A fines de mayo, su ausencia llamó la atención: El Pensador faltaba del lugar que ocupaba desde hace más de un siglo en la Plaza Congreso. Después se supo que la escultura que lleva la firma de Auguste Rodin había sido retirada por el Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad para restaurarla. Y ahora, después de tres meses de trabajo, la devolvieron a su pedestal. Aunque es un pedestal algo distinto al que tenía antes: lo elevaron un metro más para que la estatua se luzca más.
“Duplicamos la altura del pedestal para que la obra se pueda apreciar mejor y con mayor perspectiva. El Pensador es uno de nuestros mayores tesoros. Todos los años revisamos y arreglamos los monumentos de la Ciudad para que los vecinos los puedan descubrir y disfrutar”, explicó Eduardo Macchiavelli, el ministro de Ambiente y Espacio Público porteño.
Mientras que trabajaban en su base, El Pensador se mudó a la sede del MOA (Monumentos y Obras de Arte de la Ciudad), ubicada en los Bosques de Palermo. Allí le hicieron una limpieza superficial para retirar excedente de cera y suciedad acumulada, le reemplazaron los anclajes, y le devolvieron su configuración original.
En mayo el subsecretario de Mantenimiento del Espacio Público, Ezequiel Capelli, había explicado que los descendientes de Rodin visitaron Buenos Aires y fueron a ver las obras del escultor emplazadas en la Ciudad. “Quedaron muy conformes con todas y realizaron algunas observaciones que vamos a cumplir”, contó el funcionario.
El proyecto se realizó con el acuerdo y la supervisión de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos que preside Teresa Anchorena. Además, se firmó un convenio de cooperación entre esa Comisión, el Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño, el Ministerio de Cultura de la Nación, la Embajada de Francia, la Dirección General de Espacios Verdes y el Instituto de Francia en Argentina. Esto permitió contar con el asesoramiento del Museo Rodin y del restaurador de bronces Antoine Amarger.
Es que El Pensador es una copia fundida en bronce desde el molde original de la obra y lleva la firma del propio Rodin. La obra fue creada en 1880 como parte de un conjunto escultórico llamado “La puerta del infierno”, basado en La Divina Comedia de Dante Alighieri. El artista trabajó en el proyecto hasta su muerte, en 1917. Antes, en 1904, utilizó alguna de las figuras del conjunto para reproducirlas en forma independiente. Una de ellas fue la de El Pensador, de la que hizo ocho copias.
Una de esas piezas es la que llegó a Buenos Aires en 1907. El entonces director del Museo Nacional de Bellas Artes, Eduardo Schiaffino, acordó con el propio Rodin su compra. En 1910, colocaron la escultura donde quedaría para siempre, en uno de los espacios verdes que integran la Plaza Congreso.
Ahora, la escultura fue devuelta a la plaza, donde la izaron con una grúa para colocarla sobre su flamante base.
Esta fue la primera vez que retiran a la escultura de su lugar. Hacerlo era imprescindible para aumentar la altura del pedestal y que El Pensador sea bien visible desde diferentes puntos. Tal vez, ahora que está más elevado, sirva de inspiración para el cercano Congreso de la Nación.
FUENTE: www.clarin.com