Yo conozco ese lugar donde revientan las estrellas”, escribió alguna vez Gustavo Cerati como parte de la letra de Lo que sangra (La cúpula) que inmediatamente se convirtió en uno de los hits de Soda Stereo. La canción, lanzada a fines de los 80, podría perfectamente musicalizar un documental que recopile imágenes de las imponentes cúpulas que sobresalen entre los edificios en la ciudad de Buenos Aires. Signo del progreso de la burguesía argentina, son elementos arquitectónicos del paisaje porteño que se roban todas las miradas. En personas más curiosas, despiertan una pregunta que algunos privilegiados pueden responder: ¿cómo será vivir en una de ellas?
Alcanza con levantar la vista para descubrirlas: se estima que son más de 350, según cuenta Soraya Chaina, Coordinadora del Área de Visitas Guiadas del Ministerio de Turismo porteño. Su esplendor tuvo lugar entre fines del siglo XIX y principios del XX, cuando se consagraron como el elemento arquitectónico utilizado para marcar las esquinas y valorizar las propiedades. Los dueños de hoteles y edificios ubicados a mitad de cuadra no quisieron quedarse atrás y proliferaron por todos lados.
La mayoría de las cúpulas porteñas se encuentra en Avenida de Mayo, el microcentro y las zonas de Congreso y Tribunales. ¿La más famosa? La del Congreso de la Nación, que además es la más alta, con 80 metros. “Al tener una plaza delante, se obtiene una perspectiva única”, señala Chaina. Entre las favoritas están la del Palacio Barolo, una joya arquitectónica; la de la icónica Confitería del Molino; la del edificio de la Casa de la Cultura, que tiene encima una figura de Atenea; y las gemelas del Edificio La Inmobiliaria, ubicadas sobre Avenida de Mayo.
Aunque muchas cúpulas se construyeron solamente con fines decorativos, hay varias que, además, son habitables. En los principales portales de propiedades, hay alrededor de 15 publicadas, en venta y alquiler, incluso con fines de oficina. LA NACION recopiló las más destacadas y conversó con sus dueños para descubrir los secretos que esconden.
Avenida Corrientes 745: Un monoambiente con vista privilegiada
Sobre la avenida porteña más emblemática, entre Maipú y Esmeralda, se encuentra un edificio que está catalogado como patrimonio histórico de CABA. Su cúpula de estilo francés de los años 30 conserva su estructura y fachada original. Desde afuera parece un mirador, pero en el interior hay un monoambiente remodelado de 28 metros cuadrados que se vende por US$120.000 o se alquila, a través de Amorrortu Propiedades.
Hace 12 años, el actual dueño, Roberto Romero, le compró la cúpula al reconocido arquitecto Carlos Dibar, quien estuvo a cargo de su remodelación. “Los interiores se modernizaron respetando la estructura original”, cuenta a LA NACION el hombre que vivió un tiempo en la propiedad y define al lugar como “el escenario de un cuento de hadas”.
El departamento está en el noveno piso y se puede acceder por escalera o ascensor. Cuenta con un living comedor con cocina integrada y tiene espacio para un pequeño escritorio y sillones cama. Del centro de la cúpula cae una araña de alambre y cristales austríacos, realizada por Romero, que es artista plástico y diseñador.
Además, señala que cuenta con pisos de pinotea, techos altos, ventanas con vitraux y un balcón con una increíble vista a la avenida Corrientes, el Obelisco y el Río de la Plata. Lo que más va a extrañar son “las imágenes espectaculares a cualquier hora del día, el amanecer en el río, los atardeceres cayendo detrás del Obelisco y las luces de la calle por la noche”.
En el lugar se hospedaron varios artistas, especialmente bailarines de distintas partes del mundo que llegaban todos los años a Buenos Aires para participar del Campeonato Mundial de Baile de Tango. Bien perfilado para convertirse en un departamento de alquiler temporario, Romero dice que decidió ponerlo en venta porque ahora vive muchos meses en el exterior. Cree que su cúpula merece a alguien que le dedique “el tiempo que se merece”.
Viamonte 1596: Un amplio departamento que algún día fue una pensión
Ubicada en la esquina de Viamonte y Montevideo, la cúpula del edificio fue proyectada por el arquitecto e ingeniero Arturo Prins, conocido por ser el artífice de la construcción de estilo gótico donde funciona la sede de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que se encuentra sobre la avenida Las Heras, en Recoleta.
En 1908, el edificio de Viamonte al 1500 obtuvo un premio a la mejor fachada, otorgado por la Municipalidad, según destaca Verónica Freixas, corredora a cargo de la venta del inmueble. Las actuales propietarias, tres hermanas oriundas de Corrientes, lo compraron en 2008. “Mi mamá siempre alquiló en Buenos Aires para que fuéramos a estudiar, hasta que motivé la idea de tener algo nuestro”, cuenta Gloria García Olano, una de las dueñas.
Fascinadas por la arquitectura porteña y principalmente por los edificios antiguos, empezaron a buscar algo que pudieran remodelar “para darle un toque propio”. Así descubrieron la cúpula. Varios años atrás, había funcionado una pensión para mujeres que llegaban a la ciudad desde distintos lugares del país, en busca de oportunidades laborales. “El dueño, hijo de un español que ya había fallecido, vendía el sexto y séptimo piso. Mi mamá nos regaló la última planta a las tres hermanas, porque estábamos enloquecidas con la cúpula”, recuerda.
El inmueble cuenta con 150 metros cuadrados cubiertos y una terraza de más de 30, que es de uso común. Está distribuido como si fuera una casa pensión: tiene un hall de entrada, un living ubicado en una de las esquinas de la cúpula y una galería en forma de U que da a unas habitaciones pequeñas. Además, posee una cocina con lavadero, baño principal y tres dormitorios más.
Tuvo varias refacciones, algunas vinculadas a decisiones de diseño y otras a la estructura. Por ejemplo, las actuales propietarias techaron una terraza para agregar más habitaciones. La propiedad, que está publicada en ZonaProp, se vende por US$230.000.
García Olano no duda en afirmar que los años que vivió en el lugar fueron “los más divertidos y felices”. “Nos mudamos las tres hermanas y tres amigas. La pasamos increíble, todas estudiando y trabajando. Hacíamos fiestas, reuniones, guitarreadas. Tengo los mejores recuerdos de mi vida en este lugar”, afirma. Y enfatiza que la cúpula siempre fue el lugar más convocante para los encuentros. Es que el lugar jamás pasa inadvertido. “Es mágico. Te da una sensación antigua y romántica”, reflexiona. Después de que una de las propietarias murió y las otras dos se mudaron a Corrientes y Córdoba, el inmueble quedó a la venta.
Tucumán 900: La posibilidad de dormir una noche en una cúpula única
En la esquina de Suipacha y Tucumán, una cúpula con un característico tejado francés se lleva las miradas de quienes caminan por la zona. Para los curiosos, hay una buena noticia: dormir allí es posible. A través de Airbnb, el departamento ubicado en el sexto piso puede alojar a dos huéspedes por una tarifa de US$60 la noche.
Se trata de una unidad reciclada, que cuenta con una cocina completamente nueva con lavavajillas, lavarropas, horno, anafe y microondas, un baño, una habitación que funciona como vestidor y una sala de estar con sofás cama. La habitación principal está ubicada en la cúpula. A ambos lados, hay dos patios propios a los que se accede por el dormitorio.
Nicolás Alessi le compró el departamento en 2013 a una mujer tailandesa que nunca había pisado la Argentina y se manejaba a través de un apoderado. “Es un lugar muy particular. Dormí algunas noches ahí, pero nunca me quedé a vivir”, cuenta. Sobre las modificaciones que hizo en el departamento, señala que refaccionó la cocina para que sea más completa y funcional, pintó toda la unidad y mejoró el estado de los pisos.
“Los comentarios de los huéspedes siempre son muy buenos, tanto que me hicieron súper host”, asegura Alessi. En la publicación del inmueble hay más de 150 evaluaciones de visitantes. “Fuimos felices en esta reliquia y seguramente volveremos a elegirla”, escribió en septiembre de 2019 una usuaria.
“La cúpula tiene un encanto único”, señaló otra visitante en 2017. Entre los comentarios, hay varios de turistas que, encantados con la experiencia, dicen haber visitado el departamento más de una vez.
Avenida Rivadavia 1500: Puro lujo en lo alto
Está a pocos metros del Congreso de la Nación. Por fuera no pasa desapercibido y por dentro, mucho menos. El lujoso departamento reciclado se encuentra a la venta a través de Reynolds Propiedades por US$396.000. Está desarrollado en tres niveles y ofrece una vista panorámica de toda la ciudad.
A la propiedad se ingresa por un paso abierto y techado. En la planta baja, de casi 45 metros cuadrados, se encuentran el living comedor, la cocina y un baño. Entre el primer y el segundo nivel, hay dos dormitorios con baño en suite y uno de ellos con vestidor. También tiene una gran terraza de 53 metros cuadrados, otra más pequeña y una cochera fija en el mismo edificio, cuyas expensas superan los $18.000.
El inmueble es de una mujer que vive en Canadá y lo compró hace más de 15 años atraída por “la fascinante mezcla de la cultura europea y latinoamericana de Buenos Aires”.
“Se llama Cúpula del Patrimonio Nacional y ha aparecido en muchas publicaciones de todo el mundo. Se siente como poseer un pedacito de historia”,”, remarca orgullosa la propietaria. En enero de 2020, realizó una remodelación importante para optimizar el uso de los espacios, que hoy esperan nuevo dueño.
Avenida Presidente Roque Sáenz Peña 616: Coworking con vista exclusiva
Declarado patrimonio histórico de la ciudad de Buenos Aires, el edificio Bencich 616 aloja en su cúpula oficinas de coworking a cargo de la empresa Workey.
Fue construido en 1927 y el diseño estuvo a cargo del arquitecto francés Eduardo Le Monnier, quien conjugó elementos del clasicismo y academicismo para la ejecución de un edificio de oficinas encargado por los hermanos Massimiliano y Miguel Bencich.
Formado en la Escuela Nacional de Artes Decorativas de París, Le Monnier llegó en 1896. Además del edificio Miguel Bencich, entre sus obras más destacadas se encuentran el Yacht Club Argentino, el Jockey Club de Rosario, la Nunciatura Apostólica de Buenos Aires y el Banco Argentino – Uruguayo.
El inmueble se destaca por su valor arquitectónico y urbanístico, al conformar parte del paisaje de la avenida Roque Sáenz Peña, que se caracteriza por “la uniformidad de alturas y la morfología de los edificios”, según destacan desde el sitio del Gobierno de la Ciudad. La “esquina de las cinco cúpulas” es una postal icónica que se impone en el cruce de la avenida Diagonal Norte y la peatonal Florida.
Según cuentan a LA NACION los socios cofundadores de este proyecto, Diego Belli y Ana Fenochietto, con una inversión inicial superior a los US$250.000, reformaron el interior de La Cúpula Bencich con el objetivo de abrir este exclusivo espacio de coworking, eventos y salas de reuniones.
Se mantuvieron las aberturas y las escaleras de mármol originales de los cuatro pisos. La empresa agregó un pequeño ascensor hidráulico y renovó los pisos con mármol para conservar el estilo. “Hemos pensado la distribución del espacio para poder ofrecer oficinas privadas, salas de reunión y un salón de eventos con vista 360 grados de la ciudad”, explican. Ellos buscan diferenciarse con “una propuesta premium” y el original espacio es clave para lograrlo.
Funciona con un sistema de membresía cuyo valor parte de los $16.500 mensuales por persona. “Si bien contamos con zonas comunes y mesas individuales donde se puede trabajar en forma aislada, apuntamos a que las oficinas sean ocupadas por organizaciones”, afirman.
Ya sea para vivir, trabajar u hospedarse por una sola noche, no hay dudas de que se trata de propiedades privilegiadas. Entre miradas atónitas que sueñan con espiar lo que sucede adentro y fanáticos que las estudian desde distintos puntos del mapa, las cúpulas porteñas conservan el encanto del pasado y guardan entre sus paredes historias únicas.
FUENTE: Delfina Casali – www.lanacion.com.ar