Tras la decisión de la Justicia de declarar ilegales las rejas de Plaza de Mayo, nuevamente su uso en los espacios públicos de la Ciudad de Buenos Aires vuelve al centro de la polémica.
Uno de los primeros espacios verdes en lucir enrejado fue el Parque Thays, en Recoleta, inaugurado en los 90 donde funcionaba el Italpark.
Otro de los primeros, para esa misma época, fue el Jardín Botánico, en Palermo.
Se calcula que 80 de los 250 parques y plazas de la Ciudad de Buenos Aires fueron enrejados para evitar el vandalismo. A veces, por pedido de los propios vecinos, como sucedió con la Plaza de la Misericordia, en Directorio al 2000, Flores.
Lo contrario sucedió en Plaza Irlanda, también en Flores, en 2006. En pleno proceso de restauración y mejoramiento de los juegos y otros espacios, los vecinos se resistieron a que la plaza apareciera “enjaulada” y su pedido fue respetado. Pero a los pocos días de inaugurada se robaron dos aros de básquet y los juegos para chicos aparecieron rotos. Entonces se colocó un cerco perimetral.
Parque Lezama por su parte, fue el escenario donde se libró una larga batalla entre parte de los vecinos y el Gobierno de la Ciudad. Cuando se proyectó su recuperación, en 2008, se planteó que el enrejado era indispensable para recuperar “su carácter intimista” y evitar gastos de mantenimiento y reparaciones ante el vandalismo. En 2013, el prestigioso paisajista Jorge Baya Casal opinó que las rejas ayudarían a preservar el parque, en tanto que la Asamblea Parque Lezama llegó a acordar con la Ciudad que no habría cercos. Dos años después, los mismos vecinos impidieron que las rejas se colocaran. Y en mayo de 2015 el parque reabrió sin vallados.
Al momento, el Gobierno de la Ciudad está optando por dejar las plazas libres de enrejados a menos que éstos sean pedidos por los propios vecinos.
Muchos urbanistas sostienen que hay que abandonar la idea de que si se sacan las rejas los espacios serán vandalizados. Dicen que es al revés: cuando más se vincula un lugar con su comunidad, más se lo cuida y más se lo respeta.
FUENTE: www.clarin.com