Y cayó nomás la picota sobre el casi centenario petit hotel de Corrientes 726 que logró un permiso de demolición exprés para que la Bolsa de Comercio levante ahora en su lugar un edificio “sustentable”. La obra, resistida por protestas, un abrazo solidario y la recolección de cinco mil firmas, comenzó hace unos días tras un celoso tapial metálico que cubre los frentes de ese inmueble y otro lindero.
Sin embargo, los fuertes ruidos de la demolición no dejan lugar a dudas y en la cuadra que va de Córdoba a Santa Fe los vecinos cuentan que varios camiones ya retiraron muchos materiales de la casona. En poco tiempo, no quedará rastro del petit hotel de las primeras décadas del siglo XX que fue incluido en dos oportunidades en los catálogos de edificios de valor histórico en la zona central de la ciudad.
En su lugar y el inmueble adyacente, que supo ser sede comercial de Tarjeta Naranja, la Bolsa proyecta levantar un edificio “sustentable”, con jardines verticales al frente y una terraza verde, optimización energética y recuperación de aguas.
Pero para que ese proyecto tuviera chances de hacerse realidad, antes el Ejecutivo municipal y el Concejo le dieron el visto bueno a la descatalogación del inmueble.
El pedido de la Bolsa de Comercio para que se cambiara su grado de protección llegó al Concejo Municipal el 17 de noviembre de 2016.
Según la ordenanza 8.245/08, el petit hotel tenía un nivel de protección 2 B, correspondiente a “edificios o conjunto de edificios autónomos sujetos a preservación de las envolventes, previéndose la revalorización de las fachadas por medio de intervenciones mixtas, restauración de elementos ornamentales o compositivos, transformación de carpinterías y ampliación de vanos e incorporación de nuevos elementos”.
Ejemplo arquitectónico
Unos días más tarde, el Concejo pidió informes a la Intendencia y el 7 de diciembre llegó la respuesta: en pocas palabras, el Programa de Preservación describió el petit hotel y sentenció que representaba un “ejemplo arquitectónico repetido en numerosos edificios catalogados”, que ya había sufrido “transformaciones que alteraron la distribución y lenguaje original” y que presentaba “diversos estados de conservación y valor arquitectónico en el interior del edificio”.
El 12 de ese mes, el subsecretario de Planeamiento, Javier Fedele, aconsejó sin más el cambio de protección del edificio al grado 3D, lo que despejó el camino para su demolición y reemplazo.
Con ese aval, en sólo diez días el expediente pasó por la comisión de Planeamiento y terminó aprobado con máxima celeridad en el recinto gracias a los votos de los concejales oficialistas y de Unión PRO.
“Ganaron los demoledores de siempre, pese a todo lo que hicimos por evitarlo ya perdimos el edificio”, se lamentó ayer la principal referente de la agrupación Basta de Demoliciones, Ana María Ferrini.
La proteccionista recordó que para “salvar” a la construcción señorial de tres plantas con aires franceses e italianos organizaron un “abrazo solidario” y recolectaron más de cinco mil firmas que presentaron ante las autoridades, pero todo fue en vano. “Más no pudimos hacer, y eso que estaba impecable…”, afirmó.
La decisión estaba tomada y ahora sólo cabe esperar a que desaparezca el inmueble. La demolición comenzó por los volúmenes de atrás, por lo que todavía no es ostensible desde la calle, salvo por los ruidos que producen los operarios al trabajar y el vallado metalizado que lo rodea.
Un portero de la cuadra contó que “varios camiones” ya se llevaron “muchos materiales” retirados del interior de la casona.
Si se respeta el anteproyecto que planteó originalmente la Bolsa, en lugar del petit hotel y el inmueble contiguo —cuyos frentes suman 23,80 metros—, en breve se comenzará a levantar un edificio de nueve pisos libres y cocheras (unos 11 mil metros cuadrados cubiertos y 31,65 de altura). Destinado a oficinas y con un perfil “verde”.
FUENTE: lacapital.com.ar