Tras más de 23 años de otorgar permisos precarios para utilizar el espacio público de la Playa Bristol y la Playa Popular, el Concejo Deliberante aprobó el pliego para instalar una playa pública equipada. Junto con este nuevo pliego, desde el Ente Municipal de Turismo (EMTUR) se presentó un render donde se propone remodelar este importante sector turístico de la ciudad, con el objetivo de otorgarle un aspecto más moderno.
Asimismo, se aseguró que las playas tendrán estructuras sustentables, con baños accesibles, puestos gastronómicos y un esquema de explotación de sombra móvil de 200 sombrillas. Además el proyecto plantea una renovación del paseo de compras actualmente conocido como “La saladita marplatense”.
Esta situación no es novedosa para la playa Bristol. Si observamos este emblemático sector de la ciudad con perspectiva histórica, ha atravesado numerosas transformaciones desde que los primeros habitantes comenzaron a habitar la zona. Para conocer con mayor detalle estas transformaciones, desde Portal Universidad dialogamos con la arquitecta Felicidad París, directora de la Maestría en Gestión e Intervención en el Patrimonio de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
Con relación a los orígenes de la playa Bristol, París expresó: “La playa Bristol, toda la bahía en realidad, fue un poco el origen de toda la ciudad. Desde el arroyo Las Chacras, entre la loma de Santa Cecilia y Stella Maris, es donde creció el primer saladero, el primer puerto y se fue consolidando toda la ciudad. Así se originó el puerto en Mar del Plata, ya desde 1850, cuando llegaron los primeros habitantes europeos con Coelho de Meyrelles. Sin embargo antes había varios grupos de habitantes originarios, de diferentes tribus y grupos que fueron todos arrasados. Estos habitantes vivían en esta misma zona, desde la Bristol hasta la Sierra de los Padres porque había mucho ganado cimarrón en el campo, muchas vacas y caballos”.
En cuanto al establecimiento del sector como atractivo turístico, París explicó que se suele decir erróneamente que su construcción fue una imitación de otros balnearios ya existentes en Europa. En ese sentido expresó: “Todo el proceso de ejecución del balneario fue paralelo y contemporáneo a lo que pasaba en Europa. Nuestra clase oligarca de poder viajaba constantemente y traía las novedades, pero llegó conjuntamente con Europa el tema de las grandes epidemias y enfermedades. Esta situación desencadenó que la gente de altos recursos sea invitada por los médicos e higienistas del momento a que se vayan en el verano de las grandes ciudades para salvarse la vida y busquen un ambiente marino o un ambiente de sierra. Así es que empezaron a aparecer hospitales y hoteles. El mar, hasta ese momento, era un lugar evadido por la gente, el mar era para los piratas, el contrabando y el comercio pero no para las poblaciones”.
“En un principio había bares, prostíbulos y la gente ni siquiera sabía nadar. Ante el evento real de las epidemias se empiezan a buscar sitios y se encuentra en Mar del Plata este pueblo puerto que se estaba fundando y se presenta como el lugar apropiado para esta villa de veraneo higiénico”, agregó.
Posteriormente, con la playa Bristol como eje central, empiezan a construirse casillas rodantes para ir de la arena hasta el mar y a partir de ahí se inicia un proceso de grandes transformaciones en el sector. En ese sentido París dijo: “La gente no quería caminar sobre la arena. Luego esas casillas rodantes se convirtieron en la rambla de madera, después dieron paso a la Rambla Bristol que más tarde fue demolida y permitió la construcción del espacio actual a manos del arquitecto Bustillo”.
¿Es necesario transformar nuevamente este espacio?
Consultada sobre las características del proyecto de remodelación que se pretende llevar a cabo y la necesidad de transformar este espacio, París expresó de forma determinante: “En realidad no habría que remodelar, habría que eliminar. Los marplatenses somos un pueblo singular porque no nos preocupa que nos usen los espacios públicos. Son espacios que nos pertenecen y que se otorgan a distintos empresarios cuando ni siquiera conocemos bien cuáles son sus objetivos, cuáles son sus ganancias, qué porción de esas ganancias vuelven a la ciudad y que se hace con ese rédito”.
“La feria que se encuentra actualmente ni siquiera vende productos de artesanos, que de algún modo si se quiere podría ser una actividad que justifique su presencia. Si nos dijeran que con el cánon por utilizar dicho espacio se construirá una salita en un barrio o un jardín de infantes, podría pensarse que vale la pena. Sin embargo la realidad es que nunca se sabe que pasa con eso, no existe una rendición y seguimos aguantando que nos ocupen las plazas, las playas, los paseos y los edificios que nos pertenecen. Considero que ese espacio no debería estar ocupado”, afirmó.
Asimismo, destacó la importancia de reducir la densidad de ocupación de estos espacios, porque afecta directamente al deseo de los turistas, que buscan sitios más tranquilos para veranear. “Esta falta de planificación e invasión de los espacios públicos hace que Mar del Plata sea rechazada por muchos turistas” expresó.
La importancia de cuidar el patrimonio
En cuanto a la importancia de respetar el patrimonio histórico de este sector y de la ciudad toda, París dijo: “Está declarado patrimonio nacional desde el muelle de pesca hasta el Torreón del Monje. Toda esa bahía, con los edificios que contiene, está declarada como patrimonio, por lo tanto no deberían realizarse este tipo de modificaciones en la zona. El problema es que hay muchos abusos de poder por parte de los concesionarios, que tomaron la playa como propia y la cercaron. Abusaron de poder porque esa potestad no está en el pliego licitatorio. Esto lo se por que en su momento el Gobierno provincial le solicitó a la Facultad de Arquitectura que confeccionara el pliego licitatorio para el edificio del Hotel Provincial y el Casino. Nosotros participamos en la elaboración y sabemos que en el pliego no figura el uso de la playa”.
“El problema es que los marplatenses no demandamos que nos den respuestas por el uso de estos espacios. Yo apelo a la memoria de la gente, apelo a la conciencia y a que el tema de la preservación del patrimonio, no es solamente histórico. Tiene que ver con el hacer para que la gente pueda usar. Los espacios tienen que estar en uso y transmitir una herencia de generación en generación. No digo que todo se mantenga inmóvil en el tiempo, pero es necesario respetar algunas bases. Si no tenemos esas bases de la herencia de nuestro pasado, si perdemos la identidad de lo que fuimos, nos convertimos en un pueblo débil que permite que pasen estas cosas. Hoy en día permitimos que empresarios, de aquí o de afuera, tomen lo que es nuestro y lo usen sin darnos nada a cambio”, dijo.
En ese mismo sentido, destacó que esta explotación no planificada “en definitiva nos hace perder cultural, económica y turísticamente. Hay muchísimas ciudades en Argentina que despertaron y ya son conscientes de todo esto, como Rosario, Córdoba, La Plata, Buenos Aires. Entendieron la importancia de cuidar sus patrimonios para mostrar al turista, para poder contarle su historia. Por el contrario, nosotros hablamos de modernidad desde la década del 50 y así se ha demolido todo y terminamos con espacios poco funcionales como la avenida Colón y el microcentro, invadidos de edificios en altura muy deteriorados que ya no sirven y no sabemos qué hacer con eso”.
FUENTE: www.noticiasmdq.com