Todavía falta para que las copas estén del todo frondosas. Las tipas (Tipuana tipu) pierden las hojas cuando empieza la primavera y estallan, en racimos de flores fugaces, al final de esta estación. Entonces, extienden “alfombras” amarillas sobre las veredas. Falta. Pero la luz ya empezó a pintar cuadros sobre la cúpula de esta galería de ejemplares viejos y elegantes. Rectas tajantes. Curvas ligeras. Manchas oscurísimas. Aire.
Por esta arboleda, las casonas de aire inglés y el empedrado, Melián, del 1800 al 2300, en Belgrano R, es una de las calles más lindas de Capital. De postal. Sin embargo, hay otros cielos de hojas verdes preciosos en la Ciudad.
De hecho, las tipas, originarias de las yungas de Tucumán, Salta y Jujuy -y de Brasil, Bolivia y Uruguay-, también son protagonistas del “túnel” que ocupa unas 20 cuadras en Pedro Goyena, Caballito, el más extenso de Buenos Aires.
Ojo. Las tipas no son mayoría en las calles porteñas pero se hacen notar. Con casi 10.000 ejemplares, figuran novenas en el top ten de “árboles de alineación” -sembrados en fila, en las veredas- de la Ciudad, según los últimos datos oficiales. “Las cifras son de 2011 pero ya tenemos procesado el 90 % de la información del censo de 2017 y las proyecciones indican que no hay cambios significativos. Sigue habiendo poco más de 370.000 árboles en estos espacios de la Ciudad”, indicaron a Clarín desde la Secretaría a cargo, la de Atención y Gestión Ciudadana. Así que los fresnos continúan liderando el ranking callejero (155.370 ejemplares), seguidos por los plátanos (34.779). Y los jacarandás, que ya empezaron a transformar a Buenos Aires en la reina violeta, se ubican séptimos (con poco más de 11.000).
Las primeras hileras de árboles de la Ciudad fueron sembradas para la alameda que el virrey Vértiz encargó en 1780 sobre la actual avenida Paseo Colón, a la altura de la Aduana. Y ya en 1890 el gran paisajista Carlos Thays trajo las tipas. “Por su vigor excepcional, su aspecto ornamental y por su utilidad especial, considero como un deber aconsejar y facilitar su cultivo”, escribió.
Expertos señalan que la Buenos Aires del siglo XX disfrutó durante décadas del arbolado heredado. Del que fue plantado incluso entre 1930 y 1960 . “Como si fuera un patrimonio inalterable y permanente”. Es decir, sin la debida atención, sin presupuesto. Pero, a medida que esos árboles envejecían, crecían los edificios y el pavimento. De modo que el verde perdió terreno. Y el primer censo, en 2001, mostró “déficit”, entre otros problemas. ¿Por ejemplo? Ya se masificaban el fresno, súper adaptable, y los Ficus Benjamina, plantados por vecinos, “pese a que sus raíces rompen el cemento y quitan demasiada luz”, según advirtieron las fuentes oficiales.
Igual, aún hay “túneles” de árboles incluso en zonas más trajinadas que las mencionadas. Se trata de páramos a redescubrir, de otros clásicos, además del de Melián. Entre ellos, el de plátanos de Tres de Febrero, entre Zabala y Juramento, Belgrano, y el “medio túnel” de Figueroa Alcorta, entre la Facultad de Derecho de la UBA y Sarmiento (“medio” porque, por el ancho de la avenida, las ramas de los enfrentados no llegan a enlazarse), con sus majestuosos jacarandás. Y se trata también de oasis “secretos” en medio del cemento. En avenida Warnes, entre Constituyentes y Chorroarín, domina uno de plátanos. En Forest, entre entre La Pampa y Avenida de los Incas, se concentran veinte de los 495 Ibirá Pitá relevados en toda Capital.
Exóticos y clásicos, céntricos o de barrio, los cielos de hojas verdes porteños le dan la razón a Thays: “La felicidad anida más en la nobleza de un bosque que en el lujo sin verde”. E invitan a soñar.
Cinco propuestas:
1) Melián. Sólo al 1900 de esta calle de Belgrano R se concentran más de 30 tipas que llegan a medir 25 metros de altura. Pero este túnel de árboles, uno de los más bellos y famosos de la Ciudad, además de alto, se extiende entre el 1800 y el 2300. Para caminar y volver a caminar.
2) Caseros. Los plátanos forman un corredor de hasta 15 metros de alto (pueden alcanzar 25), sobre todo, frente al Parque Patricios. Aunque las raíces son agresivas y la pelusa de sus frutos produce alergias, las hojas pueden fijar el polvo, por lo que se valora su efecto “descontaminante”.
3) Forest. Entre La Pampa y Avenida de los Incas, crece un “túnel” exótico: con ejemplares de Ibirá Pitá, árbol originario de zonas selváticas que fue introducido en la Ciudad en la década de 1930. Majestuoso, llega a medir 30 metros de altura. Hay poco menos de 500 en Capital.
4) Goyena. Esta avenida de Caballito luce el corredor de tipas más largo de la Ciudad. Sólo entre Miró y Emilio Mitre, cinco cuadras, reúne más de cien árboles. Al comienzo de la primavera pierden las hojas y al final de la estación florecen. Los pétalos amarillos caen enseguida y “pintan” las veredas.
5) Warnes. Entre Constituyentes y Chorroarín, reúne más de cien de los 36.347 plátanos censados en la Ciudad, de 16 metros de alto en promedio. La especie es la segunda en el ranking callejero porteño, después de los fresnos. Ya en 1875 aparece en los recuentos de plantaciones de los bosques de Palermo -formalmente, Parque 3 de febrero-.
FUENTE: www.clarin.com