Cuando se recorre la Avenida Del Libertador desde la Ciudad de Buenos Aires, en el tramo que comprende el municipio de San Isidro, la línea del horizonte se vuelve ostensiblemente baja.
Después de un paisaje dominado por los rascacielos -apenas se cruza la calle Paraná, que delimita los partidos de Vicente López y San Isidro-, las casas y los edificios de hasta un máximo de cuatro pisos despejan la vista y se puede ver el cielo y la copa de los árboles. Es un oasis que envuelve toda la costa sanisidrense.
Hace unos años, los vecinos y el municipio de San Isidro dijeron que no a las edificaciones en altura, así que ese corredor verde a lo largo de la Avenida Del Libertador y en la Costa del Río de la Plata seguirá así por mucho tiempo.
El objetivo es preservar la naturaleza sin grandes modificaciones arquitectónicas, promover el acceso público a la costa de casi cinco kilómetros y proteger el paisaje urbano característico de casas bajas y arboles frondosos.
“La identidad de San Isidro es la calidad de su paisaje, el contacto con el verde, con el agua y la vegetación”, destacó el intendente Gustavo Posse.
Esta política de “cielos abiertos” en la costa tiene su correlato normativo. El municipio, a través de su Código de Ordenamiento Urbano, no permite la construcción de edificios de altura que puedan cambiar las condiciones ambientales.
“Esta gestión, en consenso con los vecinos, siempre luchó para preservar una costa blanda, un ecosistema natural sin desarrollos inmobiliarios en altura”, señaló Posse.
Verde desde Paraná hasta Uruguay
La protección de la zona costera de San Isidro no se limita prohibir la construcción de torres. El municipio también trabaja en la recuperación del Puerto, que luego de muchos años le cedió la Provincia para que lo administre.
En el predio que rodea a la bahía se construye un parque público totalmente “libre de autos”, con sitios para actividades deportivas, culturales y recreativas. Por estos días se puede disfrutar de un espacio verde de diez mil metros cuadrados, en donde se plantaron 150 árboles autóctonos de 25 especies diferentes. Hace unos meses, se inauguró el acceso principal ubicado en Tiscornia y Primera Junta.
Muy cerca de ese parque, el municipio construyó una plazoleta-mirador en la avenida Mitre al 1800. Desde allí pueden verse las islas que se formaron en el Río de la Plata, frente a las costas de San Isidro, también protegidas para impedir la construcción o cualquier especulación inmobiliaria. Estas nuevas islas integran la Reserva Ecológica Municipal, la primera del país.
Por la calle Sebastián Elcano, paralela al río, se delimitó un gran espacio verde natural, con plazas con juegos para niños y una cancha de street basket.
“Nuestra política es fomentar el uso del espacio público, porque el uso de los vecinos es lo que protege un lugar”, explica Posse.
En la zona del Paseo Público costero es habitual ver a vecinos y visitantes tomando mate, haciendo picnics, guitarreadas, practicando algún deporte o descansando a orillas del río. Una senda aeróbica viborea en forma paralela a las vías del Tren de la Costa, un hormiguero de caminantes, runners, ciclistas y amantes de los deportes con ruedas.
En uno de los lugares que los desarrolladores inmobiliarios se disputarían por sus vistas, en Sebastián Elcano al 2340, los adultos mayores de San Isidro viven “Puerto Libre”. Es el principal centro recreativo para la tercera edad de toda la zona norte. En el predio de cinco hectáreas, ubicado a orillas del Río de la Plata, en la localidad de Martínez, realizan actividades culturales, deportivas y recreativas.
“Vamos a seguir protegiendo y recuperando espacios verdes no solo en la costa sino en todo el municipio. La pandemia nos hizo valorar más, a todos, los espacios verdes, por eso nuestro compromiso es impulsar políticas sustentables y de protección del ambiente”, resumió Posse.
FUENTE: www.lanacion.com.ar