-¿Veinticinco años abandonado?
-Sí, desde 1993, nadie lo usa. Abandonado totalmente.
Desde su casa, en Buenos Aires, el arquitecto -y escritor- Gustavo Nielsen habla del triste destino del parador Ariston, una de esas perlas arquitectónicas que el país supo tener y se esmeró en degradar. Ubicado en las playas del sur de Mar del Plata, el edificio es la única obra en Latinoamérica del arquitecto húngaro Marcel Breuer, el creador del edificio que ocupa la Unesco en París y uno de los exponentes de la arquitectura moderna. Espantados por su decadencia, un grupo de arquitectos se movió para que se lo declarara Monumento Histórico Nacional, en la esperanza de que así el Estado tome cartas en el asunto y lo ponga en condiciones. Y consiguieron que el Senado le diera media sanción a la declaración, que presentó la senadora Marta Varela, del PRO.
“En 2015, apareció un cartel de una empresa española llamada Calpevillas, que anunciaba su restauración como centro cultural -explica a Clarín el arquitecto Gustavo Nielsen- pero eso quedó en la nada. Aparentemente, era una información falsa. Esta empresa nunca accionó y los teléfonos que figuran en el cartel no contestan”. Hoy el edificio está en manos de una inmobiliaria, que no informa quiénes son los dueños.
Con el correr del tiempo, han funcionado en ese edificio, la discoteca “Maryana”, el café “Bruma y Arena” y, en los años 90, la parrilla “Perico”. A partir de 1993, quedó abandonado.
Formado en la Bauhaus (Weimar, Alemania), Breuer fue uno de los principales exponentes del Movimiento Moderno. En su primera etapa, se dedicó al diseño de mobiliario y privilegió las estructuras tubulares. Es el autor de la famosa silla Wassily o Vasily, llamada así por la creencia de que había sido diseñada para Wassily Kandinsky.
En cuanto a su labor arquitectónica, utilizaba materiales naturales como piedra sin pulir, madera u hormigón. Además de los ya citados (el Parador Ariston y la Sede Central de la Unesco, en París), diseñó el Museo Whitney de Arte Americano, el Museo de Arte de Cleveland Ohio, la Universidad de Nueva York, la Embajada de Australia en París, entre tantos otros.
En 1945, concibió la primera vivienda binuclear, un edificio construido en dos alas separadas y divididas por una estructura central. El año siguiente, en Argentina, Juan Domingo Perón asumía la presidencia de la Nación y, con él, sus consignas del turismo social que impulsaban “el mar y la montaña accesibles para todos”.
Así, en toda la Costa Atlántica, principalmente, en Mar del Plata y Miramar, comenzó la oferta de lotes para la construcción.
Es la época en que se forma el Complejo Chapadmalal, que consta de 19 hoteles y se construyen los grandes edificios de viviendas, terrazas al mar, cines y galerías comerciales en Mar del Plata. En ese contexto, en 1947, viene a nuestro país Marcel Breuer y, junto con los arquitectos argentinos Eduardo Catalano y Carlos Coire, inicia la construcción de la Confitería Ariston, en la ruta 2, que recientemente había sido pavimentada y alargada, en el camino entre Miramar y Chapadmalal.
Para diseñar esta confitería, utilizó el criterio que había acuñado dos años atrás, el de vivienda binuclear. Hizo una estructura en forma de trébol, con sus superficies curvas para permitir el máximo acristalamiento. Utilizó un volumen de hormigón armado, Su construcción fue muy rápida y fue financiada por la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires (UBA) donde Breuer había venido a realizar un curso. Los aires del movimiento moderno llegaban a la Costa Atlántica.
Según el arquitecto Hugo Kliczkowski -otro de los impulsores de su puesta en valor- el edificio del Parador Ariston, respeta cuatro de los cinco puntos desarrollados por Le Corbusier, como características de la Nueva Arquitectura: el de planta libre, ya que está apoyado sobre columnas para liberar la planta baja y, de esa manera, incorporar el paisaje al edificio; el de espacio interior libre, debido a la estructura basada en pilares y tabiques; el de fachada libre, con grandes cerramientos y aventanamientos acristalados y el de ventanas corridas en las fachadas, para conseguir una profusa iluminación natural. En cuanto al quinto punto, que refiere a la existencia de una terraza jardín, aunque no la tiene, ese aspecto, dice Kliczkowski, “está ampliamente compensado por la gran superficie del terreno”.
El año pasado, un grupo de profesionales preocupados por el estado ruinoso del edificio, emprendió una operación para su rescate. Entre ellos, además de los citados Nielsen y Kliczkowski, los arquitectos Enrique Madia, Carlos Saravia, Fernanda Lisso; el doctor Fernando Velardoccio, la asesora Carolina Vidal, entre muchos otros.
El pedido de protección como Monumento Histórico fue realizado en change.org con el apoyo de 13.670 firmas y ahora consiguió la aprobación por parte de la Cámara de Senadores. El paso siguiente, será obtener la anuencia de Diputados.
Gustavo Nielsen habla de la iniciativa:
-¿Cómo surgió la moción para recuperarlo?
-La preocupación comenzó cuando, en 1990, vimos las horribles reformas que le hizo la parrilla Perico, cambiaron la idea original de que el trébol de 4 hojas flotante quedara aislado de los servicios. En el proyecto original, el área pública se separaba de los servicios por un nexo en forma de pasillo techado.
-¿Qué cambia si se declara Monumento Histórico?
-Para empezar, se evita su demolición. Es una joya del movimiento moderno y hay que preservarla. En segundo lugar, el Estado, idealmente, debería ocuparse de que el edificio vuelva a su estructura original, diseñada por Breuer. Se deben buscar los planos originales y reconstruir el edificio en base a esos planos.”, argumenta el arquitecto.
-Y, una vez realizado esto, ¿qué se hará allí?
-Nos gustaría que funcionara un Centro Cultural pero todavía no hay planes concretos.
-¿Por qué es importante que, finalmente, se sancione la ley de protección al Parador Ariston?
-Porque es el modo de tener un pedacito de la Bauhaus en la Argentina. Como la Casa Curutchet de Le Corbusier, en La Plata. Imposible de reemplazar con nada: pura historia viva de arquitectura.
FUENTE: www.clarin.com