Vecinos autoconvocados de Fisherton juntaron más de mil firmas para que se limite la construcción de condominios en la zona. Exigen a la Municipalidad que restrinja la cantidad de viviendas a un máximo de dos unidades por lote. Además, reclaman que se efectúen las obras de infraestructura faltantes, como cloacas, desagües pluviales, agua corriente y electricidad.
Desde 2019 en Fisherton no paran de cercarse terrenos para construir viviendas o departamentos en los terrenos donde antes solo había una gran casona.
Los vecinos alzaron su voz, por primera vez en forma colectiva y espontánea, para que la Municipalidad revea los permisos de construcción y los limite. Sobre todo preocupa la falta de obras de infraestructura y de servicios.
Solo el 30 por ciento del Fisherton cuenta con cloacas, en ninguna cuadra hay desagües pluviales, y tampoco existe el pavimento definitivo en la mayoría de las calles.
Junto con esto, los vecinos contaron que hay muy poca presión de agua, al punto de que si no se entierra una cisterna y se coloca una bomba presurizadora es imposible que suba agua al tanque. Tampoco hay muy buena presión de gas sobre todo en invierno y son “normales” los cortes de luz en el verano.
“Si esto ya nos pasaba antes de que construyan todas estas casas, qué sucederá ahora con estas nuevas viviendas”, reflexionó Rolando Maggi, uno de los vecinos que encabezó el reclamo al Concejo.
Ana Laura Prado, otra de las vecinas, recalcó la necesidad de que se respete la fisonomía del barrio, concebido como un pulmón verde de la ciudad y que “se dejen de talar árboles para poner cemento”.
Departamentos en altura
El primer proyecto urbanístico que encendió la polémica fue el condominio ubicado en Juárez Celman 650 bis. Donde antes había una casa, ahora están construyendo dos torres de 40 departamentos.
Luis Tessore, vecino de esa construcción, no puede creer lo que está pasando. “Estamos enojados y perjudicados porque en un terreno metieron dos torres con cuatro plantas y dudamos de que se esté respetando el máximo permitido en altura, que es de 10 metros”, manifestó.
El vecino contó que su cuadra se transformó en un infierno porque en una calle de 12 metros de ancho, sin cordón cuneta y doble mano se hizo imposible transitar con las máquinas trabajando. “¿Qué pasará cuando vengan los nuevos dueños de estos departamentos con todos los autos?”, se preguntó el hombre molesto.
“Temo por las napas de agua porque acá no hay cloacas y ¿dónde van a ir los desechos de todas esos departamentos? Además, si a mí hoy me falta presión de agua, ¿qué pasará cuando esto se llene de gente?”, cuestionó.
Pero este no es el único condominio en la zona. Hoy se pueden ver decenas de carteles de venta de departamentos o casas pequeñas a lo largo de las calles Morrison, Alvarez Condarco, Brassey, Wilde, Colombres y Tarragona, lindando con una preciada área de protección histórica denominada Eje Fundacional Fisherton, hasta donde llegaron las viviendas colectivas en altura.
Los vecinos reconocen que existe una necesidad de viviendas en la ciudad, pero piden que “se limite a dos unidades por parcela”, tal como se hizo en otros barrios residenciales cercanos a Fisherton como Aldea, Hostal del Sol o San Eduardo.
“Fisherton se ha caracterizado por la presencia de viviendas bajas, con jardines y veredas arboladas. En estos últimos años talaron árboles añosos para desarrollar proyectos inmobiliarios” agregó Prado.
“No hay un planeamiento serio de la ciudad, y esto nos preocupa y también a los vecinos de Alberdi, que están atravesando la misma situación”, concluyeron.
Un edificio en una esquina muy tradicional
“Nací en este barrio, mi papá ya era vecino de mucho tiempo antes. Fisherton cumplió 132 años hace 15 días y cuenta con un importante patrimonio histórico. Nunca nos imaginamos que íbamos a ver esto”, relató Ana María Prado, ante la cantidad de condominios que se están construyendo en la zona.
“Estamos muy enojados con el municipio porque no ha trabajado en una normativa amable y respetuosa de los derechos del vecino, y no es meramente una cuestión estética lo que nos preocupa, porque están talando árboles y cubriendo espacios verdes en una zona que además se inunda”, reconoció, y destacó que la gota que derramó el vaso fue la construcción de un condominio gigante de varios pisos en el área de protección histórica, en la esquina de Tarragona y Brassey, justo en el corazón de Fisherton.
Los vecinos sienten que el Estado los ha dejado librados al arbitrio de los inversores inmobiliarios.
FUENTE: www.lacapital.com.ar