Cuenta la historia que, cuando se definía la creación de un parque Central para la Ciudad de Buenos Aires, el médico higienista y político, Guillermo Rawson, confrontaba con Domingo Sarmiento quién se empeñaba en utilizar los terrenos de la casona de Juan Manuel de Rosas para el espacio público, lo que así fue. Decía, Rawson, que quedaba retirado allí el lugar y que “las virtudes curativas del parque no iban a servir para las personas más vulnerables”.
Se situaba en el norte porteño (donde ya se concentraba la clase alta) y no en el sur donde habitaban los pobres. Además, Rawson decía que los terrenos eran bajos e inundables y que en una zona más alta, como la de Agronomía, favorecerían los vientos para la salud de la población.
Otros debates de otra ciudad, distante de la que muestra cómo se pasea un roedor en medio de un acto oficial, pero con una diferencia entre norte y sur que no se termina de saldar.
A la distancia, hay algunas similitudes, al menos en la discusión que se viene sobre las normas urbanísticas de la Ciudad de Buenos Aires. Y así, otra vez, como en un siglo y medio atrás, las diferencias entre el norte y el sur porteño son motivo de debate.
Con otro criterio y en el presente, las discusiones sobre cómo se controlará el desarrollo en el distrito porteño ya comenzaron. Impone la ley que se modifique el Código Urbanístico cada cuatro años. El propio Gobierno de la Ciudad impulsa el debate para llevar adelante esos cambios. Entre otros, un equipo del secretario de Desarrollo Urbano, Álvaro García Resta ya comenzó a esbozar una propuesta y también en la Legislatura, informalmente distintos bloques preparan sus iniciativas.
El Código Urbanístico, según su redacción “ordena el tejido, los usos del suelo y las cargas públicas, incluyendo los espacios públicos y privados y las edificaciones que en éstos se desarrollen, considerando las condiciones ambientales, morfológicas y funcionales de la Ciudad en su totalidad.”
Aunque las ideas siguen en borrador, Jorge Macri anticipó que habrá un criterio para el sur y otro para el norte. Lo mencionó en su discurso de Apertura de Sesiones de la Legislatura porteña.
“Durante la campaña me referí muchas veces a la necesidad de reformar el actual Código Urbanístico”, recordó Jorge Macri y contó que se realizaron varias reuniones de trabajo con vecinos, instituciones y profesionales del sector.
Las reglas que propone
“El cambio que les propongo busca cuidar la identidad de los barrios, preservar los edificios patrimoniales, las zonas residenciales y asegurar mayor suelo libre en los lugares con más densidad habitacional. Tenemos que potenciar el desarrollo sin dejar de atender las necesidades de cada barrio y haciendo foco, principalmente, en el sur.”, pidió el jefe de Gobierno.
De esa manera, las premisas será la de incentivar más densidad y desarrollo en el sur y más espacio libre en el norte, siempre respetando la protección patrimonial.
En los borradores se maneja que para la zona norte de la Ciudad de Buenos Aires las construcciones más altas se ubiquen en las avenidas más importantes para que haya más espacios desocupados. Hacia el interior, de esas zonas del norte, se buscará que se preserve la altura como está en la actualidad. Es decir, para el norte la política será de mayores espacios libres en un intento de equilibrar el desarrollo.
En cambio para el sur se buscarán normas flexibles para dar impulso a la construcción y aumentar la densidad. Por ahora el debate se profundizará en ese sentido.
Entre otras materias, la protección patrimonial e identidad y todos aquellos aspectos que tengan relación con el ordenamiento urbanístico del territorio de la Ciudad, son parte de los objetivos del Código Urbanístico.
FUENTE: Patricia García – www.mdzol.com