Ya las probaron. Y en poco tiempo más se las verá girar. Las aspas del Molino, que coronan la torre de la tradicional confitería de Callao y Rivadavia, volvieron a funcionar luego de pasar al menos cuatro décadas quietas. Y su recuperación es parte del trabajo de restauración que tiene como objetivo devolverle al lugar el brillo que lo hizo una referencia porteña. Este jueves, además, comenzaron a retirar los andamios que cubren la fachada, por lo que comenzaron a verse los efectos de la puesta en valor.
“El giro será en forma intermitente, no permanente. Históricamente tampoco lo fue”, le dijeron a Clarín fuentes vinculadas al equipo que se encarga de la restauración histórica del edificio. “Este lunes se hizo la prueba del funcionamiento de las aspas. Para eso, se restauraron el motor y el sistema original, con lo cual ya queda todo en funcionamiento para cuando se requiera”, agregaron.
Como anticipó Clarín en una nota publicada hace 25 días, el sistema estaba a punto de quedar listo para volver a moverse. Y se recuperó luego de haber sido hallado oxidado y obsoleto.
“Para fin de año, toda la envolvente externa del edificio estará resuelta, visible e iluminada, menos la marquesina con vitrales, que para restaurarse necesita que se retiren los andamios de la fachada”, había detallado el arquitecto Guillermo García, asesor patrimonial del Edificio del Molino.
El objetivo es que las aspas, en las que además se modernizó la iluminación con un sistema LED, en principio se muevan los fines de semana, con lo que se recuperará un espectáculo que era habitual hace décadas.
La información acerca de cuándo se detuvieron no ofrece versiones concluyentes. Lo seguro es que hace al menos cuatro décadas que se pararon. Hay quienes dicen que fue en los 70, aunque para otros fue en los años iniciales de los 80.
La reparación del edificio es parte de una obra que abarca los 6 pisos y 6.000 metros cuadrados. El plan arrancó hace dos años y el funcionamiento de las aspas se sumó ahora a la reposición de los demolidos leones alados. También a la restauración de la azotea, donde se instalará un rooftop bar con vista privilegiada a la propia cúpula, el Congreso y la plaza.
Toda la restauración está supervisada por la Comisión Bicameral Administradora del Edificio del Molino, que se creó tras la transferencia del inmueble al Congreso de la Nación y coordina el proyecto. Esto le permite no tener que tercerizar y, en cambio, licitar cada una de las obras implicadas según sus componentes y complejidades.
Cómo sigue la obra
En el interior del edificio la renovación también avanza. El salón de fiestas del primer piso ya fue recuperado casi en su totalidad, incluido su vitral en el techo. También hay grandes avances en la planta baja. Y en el quinto piso se está ejecutando el refuerzo y la reintegración estructural de su balcón más importante, que da a Callao.
También está en la fase final la etapa de consolidación del segundo y tercer subsuelo, y se está por llamar a licitación para las obras del primero. Allí se instalarán la cocina de la confitería y un museo con las máquinas y los hornos principales, de cámara abierta, que hoy no podrían usarse por inseguros.
Otro de los elementos a recuperar son los ascensores. Se trabaja sobre las botoneras y otros elementos representativos para restaurar los dos que tienen cabinas históricas, del lado de Rivadavia. Según informó Clarín, fueron hechos en Milán por la empresa Stigler, la primera que fabricó ascensores en Italia.
La cabina será en parte vidriada, para que los elevadores se puedan ver como parte del recorrido. Y también se sumarán otros para acceder a la terraza.
¿Cuándo se podrá ingresar? La Confitería del Molino tuvo aperturas parciales para visitas, por ejemplo, en La Noche de los Museos. Y está en evaluación volver a hacer visitas guiadas a partir del próximo año, aunque todo proyecto está sujeto a las condiciones que imponga la continuidad de la pandemia.
FUENTE: www.clarin.com