La Ciudad de Buenos Aires todavía mantiene construcciones centenarias. En las zonas más cercanas al puerto es común encontrarse con edificios y monumentos de uno o dos siglos de antigüedad. Muchos de ellos se han adaptado a las necesidades del presente, pero aún poseen su estructura original.
Un claro ejemplo de este fenómeno es la sede que tiene la Universidad de Morón (UM) en el Microcentro, la cual recibió el premio a la Mejor Intervención en obras localizadas en el Casco Histórico. El reconocimiento lo entregan el Gobierno porteño y la Sociedad Central de Arquitectos (SCA) a través de un concurso bianual que se realiza desde 2013.
Ubicada en Lima 221, se trata de una construcción de principios del siglo XX que estuvo a cargo del prestigioso arquitecto italiano Gino Aloisi, quien también erigió emblemáticos edificios como el Palacio Raggio, el Palacio del Círculo Italiano, la Escuela Normal de Profesores N°1, el colegio Carlos Pellegrini y el gran almacén donde hoy está el Spinetto Shopping.
En el certamen organizado por el Gobierno de la Ciudad y la SCA, la sede porteña de la Universidad de Morón se impuso en la categoría Obra Nueva/Ampliación gracias al trabajo de modernización que tuvo lugar allí entre 2019 y 2021 y que sumó 1.200 metros cuadrados a la construcción original.
“Para lograr que la historia y la modernidad convivan, trabajamos con la filosofía de que lo nuevo siempre se debe contar como un hecho de la contemporaneidad; es decir, no se intentó copiar lo antiguo”, explica Alejandro Borrachia, decano de la Escuela Superior de Arquitectura y Diseño de la UM y autor del proyecto, el cual contó con el aporte de profesores y estudiantes.
Además, el profesional reveló que cuando comenzaron los trabajos de renovación, el equipo se encontró con que las estructuras originales estaban ocultas. Eso obligó a realizar un análisis exhaustivo de los espacios y quitar todo lo que se había agregado para encontrar su genética.
Cabe destacar que la modernización de la sede fue ejecutada con un enfoque sustentable. Bajo esa premisa, la ampliación se llevó a cabo con una estructura liviana, construida con soportes de acero y losas hechas con placas de cemento. Asimismo, se montó una terraza de uso público en el cuarto nivel que arriba tiene un mirador y una azotea verde.
En la misma línea, toda la estructura cuenta con ventilaciones cruzadas y cubiertas vegetales, lo que permite reducir el consumo de energía. Además, hay un sistema de cubierta móvil, el cual se abre de forma automática para expulsar el calor acumulado, mientras que los cerramientos totalmente aislados consiguen mantener una temperatura agradable. A su vez, la vegetación de la terraza y la azotea acumula agua de lluvia que se utiliza para la descarga de los inodoros y el lavado de veredas.
“Para nosotros, este lugar siempre ha sido motivo de orgullo por su valor histórico y por las reformas que se encararon, que lo han convertido en un establecimiento educativo de primer nivel”, sostiene el rector de la universidad, Héctor Norberto Porto Lemma.
El edificio, que antes era propiedad de la Compañía Argentina de Fósforos, ya había recibido otros galardones en el pasado: fue seleccionado para la XI Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo (BIAU) en 2019 y premiado en la Bienal Internacional de Arquitectura de Argentina en el área de sustentabilidad física y social en 2018.
En la actualidad, la Universidad de Morón utiliza esta sede para la realización de diversos eventos, conferencias, capacitaciones y congresos internacionales. Incluso, muchos de ellos son abiertos a la comunidad, como la última edición del festival de urbanismo Open House.
FUENTE: www.infobae.com