Los hermanos Castro están felices, después de una larga lucha pudieron salvar el histórico bodegón El Obrero de La Boca. Heredaron la pasión de su padre, Marcelino, quién lo fundó en 1954 y no querían defraudarlo.
Cuando desembarcó la pandemia cerró sus puertas por ocho meses, con mucho esfuerzo decidió abrir en diciembre pasado pero a fin de enero tuvo que cerrar. Sólo abrió al mediodía, no estaba ubicado en una zona para hacer delivery, además, a la noche no podía usar la vereda por falta de seguridad. Encima tuvieron que sacar hasta la última camiseta de fútbol y el último banderín por pedido del Gobierno de la Ciudad. De 20 mesas sólo podía usar 5 y los números no daban y El Obrero tuvo que cerrar.
La pasaron muy mal. “El ATP para nuestros 10 trabajadores llegaba algunos meses, otros no. Tuvimos que sacar préstamos en el banco, para que por lo menos, no les falte el ATP. Somos un Bar Notable y hasta tenemos la chapa de Bar Histórico pero no recibimos ninguna ayuda. No podíamos pedir más préstamos porque después teníamos que pagarlos”, contó Silvia Castro a BAE Negocios.
Todo fue muy duro, con tanta tristeza a Pablo, el más bajo de los hermanos Castro se le disparó una dura enfermedad. A la bronca e impotencia de no poder abrir, se sumaba la angustia de hacerle frente a un muy duro momento. Cuando pensaban que todo estaba perdido, se encendió una luz de esperanza.
Silvia Castro dio la primicia a BAE Negocios: “Sumamos un socio que nos ayudará durante dos años, queremos hacer otro intento. Estamos por convocar a todos los empleados que trabajan antes con nosotros, ojalá puedan volver. Comenzamos a reparar cosas en el local, estamos arreglando las camisetas y los banderines para volverlos a colgar. Queremos que los que vengan se encuentren con El Obrero de siempre”.
La zona recobra vida, la Usina del arte se reconvirtió en un centro vacunatorio, se instaló cerca una empresa de transporte. El problema es que el home office y el alto tránsito de la zona les impide abrir al mediodía. “Nuestros clientes no tendrían donde estacionar, por ahora. Pensamos abrir sólo de noche para arrancar. Sabemos que sigue todo difícil, la inflación no se detiene, pero confiamos que vamos a poder sostenerlo”, explicó entusiasmada.
Visitado por Bono, Francis Ford Coppola, Robert Duvall, entre otros, seducía a argentinos y extranjeros por igual. Sólo le faltó ir a Diego Maradona, cuentan sus propietarios. Conseguir a la noche una mesa era una misión casi imposible. Pero una vez adentro, la carta de platos escrita en tiza en un pizarrón era una tentación.
Todavía no está la fecha exacta de apertura, pero los hermanos Castro aseguran que será en noviembre la gran reinauguración. No dan más de felicidad, saben que sus padres, Marcelino y Lidia, deben estar brindando donde quiera que estén. La vuelta al trabajo los ayudará también a poder sostener a Pablo para que pronto se recupere y los pueda volver a acompañar. En la puerta de Agustín R. Caffarena 64, ya comienzan a ir y venir, la zona de La Boca recobra la alegría. El Obrero en breve, levanta la cortina.
FUENTE: Graciela Moreno – www.baenegocios.com