Los vecinos de Pichincha denunciaron públicamente una situación que alimenta una sensación de malestar general. A los permanentes reclamos por problemas de convivencia con los responsables de los comercios gastronómicos que se multiplicaron en estos últimos años, ahora sumaron una protesta formal por la tala de árboles en espacios públicos. Según los testimonios de habitantes del barrio, fueron cortados muchos ejemplares añosos para que locales privados puedan colocar mesas, toldos y sombrillas. La situación representa una pérdida de calidad ambiental muy grande en toda la zona.
De esta manera, los vecinos quieren saber si las autoridades municipales son conscientes de este proceso, y si se van a reemplazar los árboles que fueron derribados.
“A contramano del programa que impulsó la Intendencia en 2017, cuando expuso el objetivo colectivo de plantar tantos árboles como se pudiera de manera de llegar al 2030 con al menos un árbol por habitante, hemos comprobado un proceso de deforestación del arbolado público, en zonas donde se ha encontrado un uso o negocio que movió a comerciantes, pseudo-empresarios desaprensivos, a exhibir estas conductas”, señaló a LaCapital Gloria Bereciartúa, en una carta de lectores, esta semana.
“Todos queremos una Rosario verde, sustentable y habitable, pero vemos que el crecimiento de Pichincha no persigue esa dirección”, agregó la vecina.
Y amplió: “En Pichincha se puede comprobar que muchos de los bares cerveceros instalados en la zona reemplazaron árboles añosos por cercos que, lejos de protegernos del calor, ruidos, polución y contaminación, sirven a modo de coraza contenedora de mesas, bancos y sillas”.
“Muchos de esos negocios hacen alarde de ser o querer ser sustentables y amigables con el entorno, sin embargo no saben cómo tratar sus propios desechos. Mientras tanto, estamos asistiendo a una nueva transformación del paisaje de nuestro barrio que contribuye a quitarnos identidad”, remarcó Bereciartúa.
Sin descanso, ni sombra
De acuerdo a la descripción de los vecinos, el panorama es inquietante, sobre todo teniendo en cuenta la proliferación de locales gastronómicos dentro de Pichincha, una zona que sigue manteniendo su poder de atracción para este tipo de emprendimientos. Pero ese proceso choca contra las necesidades de vivir y descansar con tranquilidad de los habitantes de ese emblemático lugar, que en estos días de receso veraniego explota de gente cada fin de semana.
Ese enfrentamiento de visiones contrapuestas no pudo encontrar respuestas que calmaran esa incertidumbre. Y ese tablero de declaraciones cruzadas se extendió durante los últimos años. Ante este escenario, los vecinos se declararon en estado de alerta y volvieron a elevar reclamos públicos, a través de los medios tradicionales de comunicación y a través de las redes sociales.
Las principales denuncias apuntan a la disposición de mesas, sillas, sombrillas y toldos en los sectores donde estaban colocadas estas especies arbóreas, provocando un impacto estético pero sobre todo ambiental al paisaje de las veredas de Pichincha.
Estas presentaciones de los vecinos vienen desde1999, fecha desde la que constan estos reclamos relcionados a la tala de árboles en la zona de Alvear y Jujuy. En esas protestas expresaban su malestar por estas acciones de “avasallamiento” de los comerciantes que comenzaban a instalarse con fuerza en ese barrio.
Relevamiento
Según un relevamiento que realizaron agrupaciones de vecinos de la zona, tienen detectados algunos de los sitios donde fueron extraídos estos ejemplares.
Respecto de la zona mencionada, la denuncia indica que allí sacaron dos plátanos por Jujuy que se espejaban a los de la vereda de enfrente. Luego, fueron reemplazados por álamos, que eran podados. El actual bar los eliminó definitivamente.
En ese sector, desaparecieron árboles cuando ensancharon las veredas. En tanto, en Alvear al 100, con la excusa de una cochera y bar, sacaron unos fresnos antiguos.
Por Oroño extrajeron tres plátanos que estaban frente a reconocidos comercios. Mientras que en la esquina de Alvear y Santiago, sacaron árboles en la mano izquierda.
En Oroño y Jujuy también se extrajeron árboles, y se tuvo que correr el quiosco de diarios.
Los vecinos quieren que esta situación trascienda para que no se repitan estas conductas de corte de árboles, y para que las autoridades municipales informen si plantaron otras especies quienes realizaron estas talas indicriminadas.
FUENTE: Aníbal Fucaraccio – www.lacapital.com.ar