El miércoles 12 de abril en la sede de APOC (Asociación del Personal de los Organismos de Control), el referente del Frente Renovador Porteño, Juan José Tufaro presentó la Mesa Redonda “Patrimonio e identidad en riesgo en CABA”, donde expusieron la urbanista Nidia Marinaro de Livingston, el arquitecto y especialista en conservación y restauración patrimonial Marcelo Magadán y la Arq. Dora Young de la Asociación Amigos de la Estación Coghlan; que estuvo moderada por el periodista y politólogo Gustavo Schweitzer, editor del portal Urbanos en la Red.
Marinaro, actual titular del Estudio Livingston, recordó el compromiso que siempre tuvo Rodolfo Livingston con el destino de la Ciudad, y su aporte con la “Arquitectura de familia” que pone al ciudadano en el centro de los nuevos proyectos de construcción o modificación de los ya existentes. Disertó sobre la importancia de la memoria y el paisaje urbano, y la necesidad de preservar la identidad individual y colectiva afirmando que en los últimos años “en la ciudad pareciera que la memoria, la identidad y el patrimonio no tienen valor”.
Por su parte Magadán, que también integra en la actualidad la Comisión Nacional de Monumentos, Lugares y Bienes Históricos, explicó los distintos grados o categorías de catalogación de bienes patrimoniales, y las consecuencias que pueden tener las intervenciones en ellos, sobre todo cuando los organismos de la Ciudad que deben velar y regular dichas acciones tienen resoluciones laxas o con marcada liviandad. Y en línea a lo que sostiene la UNESCO, “el patrimonio es el legado cultural que recibimos, al cual tenemos el derecho a disfrutarlo, pero también la obligación de transmitirlo a las nuevas generaciones”.
Finalmente, Young se refirió la experiencia vecinal que afectó al barrio de Coghlan, en el caso del denominado Palacio Roccatagliata -ejemplo de la voracidad inmobiliaria en la Ciudad- que luego de varias suspensiones de obras por recursos de amparo, hoy ve como se erigen en derredor del bien patrimonial una torre de 13 pisos y otra de 28, afectando la identidad y forma futura de vida de los vecinos circundantes. La arquitecta también marcó ”la necesidad de pensar nuevos mecanismos de participación, a los que considera agotados, como a tener más en cuenta la dimensión ambiental y climática a la hora de pensar nuevas políticas públicas”.
FUENTE: www.urbanosenlared.com.ar