En Argentina, la integración de sistemas solares fotovoltaicos a un edificio para combinar la arquitectura con los sistemas de ahorro energético es muy novedosa. En lugar de adosar un panel tradicional en el techo, los vidrios fotovoltaicos tienen la ventaja de que se pueden disimular en la fachada como reemplazo de los vidrios tradicionales, logrando un conjunto estéticamente más armónico.
Hace un par de años, uno de los primeros emprendimientos en sumar paneles en la fachada fue Solar One1. El pequeño edificio de viviendas en Conde al 2200 (Colegiales) tiene un parasol que captura la energía del sol para producir energía renovable, provisto por Hissuma Solar. Al hacer visibles los paneles en la fachada, el desarrollo inmobiliario resulta beneficiado desde el punto de vista comercial sin modificar sustancialmente los costos.
Otro caso es el de la empresa Hegicorp, que promociona los vidrios fotovoltaicos como representante de la española Onyx Solar. “Estamos participando en 18 proyectos en Argentina, con superficies de captación que van desde unos 240 m2 en una obra comercial, hasta 36.000m2 para resolver tres fachadas de una torre de oficinas”, señala Heraldo Giménez, titular de Hegicorp. Y se excusa de dar más datos porque los contratos de confidencialidad con sus clientes se lo impiden.
El vidrio fotovoltaico se adapta a cualquier carpintería como frente integral, curtain wall y frame -entre otros- sin ninguna modificación o costo extraordinario. Solo hay que prever en cada módulo un orificio para pasar el cable en una zona no expuesta al agua.
El producto de Onyx Solar consiste en una película fotovoltaica que se incorpora a cualquier tipo de vidrio y marca comercial. La empresa local se encarga del asesoramiento técnico sobre el proyecto y realiza el pedido del material a la planta de Ávila (España). “Entregamos un informe con el cálculo de la producción según el mapa solar y asesoramos respecto a dónde conviene ubicar los vidrios fotovoltaicos para que rindan más”, detalla Giménez.
Al estar integrado en la estructura edilicia como cerramiento de fachada, el material produce un ahorro sustancial de energía más allá de la autogeneración. “La generación eléctrica reporta dinero con el cual se paga el mayor costo del vidrio y, con los ingresos subsiguientes, la totalidad de la obra de la fachada vidriada; es decir, vidrios más estructura”, destaca el empresario. Además, si se compara con el mismo vidrio o composición de vidrios (DVH), el panel fotovoltaico mejora el factor de sombra en un 50 % y el coeficiente de conductividad térmica en, por lo menos, un 40 %. Estos dos factores contribuyen a la reducción de la carga térmica para la instalación termomecánica y, por consiguiente, resultan otra economía para el proyecto.
“Es el único material de la construcción que genera beneficios económicos y, por lo tanto, se paga solo en los 35 años de vida útil”, destaca Giménez.
Estos vidrios especiales reemplazan a los parasoles en su función de reducción de las ganancias de calor o de control solar. Además, con la instalación de los vidrios fotovoltaicos se puede conseguir hasta 8 puntos para la certificación LEED.
Los especialistas recomiendan utilizar la totalidad de la energía obtenida en uso diurno. El almacenamiento a través de baterías es costoso y poco amigable con el medio ambiente. En una instalación “grid on” se puede inyectar el excedente, si lo hubiera, a la red.
FUENTE: Paula Baldo – www.clarin.com