Hay ruidos que el cuerpo aprende a ignorar, pero que el sistema nervioso sigue absorbiendo: el colectivo que frena con brusquedad, la sirena insistente, el ladrido del perro del vecino.
El ruido urbano no se ve, pero se siente. Y molesta. No es casualidad que la OMS lo haya clasificado como una de las principales formas de contaminación invisible en las ciudades.
En ese contexto, el paisajismo acústico —una rama del diseño que busca reducir el impacto sonoro mediante vegetación— empieza a ganar terreno. Porque las plantas pueden amortiguar el ruido.
No es magia ni metafísica botánica. Es física pura: las ondas sonoras pierden fuerza al chocar con superficies irregulares, blandas y porosas. Y en eso, las plantas son campeonas. Una buena barrera vegetal combina tres funciones:
– Redirige las ondas lejos de la fuente.
– Absorbe el sonido por medio de las hojas, tallos y ramas.
– Altera el trayecto del ruido y lo dispersa.
Para lograrlo, la clave está en la densidad, altura y diversidad de estratos: cuanto más complejo sea el muro vegetal, más eficaz actuará como buffer acústico.
¿Cómo armar una barrera sonora efectiva?
– Mínimo tres capas: combinar árboles, arbustos y herbáceas para lograr absorción vertical.
– Distancia a la fuente de ruido: cuanto más cerca de la calle o el foco sonoro, más efectivo el primer impacto.
– Evitar espacios vacíos: las “grietas verdes” dejan pasar el ruido. Mejor intercalar especies de distinto porte.
– Evitar podas excesivas: los cercos verdes esféricos pueden ser estéticos, pero pierden capacidad de absorción acústica.
Silencio con biodiversidad
Una hilera de árboles puede bloquear algo de ruido, sí. Pero un muro vivo de arbustos nativos, gramíneas, aromáticas y árboles bien elegidos ofrece mucho más: polinizadores, aves, mejora de la calidad del aire y un microclima más amable.
El paisajismo acústico, bien entendido, no es solo un problema de decibeles. Es una oportunidad para rediseñar el vínculo con el entorno urbano, con más textura, más sombra, más vida… y menos bocinazos.
FUENTE: Valeria Burrieza – www.lanacion.com.ar