La pandemia generó la necesidad de adaptarse a nuevas demandas sociales a partir de los cambios en la forma de trabajar y vivir. Esta situación ha colocado, aún más, a las personas en el centro de cualquier proyecto de desarrollo urbano, invitando a recuperar la importancia de crear ciudades más flexibles, que puedan adaptarse mejor a las necesidades de sus habitantes.
“En todo momento hay que tratar de no perder de vista cuáles son las ideas detrás de cualquier trabajo y el impacto que generan los proyectos como desarrollistas arquitectos en la escala que nos toque”, plantea Ignacio Trabbuchi, Socio Titular, Director Comercial y de Planificación Estratégica de ATV Arquitectos. “Nosotros creemos en la sinergia, el encuentro, el conjugar la buena arquitectura con los buenos negocios y con el impacto positivo en la ciudad. Todo esto cruzado y atravesado por una fuerte reflexión de lo que la arquitectura y el desarrollo generan en las personas, en la ciudad y en el ambiente”, agrega.
Según el vocero de ATV Arquitectos, una persona que invierte en pozo va a transitar varios años con su desarrollista considerando que unos 2 años demanda la compra del terreno hasta que empieza la obra; a lo que se suman 3 años de obra y 3 años más de posventa.
“En todo momento hay que tratar de no perder de vista cuáles son las ideas detrás de cualquier trabajo y el impacto que generan los proyectos como desarrollistas arquitectos en la escala que nos toque”, plantea Ignacio Trabbuchi, Socio Titular, Director Comercial y de Planificación Estratégica de ATV Arquitectos. “Nosotros creemos en la sinergia, el encuentro, el conjugar la buena arquitectura con los buenos negocios y con el impacto positivo en la ciudad. Todo esto cruzado y atravesado por una fuerte reflexión de lo que la arquitectura y el desarrollo generan en las personas, en la ciudad y en el ambiente”, agrega.
Según el vocero de ATV Arquitectos, una persona que invierte en pozo va a transitar varios años con su desarrollista considerando que unos 2 años demanda la compra del terreno hasta que empieza la obra; a lo que se suman 3 años de obra y 3 años más de posventa.
Una de las áreas que sufrió más modificaciones tiene que ver con el surgimiento de nuevas modalidades de trabajo. De a poco, la presencialidad en la oficina volverá a ser lo normal, algunas personas decidirán continuar cumpliendo sus actividades mediante el home office y también estarán los que opten por realizar un híbrido entre ambas. Para que cada una de estas situaciones sea posible, el espacio de trabajo debe poder adaptarse a ellas, como así también brindar seguridad y confort a las personas, convirtiéndolo en una experiencia totalmente positiva.
A partir de esta situación, algunos emprendimientos decidieron cambiar la idea original para adaptarse a estas nuevas necesidades de los usuarios. Un ejemplo de esto es el proyecto Qiub de BW Group, que nació como un edificio de oficinas, con ocho salas de cine y locales comerciales, y que, por las modificaciones del mercado audiovisual durante la pandemia, tuvieron que reinventar el proyecto.
Roberto Baylac, socio Fundador de la empresa, expresa al respecto: “Rediseñamos el espacio para alojar residencias a partir de un upgrade al concepto de coworking. Pensamos en un lugar donde se comparte un espacio de trabajo y también donde vivir. La idea era combinar la vida laboral y social para poder satisfacer a un enorme espectro de usuarios que son atraídos por vivir y trabajar en un mismo lugar, donde se ahorran tiempo y dinero. Nuestra idea es continuar esforzándonos al máximo con lo que nos gusta para mejorar la manera en que la gente vive y trabaja”.
FUENTE: cedu.com.ar