas, por cuestiones de contratos, se develarán cuando el mural se inaugure en forma oficial.
Lo que se sabe de este es que Ron arranca todos sus murales con una frase sobre la que después pinta encima: “Hola, mamá”. Esta vez, a pedido de Dalma y Gianinna, empezó con un “Hola, papá”, que aún queda a la vista.
El Diez de los murales
Martín Ron nació en Caseros y luego vivió en Almagro. Estampó su firma en más de 300 paredes, aquí y en el mundo. Y durante la pandemia rompió un récord: en Banfield pintó “Nena armando la pared”, el mural más alto del país, con 65 metros.
En la Ciudad tiene decenas de trabajos, incluso en el subte. Por los cien años de la línea A, pintó una formación completa con cien personajes de la historia, desde Carlitos Tevez, pasando por Julio Cortázar hasta Luis Alberto Spinetta. También es el autor de una serie de murales de ídolos populares como la Coca Sarli y la Mona Giménez, entre otros.
Incluso participó del tríptico que sobre las paredes del Hospital de Clínicas homenajea al personal médico que recibió a los heridos del atentado a la AMIA.
Más Maradonas
No es el único mural de Maradona en proceso. Maximiliano Bagnasco, el artista plástico que lo pintó más de 50 veces (incluso en un avión), crea uno en un edificio de 14 pisos en Canning, que pueden ver hasta quienes despeguen del Aeropuerto de Ezeiza.
“Un amigo de Claudia, Dalma, Gianinna y Benjamín me pidió este mural. Es un regalo para ellos. Quiero inaugurarlo el día de su cumple, el 30 de octubre”, cuenta Bagnasco entusiasmado. Llegó de Nápoles hace tres semanas. Allí pintó un mural maradoniano que generó tanto revuelo como para que el intendente de Pompeya rebautizara la calle en honor al jugador más grande de todos los tiempos.
Bagnasco es al autor de 18 Maradonas que miden 1,20 por 1,20 y se expusieron en el Patio de los Lecheros (Caballito). Luego fueron subastados a beneficio.
“Cuando Diego falleció, se hicieron un montón de murales nuevos. Y a los viejos, los vecinos comenzaron a llevarles cosas. Los transformaron en santuarios”, le explicó Bagnasco a Clarín en una nota. Y agregó: “Es como si el vecino necesitara tener una imagen del Diego cerca, para tenerlo presente. Es nuestro Dios; lo estamos reviviendo constantemente. Con murales, pinturas o videos”.
FUENTE: Karina Niebla – www.clarin.com