En tanto nadie es capaz de predecir cómo, ni cuándo, ni si algún día tendrá fin esta pandemia, sus efectos en la vida cotidiana, en los hogares, en la organización del trabajo y hasta en el diseño de ciudades enteras se multiplican y hacen sentir con fuerza, confirmando que más allá del todavía incierto desenlace el mundo no saldrá de esta experiencia sino completamente transformado.
Un ejemplo palpable son los flamantes edificios que los desarrolladores inmobiliarios vienen construyendo en el Área Metropolitana de Buenos Aires. Es que muchos de ellos traen diferencias marcadas en sus amenities, espacios comunes y en las propias plantas de los departamentos, pero además no se descarta que en un futuro comiencen a producirse ciertos cambios también en la ubicación de estos proyectos.
El trabajo en casa, la huerta orgánica en el balcón, las distancias caminables y la necesidad de contar con espacios comunes flexibles son apenas algunas de las tendencias de las que los constructores han venido tomando nota para dar lugar a unos edificios que cada vez más están dando cuenta de cómo son los hábitos sociales y culturales post pandemia.
“Cambiaron muchas cosas: algunas estructurales, otras conceptuales y otras más de valoración” dice Damián Lopo, cofundador de Newlink Capital, para arrancar a describir esta serie de transformaciones que -más o menos visibles- empiezan ya a moldear la vida del futuro.
La oficina en casa, pero fuera de casa
Se trata, probablemente, del cambio más notorio de todos: los espacios de trabajo en las áreas comunes de los edificios figuran hoy entre los atributos que más se demandan. “Es algo que logramos implementar en el caso de Next Bustamante y Next Pampa”, detalla Lopo sobre sendos edificios ubicados en Recoleta y Belgrano. “Si los SUM tenían antes una intención de reunión, ahora esa intención es parcial. Lo que hicimos fue, sin anular el SUM y generar para las horas del día un espacio de co working incorporando tecnología, wi-fi integral en todo el edificio y un televisor grande que puede funcionar como segundo monitor”, precisa.
“En nuestro caso fuimos incluyendo los cambios de acuerdo a lo que a nosotros mismos nos pasaba o veiamos en la mayoría de la gente”, marca el director de desarrollos inmobiliarios de M&M, Gabriel Maioli, y pone como ejemplo a Alto Asamblea, una torre que se está por empezar a construir en Parque Chacabuco y se promociona con unos amenities “pensados para la vida del futuro”.
“Hacer una reunión de trabajo por videollamada en casa se volvió casi una misión imposible: de ahí surgió la idea de sumar al edificio 24 burbujas de teletrabajo con conexión a internet, así como salas de reuniones seguras y equipadas para encuentros profesionales. Estábamos encerrados y teníamos que recibir el pedido del súper: así creamos el ‘fresh delivery room’, una cámara de refrigeración para almacenar los pedidos de alimentos de los vecinos. ¿No se puede salir a correr? Generamos entonces un circuito aeróbico en la terraza para poder hacer ejercicio al aire libre y contemplando la ciudad”, completa Maioli.
El CEO de la desarrolladora Spazios, Juan Manuel Tapiola, explica que, al estar dirigidos sus proyectos a un público de clase media, tampoco es posible plantear grandes cambios edilicios. “Tal vez no puedo incluir un balcón privado de 30 metros con césped, pero sí reforzamos la parte de los amenities. Nosotros comercializamos departamentos chicos: los de dos ambientes, por ejemplo, tienen 40 metros cuadrados, pero con una sección de amenities grande y con prestancia: cuentan con cine, parrillas y pileta que funcionan como el lugar de descompresión. Nuestro público de verdad ‘gasta’ estos espacios”, asegura.
“En este último tiempo -añade- incluimos una oficina con mesas, enchufes y sección de cafetería. Esto es algo que ya se proyectaba pre pandemia, pero antes era diferente: tal vez tenías un loco que iba a trabajar un martes a la mañana. Ahora hay que pensar que un martes a la mañana puedo tener diez personas ahí”. Según Tapiola para que esta incorporación no impacte en las expensas de lo que se trata es de reciclar las áreas comunes ya existentes: “el mismo espacio que a la noche hace de SUM y tiene cine y mesas de ping pong se puede transformar durante el día en una suerte de co working”.
Otra forma de compartir
La necesidad de mantener la higiene, el aumento de la movilidad en bici y las posibilidades de tener que, una vez más, “quedarnos en casa”, son factores que también impactan en el diseño de las viviendas. “Veníamos basando el concepto de Next en cuatro pilares: arte, tecnología, sustentabilidad y diseño. Ahora sumamos un quinto que es ‘sanidad’ y así incorporamos desde alfombras sanitizantes hasta expendedores de alcohol en gel y medidores de temperatura que no pueden faltar para la pandemia que vivimos y las que viviremos en el futuro”, marca Lopo.
“Los amenities tienen que poder generar diálogo”, agrega Maioli y precisa que en sus desarrollos están pensando en espacios y actividades que funcionen como excusa para conocer al vecino: salas de juego para todas las edades, microcine, sala de karaoke y espacios verdes recreativos con mini golf y zonas de recreación. “Es muy probable que los habitantes de estos departamentos tendrán que pasar más tiempo dentro de ese predio. Y con ese pensamiento se hizo este edificio -dice acerca de Alto Asamblea-, que prácticamente es un country en propiedad horizontal”.
“Hoy vi un gamer room como amenity en un nuevo desarrollo. Los bicicleteros ya son mandatorios” twiteó el analista de mercado inmobiliario Daniel Bryn. Y remató: “Hay para todos los nichos en este mercado”.
En San Isidro el desarrollo Prana –que Winterra lanzó junto a Neue- está también diseñado para actividades de relajación y vida social dentro del proyecto, con los amenities tradicionales y a la vez nuevas comodidades como el área de yoga y meditación, la huerta orgánica y la estación de bicicletas para uso común, dado que ante las restricciones en la movilidad (y la creciente contaminación que generan los automóviles) la apuesta a la bici puede ser un interesante elemento de cambio en las ciudades post pandemia.
Amo mi balcón
“La eterna discusión entre desarrolladores y clientes era esta: les decías que tenías cien metros totales y diez de balcón, y te pedían que a estos no se los cobraras al cien por ciento. Esa fue una de las cosas que más cambió: que los espacios descubiertos se valoran de otra forma. Porque ante una situación de encierro que puede durar hasta un año, un balcón donde tener un living suma tanto o más valor que el metro cuadrado convencional”, señala Lopo.
Desde Spazios hicieron una encuesta entre los habitantes que ya viven en sus departamentos, y en los resultados la importancia del balcón explotó como una de las respuestas más contundentes. “Ese lugar que antes casi no existía, donde como mucho tenías una planta, de pronto pasó a tomar una vida completamente distinta: porque salís a comer, tenés contacto con el afuera y hasta plantás ahí la lechuga y el tomate cherry”, dice Tapiola y precisa que en sus desarrollos están ampliando los balcones de 3 por 1,20 metros cuadrados a 1,50, o incluso 1,80. “Son cincuenta centímetros que pueden transformar todo. Parece una tontería pero lo cierto es que ahora, cuando hacemos el dibujo del balcón, tenemos que incluir ahí la huerta y la mesa con sillas”.
Otras zonas, otros ámbitos
Se trata de una de las grandes preguntas del momento: si el centro, valga la redundancia, pierde al menos parte de su centralidad y entonces ya no hay que viajar hasta allí todos los días, ¿qué impactos podría tener ese cambio en la configuración y los usos del suelo del resto de la ciudad?
Así como crece la tendencia de instalar oficinas en barrios de densidad media, algunos desarrolladores empiezan a mirar con buenos ojos la idea de construir viviendas de categoría en zonas que hasta hace poco no justificaban altos tickets de compra, aunque esta posibilidad no aparece exenta de la lógica resistencia de los vecinos y de la eterna batalla por el espacio público en una ciudad que sufre un marcado déficit de verde.
Un caso es el mencionado Alto Grande Asamblea que se empezará a construir en una zona tranquila y de casas bajas de Parque Chacabuco. “Hay algo sumamente interesante que está pasando en las grandes ciudades del mundo: se llama ten minuts walking distance y tiene que ver con la descentralización. Lo que podés hacer en tu zona, ahora lo hacés en tu zona”, advierte Maioli, y asegura que la apuesta a barrios como Mataderos o Villa Luro “todavía no se está materializando, aunque sí vemos que hay interés por las consultas que recibimos”.
Lopo observa el tema con cautela: “Es cierto que dependiendo de cuál sea su rubro las empresas están generando home office para uno, dos, o tres días por semana. Pero me parece que esta cuestión se va a ir acomodando: por ahora no veo que el trabajo en casa se vaya a implementar de manera permanente. Es más, creo que vamos a ver una vuelta a las oficinas. Después de todo, salir de casa y cambiar de aire es algo que las personas necesitamos”, reflexiona.
“La ubicación respecto del centro se volvió más irrelevante”, opina por su parte Tapiola. “Mirado a ojo de halcón: así como el centro pasa a ser menos importante, Capital puede pasar también a ser un poco menos importante. No del todo, pero al menos un poco”, concluye.
FUENTE: Verónica Ocvirk – www.lanacion.com.ar