Se enciende una luz de esperanza en torno a la restauración del Pabellón del Centenario: abandonado durante décadas, y tras el inusual fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación -que habitualmente no interviene en temas patrimoniales-, comenzaron a darse los primeros pasos para iniciar los trabajos de puesta en valor del único edificio que se conserva de los festejos por los cien años de la Revolución de Mayo.
“Sólo la nobleza de su construcción le permitió mantenerse en pie”. La sentencia le pertenece a Mónica Capano, presidenta de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y Bienes Históricos. El Pabellón -ubicado en predios del Ejercito Argentino, concesionados a la empresa Cencosud desde 1994- es Patrimonio Histórico Nacional (PHN) y el único edificio que subsiste entre los 34 que se construyeron para el Centenario de la Patria.
Durante años, el acceso al Pabellón estuvo limitado -incluso para la Comisión, que ejerce la intendencia de este bien- y en 2014 el Ejercito inició la demanda que terminó en la Corte. El fallo ordenó a la empresa que cumpla con lo pactado en 1994, cuando se inició la concesión: restaurarlo y mantenerlo.
Esto obligó a Cencosud a permitir el ingreso del Ministerio de Defensa de la Nación y de la Comisión. Clarín pudo acceder a las fotos tomadas por el ministerio hace unas semanas atrás y que muestran el estado desolador en el que se encuentra.
Plantas y arbustos creciendo en los muros, pisos de los que ya no quedan casi rastros, mampostería desprendida, techos agujereados, paredes interiores rotas a mazazos, hierros asomando por todos lados. ¿La cúpula? Por fortuna, una sobreviviente.
Y por primera vez la empresa accedió a dar una versión sobre lo que ocurrió en estos años. Entre otras cosas, Cencosud le dijo a Clarín que se realizaron obras en 1996. “En 2010, el edificio fue nombrado MHN y a partir de ese momento y de acuerdo con la norma que los reglamenta, nos vimos imposibilitados de realizar cualquier tipo de acción particular debido a la potestad que tiene sobre el mismo la Comisión”, explicaron.
En rigor, la Comisión ejerce la intendencia -no la potestad- sobre los bienes declarados y debe supervisar las obras, pero esto no impide que se lleven a cabo. Es el caso de, por ejemplo, el Hotel Plaza.
Fue adquirido por el grupo Sutton Dabah y está siendo sometido a una obra integral de restauración y modernización. Y las obras específicas de la fachada del ala antigua -que se encuentra protegida por ser un MHN- están siendo consensuadas con la Comisión.
La empresa incluso va un paso más allá: aunque no está obligada a hacerlo, conservará el restaurante original, el bar y los escritorios del hotel. Y para esto contrató a un equipo de restauradores que ya comenzaron a realizar los trabajos de documentación.
Cencosud informó que presentó proyectos en 2008, 2013 y 2018: argumentaron que “al estar la instancia judicial de por medio y la potestad del bien en manos de la Comisión, no se pudo avanzar”.
¿La empresa no evaluó que este Pabellón -restaurado, protegido y mantenido por Cencosud- podría haberse transformado en un ícono? “No soslayamos en ningún momento el valor histórico del Pabellón y por eso su mantenimiento y refacción siempre estuvo incluida en nuestros proyectos. No obstante, al pasar a ser un MHN, era la Comisión quien debía indicarnos cómo proceder, en función a su potestad”, explicaron.
¿Cuáles son los pasos a seguir, después del fallo de la CSJN? “En Cencosud estamos listos y tenemos la voluntad de avanzar con las obras pertinentes para la puesta en valor del monumento de conformidad con la sentencia de la Corte, de forma de devolverle su esplendor original y que pueda ser disfrutado por toda la comunidad”, aseguraron.
“Se han presentado proyectos, planos, pliegos de especificaciones técnicas, detalles de materiales, plazos y CVs de los profesionales contratados (arquitectos especialistas en restauración, arqueólogos y una constructora) para comenzar las obras cuanto antes. Nos encontramos preparados para iniciarlas una vez que la Comisión nos habilite a ello”, aseguraron.
Desde la Comisión y el Ejercito confirmaron a Clarín que comenzaron a darse los primeros pasos luego del fallo de la Corte. Por ejemplo, la arqueóloga urbana Sandra Guillermo, reconocida por su trabajo en la Confitería del Molino, comenzará a trabajar en el lugar. Por otra parte, intervendrá el estudio que fundó un arquitecto considerado pionero en la preservación del patrimonio, Jorge Gazaneo.
“Durante años estuvo convertido en un lugar de acopio. Junto al Pabellón hay un terraplén por el que pasan los camiones que operan dentro del predio por el tipo de mercadería que se mueve. Hay efluentes cloacales atravesando la zona. Dan ganas de llorar al ver como han abandonado este lugar”, dijo Mónica Capano en un reciente encuentro que hubo en el Congreso y en el que se abordó la situación del Pabellón.
“Será una tarea de mucho detalle. Apuntamos a recuperar componentes estructurales y arquitectónicos. Y también pequeños objetos que pudieran haberse filtrado a través de los pisos”, explicó Guillermo a Clarín. “Pensemos que este Pabellón tiene una singularidad: se usó muy poco tiempo, porque se construyó para el fin específico de la feria y los festejos por el Centenario de la Patria. Luego no tuvo usos comerciales. Pese a que se trata de una arquitectura efímera, los materiales eran de una calidad que permitió que perduraran. Materiales nobles que resisten condiciones ambientales terribles, maltrato y falta de cuidados”, explicó.
Así es que este Pabellón se mantiene estoico. Como indicó Guillermo, este tipo de arquitectura efímera permitió que en la feria se montaran otras 34 construcciones. Desde pabellones (de países, provincias e incluso de empresas privadas), hasta globos aerostáticos, maquinaria agrícola y un vivero, aviones, vagones y autos, entre muchas otras atracciones que mostraban la pujanza del país, su producción y su industria.
El mejor ejemplo de esta arquitectura efímera fue el Pabellón de las Bellas Artes que se montó en Plaza San Martín. En verdad, se construyó para la Exposición Universal de París de 1889 y representaba a la Argentina. Allí ganó el primer premio por su grandilocuencia. Básicamente era una gran estructura metálica, vidriada. Se desmontó al finalizar la exposición francesa y se trasladó a Buenos Aires. Y se volvió a armar para los festejos del Centenario. Permaneció en pie hasta 1933, luego se desmanteló y no hay rastros de dónde acabó toda esta mega estructura.
Datos curiosos
El centro de atracción de aquella Exposición Universal de París fue la Torre Eiffel, que se construyó para este evento. El plan original era desmontar la estructura de hierro una vez que terminara la feria. Sin embargo, se convirtió en un éxito inmediato y luego, en el símbolo de esa ciudad. En 1889, entre el 15 de mayo y el 6 de noviembre, la visitaron casi 2 millones de personas (hoy son 7 millones los visitantes anuales, por eso se la considera como la atracción de pago más concurrida del mundo).
En la charla que se llevó a cabo en el Congreso participaron también “Vecinos por Palermo”, una organización que se acercó al Pabellón por primera vez en 2014. Al descubrir el estado de abandono en el que se encontraba, temieron por su demolición.
“Entendimos que lo primero que teníamos que hacer era visibilizarlo para protegerlo, que más gente lo conociera. Logramos que la empresa nos permitiera acercarnos con la gente de Croquiseros Urbanos, quienes lo dibujaron como una forma también de difusión. Además, salimos a volantear por el barrio”, contó Ricardo Castañeda, de la organización. “No se cuida lo que no se conoce”, apuntó.
En estos días, en la sede de la Comuna 14 (Coronel Díaz 2120), se lleva a cabo una exposición de las ilustraciones realizadas por los croquiseros. Además, habrá charlas y actividades para difundir la existencia del pabellón e invitar a los vecinos y vecinas a reflexionar sobre la necesidad de recuperarlo.
El fallo en la Corte
Fuentes de la Corte informaron a Clarín que es muy poco habitual que este tipo de casos patrimoniales lleguen a esta instancia. El derrotero de esta causa se inició en 2014 y tiene un extenso ida y vuelta de sentencias, apelaciones, quejas y ratificaciones.
En agosto, la Corte le puso fin al derrotero: le ordenó a la empresa chilena Cencosud -propietaria de Jumbo e Easy, entre otras- que cumpla con el contrato de concesión que firmó con el Estado Nacional, en el que se comprometía a restaurar el pabellón.
El contrato explicitaba que la empresa debía restaurar y mantener el Pabellón. A todas luces, las obras no se hicieron. El fallo de la Corte, sencillo, con claridad de palabras y conceptos, ordenó que los trabajos se lleven a cabo, que sean financiados por Cencosud y que sean monitoreados por la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos.
El edificio fue diseñado por el arquitecto italiano Virginio Colombo. En la Ciudad dejó más de 50 obras, entre ellos la Casa Calise -un ícono del Art Nouveau, sólo en la fachada cuenta con 35 esculturas- y el Palacio Grimoldi, ubicado en el barrio de Balvanera, cerca de la estación Once, que tiene un mirador, un puente interno y un jardín de invierno.
FUENTE: Silvia Gómez – www.clarin.com