La gente de la zona está alarmada porque vive un anticipo de lo que le espera cuando las plantas de APR Energy y Araucaria Energy, las dos empresas que las operan, estén en pleno funcionamiento.
Las plantas están ubicadas en la Ruta 25 y la calle Alborada, que oficia de límite con Escobar. Ese otro municipio ya demandó a la Municipalidad de Pilar porque las plantas fueron permitidas a metros de su localidad de Matheu. La causa se tramita en el Juzgado Contencioso Administrativo N° 1 de San Isidro.
El predio era una zona para usos residenciales y de clubes de campo o rurales. Pero el Concejo Deliberante de Pilar lo rezonificó como “Industrial Exclusivo”, posibilitando de esa manera la instalación de las plantas, que son Industrias Contaminantes Grado 3. Todo fue avalado por el Gobierno provincial.
La Municipalidad de Pilar aún no habilitó las plantas. “No tienen habilitación municipal porque les faltan las autorizaciones de la Autoridad del Agua bonaerense y hacer estudios de emisiones y de ruido. Están en período de prueba y, es verdad, cada tanto o en algunas noches han prendido las turbinas”, reconoce el jefe de Gabinete del municipio de Pilar, Juan Pablo Martignone.
Los primeros en reaccionar cuando se enteraron de que iban a instalar las plantas en una zona residencial fueron los ambientalistas. “Nuestra lucha empezó en 2015. Fuimos a la Dirección General de Catastro y pedimos los mapas de suelo, donde vimos que la zonificación de esas parcelas era ‘club de campo y rural urbano’. Pero se la cambiaron por ‘industrial exclusivo’. Y pusieron estas dos industrias de categoría 3, una al lado de la otra, cuando en realidad tendrían que estar en parques industriales y no cerca de los vecinos. Además de generar ruido y posible contaminación, son peligrosas porque funcionan a gas oil, que está almacenado en tanques al lado de torres de alta tensión”, explica Erica Hahn, vecina y miembro de la Organización de Ambientalistas Autoconvocados.
Es que ambas plantas juntas tienen una capacidad para producir 504 MW de potencia. Además de acopiar gasoil, utilizan el agua de las napas para enfriar los equipos, para lo cual utilizan un proceso que la desmineraliza. El agua de descarte, que tiene sales, es desechada.
Los ambientalistas hicieron presentaciones judiciales como vecinos afectados para impedir la instalación de las centrales eléctricas. “Iniciamos dos acciones preventivas por daño ambiental -cuenta el abogado Gustavo Madeira, que los representa-. El juez dictó medidas cautelares a nuestro favor, pero la Cámara Federal de San Martín las levantó por considerar que era un daño remoto y que todavía no teníamos derecho a iniciar juicio porque no estaban terminados los trámites administrativos para habilitar a las termoeléctricas. Nosotros presentamos una apelación extraordinaria ante la Corte Suprema de la Nación. Además, aunque no estén habilitadas ya están funcionando y hacen ruido. El daño no es remoto, ya está ocurriendo aunque las plantas no estén habilitadas”.
En el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS), la autoridad ambiental bonaerense, explican que ya hicieron cinco inspecciones a la planta de APR Energy, “en las que se detectó un funcionamiento dispar. Al momento de los relevamientos nunca se la encontró operando con turbinas a carga máxima para generar energía”.
Cuando le dio la Declaración de Impacto Ambiental, la OPDS le exigió a esa empresa realizar trabajos de mitigación de ruidos y, de ser necesarios, de insonorización. “Esta semana se notificó a APR de una multa de $ 3.500.000 por las infracciones constatadas en la inspección realizada el 20 de julio de 2018”, detallaron en el Organismo. Es que lo que se verificó es que APR no cumplió el plan de insonorización.
Mientras tanto, según la OPDS Araucaria Energy tiene el Certificado de Aptitud Ambiental otorgado por la Provincia de Buenos Aires. Esta empresa instaló cuatro turbinas a gas, aunque en un futuro también podrían trabajar a gasoil. Los inspectores de la autoridad ambiental inspeccionaron la planta el 11 de octubre y el personal de la firma les indicó que no estaba operativa, sino en etapa de pruebas.
Desde el Municipio de Pilar, Martignone admite que el ruido está generando molestias, pero asegura que se trata de testeos. Y dice que las empresas van a encapsular algunos equipos y construir barreras forestales para amortiguarlo. Además, cuenta que las plantas tienen contratos a cinco años renovables por cinco más. “No son instalaciones permanentes -afirma-. Una está montada sobre containers y para la otra, sólo se construyeron unas bases de hormigón”.
Los vecinos desconfían. “Aprobaron la rezonificación del predio para permitir las plantas entre gallos y medianoche, mientras ya se estaban construyendo -dice Bigiani-. Y las empresas nunca forestaron ni insonorizaron las turbinas. Cuando las encienden, el ruido llega a más de 80 decibeles. Esta es una zona residencial con áreas verdes, donde no te pueden obligar a escuchar ese estruendo”.
FUENTE: www.clarin.com