Tras varios intentos fallidos por montar negocios teniendo a la bicicleta como estandarte, Teo Aguer creó en el 2021 el primer café de especialidad itinerante de la Ciudad.
Tras una inversión de u$s 2000, la idea nació hace siete años bajo la forma de bicicletas de carga (cargo bike) ecológicas diseñadas para transportar personas, las cuales a pesar de haber sido galardonadas, no tuvieron ventas; al igual que las foodbikes que las sucedieron.
Pero fue con la pandemia, el encierro y la necesidad de hacer algo para subsistir, que Aguer volvió sobre las bicis, reconfiguró su diseño -para lo cual destinó otros u$s 1000 de capital propio- y se largó a la calle en julio del año pasado con esta original barra de café ambulante bautizada Coffee Bike Ruffus, “un estadio intermedio entre ser un emprendedor de garaje y tener un local a la calle”, define su ideólogo.
Tras sortear los obstáculos que supone cada nuevo desafío, la clientela se fue acercando a la esquina palermitana de Gorriti y Gurruchaga, donde Aguer montó su puesto.
“De a poco comencé a recibir los primeros halagos hacia mis preparaciones. Tanto que muchos llegaron a decirme que era el mejor café que habían tomado en sus vidas. Con la motivación a flor de piel, decidí dar un paso más y diversificar mi propuesta. Así, lancé una serie de alternativas para el invierno y la primavera. Estas incluían: Espresso, Bombón (espresso con leche condensada), Espresso con crema, y finalmente, Café irlandés. Y para lograr una facturación sostenible, amplié los días de atención abriendo de miércoles a domingos desde la tarde hasta la noche. Cuando parecía que el emprendimiento comenzaba a andar sobre ruedas, llegó el verano y de repente bajó la demanda de café”, confiesa. Otro obstáculo a esquivar.
Pero lejos de bajar los brazos, Aguer pensó una alternativa “fresca” para los 40 grados de sensación térmica que rigen estos meses. Y así fue como nació su producto más innovador: el 7up coffee (hielo, 7up y espresso), hallazgo que se suma a otros de sus dos productos premium y taquilleros: el espresso de especialidad, que sigue sumando adeptos, y el espresso Martini que combina vodka, licor de café, azúcar mascabo y hielo.
“Da la casualidad que esta última variante se puso de moda en Berlín y en Londres este año, así que todos los extranjeros que pasean por Palermo se asombran de que exista aquí y con la misma calidad”, señala Aguer, quien presenta todo batido y servido en copas de metal de su bisabuelo con precios que van de los $ 200 a los $ 500.
Ante la pregunta de cuántos cafés vende por día, el emprendedor cuenta que eso varía según el día de la semana, la temperatura ambiente y el lugar. De todos modos consigna de que un buen fin de semana puede vender 30 unidades entre todas sus variantes. Como parte de su veta sustentable, usa café orgánico 100% tostado y una máquina manual para hacer expresos que prescinde de luz y gas.
Tal es el furor de su proyecto que es contratado como barra móvil para casamientos, cumpleaños y eventos en lugares abiertos, como las clases que el actual diputado nacional Javier Milei ofrece en las plazas de la ciudad.
“En una de ellas, en sólo dos horas, pude vender 60 cafés”, subraya Aguer, y continúa: “el precio de estos eventos se define por un estimado de cafés que toma cada persona, y como calculo que cada uno puede consumir hasta tres infusiones, el costo es de $ 1050 por participante, sin límite de consumo. El servicio es el mismo que doy en la vía publica. Llevo mi bici, con mi cafetera manual espresso, mi molinillo, termos, vasos, azúcar, edulcorate, cucharitas y preparo los cafés en el momento, tarea que me lleva 3 minutos”.
FUENTE: Georgina Lacube – www.cronista.com