Cuando en la Ciudad de Buenos Aires se habla del Rosedal se alude al de Palermo (1914). Una maravilla con al menos 8.000 rosales de 97 especies que convive con un puente de estilo griego, el Paseo de los Poetas –con bustos de Borges, el Dante y Shakespeare– y el Patio Andaluz, decorado con mayólicas hasta en los escalones. Botecitos. Patos. Un paseo porteño emblemático. Sin embargo, Capital tiene otro rosedal, más joven (2003) y modesto pero también precioso: el de Puerto Madero.
La vista panorámica del Rosedal de la Plaza del Huerto, ubicado entre las calles Rosario Vera Peñaloza y Calabria, es de cuento. En 1.800 m2 se despliegan “nubes” de colores intercaladas con cuadrados de césped y de piedra gris. Un mix de manchas vaporosas y formas netas y ásperas. Como una colección de cuadros. Y, a medida que uno se acerca, aparecen perfumes de sus 3.884 rosales de 27 especies, agrupados en cinco canteros según el color, informaron a Clarín desde el Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad.
El Rosedal de la Plaza del Huerto es parte del Parque Micaela Bastidas: 5,4 hectáreas donde conviven esa plaza, la del Sol y la de los Niños, entre “colinas” de hasta 5 metros de alto sostenidas por murallones de piedra -inspiradas en las barrancas típicas de las plazas cercanas al río- , senderos y escalinatas.
Así que las rosas tienen competencia. Es más: según las fuentes oficiales, el Parque, diseñado por el estudio de los arquitectos Néstor Magariños, Irene Joselevich y Graciela Novoa, cuenta con ceibos, tipas, jacarandás, álamos plateados, lirios y lavandas, entre 2.500 árboles de 150 especies y 40.000 plantas.
Igual las flores saben ganarse el lugar. Para ayudar a hacerles zoom, Clarín pidió a especialistas de este Rosedal que eligieran cinco especies imperdibles. Propusieron, por ejemplo, una rosa lila. Extraordinaria. Y una ex “favorita del mundo”, de acuerdo con los jueces de la Federación Mundial de las Sociedades de la Rosa (integrada por 37 países, entre ellos, Argentina).
El criterio de selección de las flores será “arbitrario”, como aclararon los expertos. Pero, en medio de este “bosque” urbano, aportan otra forma de acercarse, además de la belleza.
El Rosedal de Puerto Madero no es el único “secreto” -y poco concurrido en comparación al de Palermo- en la Ciudad. En 1903, el gran paisajista Carlos Thays diseñó el Parque Chacabuco, con una gran arboleda, canchas de fútbol, vivero y un tambo donde vendían leche recién ordeñada. En la década de 1930 plantaron un rosedal que llegó a tener 3.000 variedades. Pero fue descuidado hasta que prácticamente desapareció. Hace dos años lo reinauguraron, con apoyo de la Asociación Coreana en Argentina. Está claro que el Rosedal de Parque Chacabuco merece un GPS aparte.
Las cinco elegidas:
1) Graham Thomas. El perfume a té es uno de los sellos de esta variedad inglesa. De tonos amarillos intensos, esta rosa tiene en promedio 45 pétalos y 7,5 cm de diámetro pero la planta puede medir entre 1,5 y 3 metros de alto. La creó David Austin en 1983 y en 2009 fue elegida como la favorita del mundo en la Federación Mundial de las Sociedades de la Rosa.
2) Jubilé du Prince de Mónaco. Aunque el nombre es francés, tiene ancestros asiáticos. Y fue presentada en 2001 -como la rosa Valentina Casucci, descripta abajo-. Lo más llamativo son sus contrastes: las flores claras de bordes oscuros y piel sedosa conviven con hojas ásperas de bordes dentados. La flor tiene hasta 36 pétalos y 9 cm de diámetro y la planta alcanza los 80 centímetros.
La variedad fue creada por el grupo Meilland, que nació como un negocio familiar francés en 1850.
3) Valentina Casucci. En honor a esta experta -quien trabajó en el Rosedal de Palermo, además de éste-, llamaron a esta híbrida de té de 17 años. Llega a medir 1,5 metro, suma hasta 100 pétalos y también fue una creación de Meilland. Hay que olerla: su perfume evoca un mix de frutillas, frambuesas y anís. Literalmente riquísimo.
Dato: Casucci es una figura del paisajismo. Fue mentora del Concurso Internacional de Rosas Nuevas en Buenos Aires.
4) Charles De Gaulle. Otra maravilla de los creadores franceses Meilland, fue bautizada en honor al estadista de ese país. La flor suma hasta 40 pétalos y mide 12 cm de diámetro. La planta alcanza 1,2 metro. No sólo llama la atención por el color originalísimo -malva para algunos, lila para otros, azulado para unos pocos- sino porque tiene muy pocas espinas.
Dato: En Nueva Zelanda fue rebautizada en honor a la escritora Katherine Mansfield, nacida en ese país, quien describió un atardecer como un “ciervo dorado”.
5) Mary Rose. Otra “obra” del cultivador David Austin de comienzos de la década de 1980 -como la Graham Thomas, ítem 1-, tiene hasta 80 pétalos y la planta mide 1,2 metro. Lo más llamativo, además del color y la exuberancia, es su perfume, con “gotas” de almendra y de miel.
Mary Rose, el nombre de esta rosa, alude al único barco de guerra inglés del siglo XVI rescatado del mar.
FUENTE: www.clarin.com