En pocos días, el intento por salvar de las ruinas y una posible demolición una casona del barrio de Villa Devoto construida a inicios del siglo 20, donde vivió Francisco Beiró, histórico dirigente radical, podría quedar trunco, por lo que vecinos y vecinas iniciaron una campaña para que la Legislatura porteña acompañe la expropiación del predio antes de que los diputados entren en el receso de verano y pierda estado parlamentario una iniciativa en ese sentido.
La intención es que en la última sesión ordinaria del año, que sería el 15 de diciembre, se incluya en el temario la recuperación de la propiedad situada en José Cantilo 4500, en la que habitó Beiró y que desde 2008, cuando fue adquirida por una inmobiliaria, registra un proceso de deterioro evidente de su estructura.
Entre las variantes, está la propuesta que presentaron desde el grupo barrial en 2021 para la toma de posesión de la vivienda con el propósito de convertir el sitio en un museo, y que, de no tratarse antes del cierre del año, perderá estado parlamentario.
No obstante, los legisladores deslizaron otras alternativas en estudio como el alquiler de la propiedad a sus actuales dueños o la ampliación de los alcances de una ley ya existente que protege la estructura del edificio por su valor patrimonial ante posibles intentos por demolerla.
“Estamos analizando qué opciones existen sin la necesidad de tener que demandar fondos al Estado porteño o que se requieran los menos posible”, admitió a Télam uno de los integrantes del bloque de la UCR-Evolución que interviene en el tema y que admitió la probabilidad de que la situación de la casa de Beiró no se salde este año, sino que pase al 2023.
Mientras tanto, la casona permanece abandonada y sin mantenimiento, repleta de hojas secas en su entrada y techos, lo que se agrava con cada lluvia que cae sobre la Ciudad de Buenos Aires debido a la obstrucción de los desagües de las canaletas, lo que genera una importante acumulación de agua que ejerce presión sobre el resto de la estructura.
La degradación puede verse también en las rejas de ingreso que exhiben las letras iniciales FB con muestras de óxido; los vidrios de la puerta están destrozados; las paredes y techos de adentro al borde del colapso; la carpintería, los mármoles y granitos de los revestimientos originales se perdieron y los vitraux lucen incompletos.
Esta joya arquitectónica fue construida por el propio Beiró a inicios del siglo 20 y, por entonces, ocupaba un cuarto de manzana con un sector de caballerizas y otro para la cría de gallinas.
Ese sector del barrio, que rodea la estación ferroviaria de la línea San Martín, registra un boom inmobiliario con decenas de propiedades a la venta y otra cantidad de terrenos en los que se están construyendo nuevos edificios que superan los cinco pisos de altura.
En diálogo con Télam, Edgardo Tosi, de la Junta de Estudios Históricos de Villa Devoto, evaluó que “la casa de Beiró estaba bien antes de la compra, pero ahora está en ruinas, a la miseria, y eso está a la vista”, tras lo cual manifestó que el estado actual de daño “es una demostración de los gobiernos que no quieren hacer nada por ella y de la inoperancia de la ley de protección”. “Como Junta, lo único que podemos dar es un planteo de sentimientos sobre ella, sobre lo que fue y es: patrimonio del pueblo de Villa Devoto”, remarcó.
“A los vecinos y todos los que amamos Villa Devoto nos gustaría ver recuperada esta casa histórica”, expresó, por su parte, Yamila Rambaldi, quien a través de su cuenta @BuenosAiresperdida en Twitter e Instagram – donde publica fotografías antiguas – advirtió sobre la proximidad de la finalización del año parlamentario que concluirá “dejando nuevamente este emblema a la deriva”.
En la publicación lamentó “ver una casa con tanta historia a la merced del tiempo y el abandono”, y señaló que “es tiempo de honrar la historia de Francisco Beiró y aprovechar todo el potencial de la casa para convertirla en el primer museo de Villa Devoto”.
El político radical Beiró nació en Rosario del Tala, Entre Ríos. En 1876, ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, donde se doctoró en 1901, y fue intendente interino de la Capital, ministro del Interior, además de tener un rol clave para el progreso de Villa Devoto ya que impulsó el empedrado de calles y la colocación del alumbrado público.
Acompañó a Hipólito Yrigoyen en la fórmula presidencial en las elecciones de 1928, pero no llegó a asumir porque murió poco antes; y es a quien se atribuye la popularización de las boinas blancas como símbolo del partido cuando convocó a concurrir a un acto con ese distintivo para ser fácilmente reconocidos.
Beiró habitó la vivienda hasta su fallecimiento y, posteriormente, sirvió como residencia de sus familiares hasta hace poco más de una década, en 2008, cuando dos de sus nietas, muy jóvenes, vendieron la casona a una firma de bienes raíces muy conocida en la zona.
La inmobiliaria proyectó, por entonces, la idea de deshacerse de la vieja estructura y levantar una nueva construcción en un barrio con alto valor inmobiliario, lo que no llegó a concretar porque la Legislatura, a pedido del grupo barrial, votó una ley que otorgó una protección patrimonial al inmueble por su valor histórico, lo que impidió la demolición de la estructura.
De acuerdo al Código Urbanístico vigente, hay tres tipos de catalogaciones para este tipo de bienes protegidos y que buscan la preservación de la arquitectura original. En el caso de la antigua casona, está amparada por una protección estructural, que obliga a la conservación “del exterior del edificio, su tipología, los elementos básicos que definen su forma de articulación y ocupación del espacio, permitiendo modificaciones que no alteren su volumen”.
En ese marco, la Legislatura podría avanzar hacia un nivel mayor de resguardo – el integral – que “protege la totalidad de cada edificio conservando todas sus características arquitectónicas y sus formas de ocupación del espacio”.
FUENTE: www.nueva-ciudad.com.ar