Si algo era una fija en las obras de remodelación de calle Sarmiento, inauguradas hace apenas tres meses, era que los 400 pretiles iban a terminar siendo cambiados. Durante los trabajos realizados a lo largo de cuatro cuadras sobre esa arteria céntrica, de San Lorenzo a San Luis, que llevaron más de un año, los conos de cemento que intentan demarcar la acera de las veredas se rompieron y reemplazaron una y otra vez. De hecho, a partir de los primeros metros terminados, las reparaciones (todavía a cargo de la empresa contratista) nunca cesaron. Y aun así, por ejemplo ayer, 46 de ellos estaban rotos.
A todas luces, un esfuerzo vano. Como era previsible, ya se decidió reemplazarlos por otros, probablemente “metálicos y más altos”, que cumplan la doble función de demarcar y preservar a la vez la integridad de personas y autos, admitió el secretario de Obras Públicas, Raúl Alvarez.
La decisión ya está tomada, pero la Dirección de Diseño Urbano aún se encuentra estudiando cuál será el formato y el material de los futuros pretiles.
El titular del área, Guillermo Castiglioni, adelantó que los conos “deberán ser lo suficientemente altos” como para que los conductores los vean y no se “claven” bajo los vehículos, y posiblemente de fundición. El modelo más conocido de ese tipo es el que circunda la esquina del teatro El Círculo, la de Laprida y Mendoza.
Sin embargo, cuando se definió cómo sería el diseño de los pretiles a utilizar en el Plan de Remodelación del Casco Histórico se desechó la idea original que había propuesto el equipo de Castiglioni y se optó por instalar pretiles de concreto.
Primó, dicen, la estética (o al menos una cierta visión estética) por sobre la funcionalidad.
“En general las ciudades intentan tener una imagen homogénea, por eso se trató de mantener el mismo diseño de pretiles que ya se habían usado en otros lugares, como Costa Alta, Puerto Norte y el parque a la Bandera, sin tener en cuenta que calle Sarmiento es angosta, tiene otro flujo de tránsito, dársenas de estacionamiento, y por eso el formato no era el más conveniente”, reconoció Alvarez.
Tanto el secretario como Castiglioni explicaron que los pretiles deben ser “fusibles”, es decir, lo suficientemente vulnerables como para romperse antes que poner en riesgo la seguridad de personas y preferentemente tampoco de los vehículos.
FUENTE: lacapital.com.ar