Desde hace 7 años el Laboratorio de Instrumentación y Control, que depende del Conicet y la Universidad Nacional de Mar del Plata, trabaja en la generación de energía solar fotovoltaica, es decir que transforman la radiación solar captada por los paneles en energía eléctrica.
El laboratorio conformado por ingenieros eléctricos, trabaja desde la Facultad de Ingeniería en el desarrollo de estrategias para generar inversores que permitan “tomar la energía de corriente continua que produce un panel, proveerle al sistema las condiciones de operación óptima y finalmente inyectarlo a la red eléctrica”, explicó el ingeniero Gustavo Uicich. Este esquema que aprovecha la luz del sol resulta “el más económico desde el punto de vista de la inversión y también desde el aspecto social”.
Para lograr estos objetivos, en la terraza de la Facultad de Ingeniería se instalaron 12 paneles solares que proveen un porcentaje del consumo energético del edificio. Además en breve se sumaran 6 paneles más que ya fueron adquiridos.
Al trabajar con la captación de la energía solar, las condiciones de irradiación determinan cuánta superficie se tiene que dedicar a paneles solares. “En nuestra latitud tenemos una irradiación menor que en algunas zonas del norte del país. El cálculo debe adecuarse a la insolación del lugar en el que se quiere instalar”.
Generación Distribuida
A través de la generación de energía por paneles solares, durante el día un particular puede proveerse parte de sus propio consumo eléctrico. Con el excedente generado hay dos alternativas. Almacenarlo en una batería o inyectarlo a la red eléctrica, es decir la generación distribuida. Esta última alternativa es la que trabajan los ingenieros del Laboratorio ya que resulta más económica para los usuarios y menos contaminante. “En este caso la red eléctrica se utiliza como un gran distribuidor o almacenador de energía producida por renovables. El excedente que generan mis paneles se suministra para el uso de otros”.
Las generación de energía eléctrica a través de fuentes renovables es una tendencia a nivel mundial. Según datos de la ONU en 2015, el 17,5% del consumo final de energía fue de renovables. Cabe destacar que en los últimas años bajaron los costos de los paneles y los equipos solares, lo cual aceleró su uso y desarrollo. Más allá de estos datos, para lograr un uso doméstico “esta tecnología tiene que ser económicamente conveniente; hay que poder amortizar el equipo antes del agotamiento de su vida útil”, señaló Uicich, ya que pasados 10 años los paneles comienzan a rendir menos.
Otro aspecto positivo de la generación distribuida es que la producción se realiza en el lugar donde se consume y así se evitan los costos de transportarla, “por ejemplo de Yacyretá en el norte o las centrales hidroeléctricas del sur”, explicó Uicich.
Ley de generación distribuida con energías renovables
En noviembre de 2017 se aprobó la Ley 27424 que estableció el marco regulatorio para que los consumidores puedan ser generadores. Si bien aún se espera su reglamentación, esta normativa es un gran impulso para la actividad ya que establece que cada “usuario-generador recibirá una tarifa de inyección por cada kilowatt-hora que entregue a la red de distribución. El precio de la tarifa de inyección será establecido por la reglamentación de manera acorde al precio estacional correspondiente a cada tipo de usuario que deben pagar los distribuidores en el Mercado Eléctrico Mayorista.”
“A nivel global la inyección de energía solar fotovoltaica a la red es un problema resuelto desde el punto de vista técnico y económico”, detalló el Ingeniero Uicich. “En Argentina nos falta resolver el tema económico, cómo vamos a sustentar la proliferación de energía distribuida, cuánto nos van a pagar por inyectar y cuánto por consumir”.
FUENTE: www.0223.com.ar