En marzo de 2020 entramos en un estado de alarma por el cual nos recluimos en nuestra vivienda. Durante un tiempo fue nuestro único lugar en el mundo, lo único que podíamos habitar. De repente se transformó; domesticamos todos los espacios que solíamos frecuentar: vivienda, oficina, escuela, taller, restaurante, comercio, gimnasio cine, plaza.
Nuestra vivienda cobró un protagonismo único en la historia, fue invadida por pantallas y dispositivos y muchos se animaron a redecorarla durante la cuarentena con el fin de mejorar su estado de ánimo y comodidad.
En estos días leíamos en las redes sociales que no volveremos a la normalidad, porque la antigua normalidad era el problema. Durante la crisis del Covid-19, nos aferramos a una normalidad que venía transformándose y la pandemia aceleró ese proceso.
Con los sectores laborales cambiantes, la economía reacomodándose y las incógnitas edilicias y urbanas producidas por el teletrabajo, la pregunta es: ¿Cómo serán los interiores después del coronavirus?
La Sociedad Americana de Diseñadores de Interiores (ASID) ha realizado distintas investigaciones sobre el futuro del diseño, la industria y la profesión donde examinó el impacto de la pandemia, la respuesta de la comunidad del interiorismo y los cambios que vendrán en el sector para seguir adelante.
Cómo cambiarán los espacios de trabajo
De dichos informes se destacan, por caso, el cambio virtual enfocado principalmente en el teletrabajo. Muchos ven el trabajo remoto como algo que ha venido para quedarse. La forma de selección de muebles, accesorios y equipamiento y la construcción/instalación serán las fases que se espera que más cambien.
En cuanto a los espacios, se espera que se produzcan cambios importantes en los lugares donde transcurre la vida compartida, espacios de entretenimiento, de oficinas y educativos.
Necesitamos una “vida más limpia” y contar con opciones de vida al aire libre mejoradas. Por ello, la calidad del aire y la distribución espacial son nuevas preocupaciones que necesitan mejorarse. El interiorismo se volvió más empático.
El diseño amigable, atractivo, cálido y seguro será más importante que nunca, y como diseñadores necesitaremos transmitir todo eso a través de la forma, los materiales, la programación y la tecnología. También los estudios de diseño han incorporado a sus equipos expertos médicos, ingenieros e higienistas industriales.
Así como “las viviendas” adoptaron distintos espacios y funciones cotidianas, con la posibilidad de “volver”, los lugares que frecuentábamos diariamente tendrán que “hacernos sentir como en casa”, se tendrán que “domesticar”, el “home sweet home” se globalizará.
Los espacios de trabajo, educación, comercio, fábricas, entretenimiento y ocio tendrán que transformarse para seducir el “ir”, replicando las espacialidades hogareñas.
Se apostará por la creación de espacios para socializar, que fue la gran perdida durante la pandemia; deberán fomentar y potenciar la conectividad física.
Los espacios serán polivalentes, los materiales ecológicos, los tonos maderas y los diseños personalizados. Los colores también van a cambiar, del negro y tonos oscuros pasaremos a los tonos neutros, tierras, maderas o vintage. Vuelve lo tradicional pero con la tecnología integrada, un toque moderno y sostenible, con materiales ecológicos.
Será esencial la relación con los espacios verdes, tanto interiores como exteriores, a través de la intervención de balcones, jardines y patios. Estos espacios invitaran a la relajación, conectados directamente con la experiencia de usuario.
Es muy importante la conciencia sostenible a través del uso de materiales naturales, ecológicos y biodegradables, que permitan la personalización, ya sea utilizados en los revestimientos de la caja arquitectónica como en los objetos y equipamiento. Tanto en la ejecución como en el diseño de los proyectos se comenzará a utilizar el prefijo “bio”.
El diseño potenciará la iluminación natural, los recursos pasivos, la eficiencia energética, la reducción del impacto ambiental y el uso de los materiales responsables, que no emiten toxicidad.
El mobiliario tendrá que ser funcional, personalizable, permitiendo realizar cambios de diseño sin costos elevados. La funcionalidad y transfomabilidad de los espacios es el futuro. Tendrán que reflejar la comodidad y la calidez de los muebles hogareños.
La iluminación, tanto natural como artificial, permitirá mejorar las condiciones de las estancias. La iluminación artificial tendrá un alto componente decorativo creando espacios escenográficos o como un complemento arquitectónico.
Cabe destacar que con la tipología de luz led se puede evitar la fatiga visual en las oficinas y los espacios comerciales, elevar el estado de ánimo y resaltar productos en vitrinas, por lo que motiva la estadía y compra en los espacios comerciales.
La influencia de la tecnología
La tecnología ha pasado de ser un simple complemento a una parte imprescindible, tanto del diseño, como del servicio que se presta. Ya no se trata de proyectar una pantalla con publicidad, sino de algo parecido a lo que sucede con la luz, proyectar espacios decorativos de manera virtual o elementos de interacción con el cliente como un gestor de contenidos.
Existen muchos beneficios de estar en casa, aunque no siempre se cuenta con el espacio ideal, y si bien son situaciones solucionables, lo cierto es que hubo efectos asociados al aislamiento, como el sedentarismo, la pérdida de las relaciones sociales y el sentido de pertenencia a un lugar.
Por otro lado, la tecnología desdibujó los límites entre los espacios de la familia, el trabajo, los amigos y el ocio, y la disponibilidad online constante fue el caldo de cultivo perfecto para la ansiedad y el estrés. Durante el confinamiento, nos “alfabetizamos” digitalmente y aprendimos nuevas formas de relacionarnos que no estaban en el horizonte cercano.
Es hora de capitalizar lo que aprendimos, de evaluar lo creado y pensar en cómo podríamos mejorarlo. Tenemos la oportunidad de revalorizar las conexiones entre las personas (físicas y digitales) y brindar mejores espacios para compartir experiencias que faciliten lo colaborativo y la innovación.
Las neurociencias brindan información a la hora de diseñar los espacios, como definir sus formas, su distribución, las vistas al exterior, la iluminación, las texturas y colores para promover el bienestar físico y mental de las personas.
Los espacios tienen que reforzar la idea de identidad, potenciar la socialización, ser seguros, dinámicos, flexibles, saludables . Y sobre todo, estimulantes.
FUENTE: Jorge Cereghetti – www.clarin.com