No sorprende que las oficinas tradicionales se hayan visto radicalmente modificadas desde la pandemia, quizás, para siempre. Según Grant Christofely, director de M Moser Associates,— compañía dedicada a la creación de espacios de trabajo— algunas organizaciones todavía diseñan sus oficinas como lo hacían 50 o 70 años atrás.
Es decir, espacios estáticos e inflexibles donde los empleados realizan tareas individuales, orientados a una rutina de más de ocho horas diarias. “Pero hoy se gana dinero con el intercambio de ideas. Y la tecnología ha tenido un enorme impacto en la forma en que las personas trabajan. Ya estaba cambiando antes de la pandemia”, asegura.
Por ejemplo, la sede en Manhattan de mil m2 de M Moser en el Woolworth Building fue diseñada en 2018 y renovada en 2020 para que sea más saludable. Los empleados no tienen asientos asignados sino que eligen un sitio todas las mañanas. En lugar de sentarse en los escritorios, se acomodan junto a mesas móviles; su equipo electrónico portátil funciona con baterías.
Las oficinas de la firma han estado abiertas, con capacidad limitada, desde junio 2020; su espacio de trabajo flexible le permitió adaptarse rápidamente cuando volvió a abrir.
De manera similar, el nuevo “living lab” de M Moser para sus oficinas en Shenzhen, China, ofrece diversas configuraciones y opciones de trabajo, así como un dispositivo de reunión virtual con conexión en tiempo real pero sin requisito de reserva previa.
Christofely cree que las empresas deben hacer ajustes sobre cuándo del espacio debe destinarse al trabajo individual y cuánto al colaborativo. “El aspecto social del trabajo es una de las partes más importantes del lugar de trabajo físico”.
Las compañías “más progresistas” están reduciendo drásticamente los espacios de trabajo del 70% del total al 30%;de este porcentaje el 70% es colaborativo. Incluso hay clientes que dedican solo el 10% de su superficie al trabajo individual.
M Moser, por supuesto, no es la única empresa que prevé una oficina flexible. John Harrison, director de diseño de la oficina de Houston del estudio de arquitectura Gensler, cree que “el mayor cambio en el lugar de trabajo se referirá a la flexibilidad. Los hábitos de comportamiento de las personas van a ser diferentes. La oficina física debe adaptarse a eso en un futuro”, dice.
En tanto, Eric Gannon, director de la sede de Gensler en Chicago, advierte sobre el comportamiento de los empleados: “Si no les damos una razón para ir a las oficinas, volverán al cuartucho de casa para hacer su trabajo”.
Hacer que las oficinas sean atractivas para quienes eligen trabajar allí, ocasionalmente o a tiempo completo, parece ser la clave: las empresas están creando espacios para que los empleados socialicen y se reúnan, ya sea en persona o virtualmente.
Mostrar “el alma” de la empresa
Para la sede de una empresa de pastelería en el Chiswick Business Park de Londres, Gensler creó lo que llama un “espacio del corazón”, con una cocina abierta y hornos, así como una pantalla que se conecta con las fábricas de la empresa en Carlisle. La empresa dice que esta pantalla rinde homenaje a los panaderos, que juegan un papel clave en la firma; y muestra el proceso detrás de sus productos.
Lois Wellwood, directora de Diseño de Interiores del estudio de arquitectura Skidmore, Owings & Merrill, más conocido como SOM, dijo que antes de la pandemia, “el lugar de trabajo tendía a migrar a un modelo único para todos.
Ahora existe la oportunidad de pensar en un regreso a la oficina adaptado a la organización. Las personas están mejor cuando las cosas son móviles y flexibles, con más opciones de lugares para trabajar durante el día. Así, el lugar de trabajo se vuelve más adaptable, elástico y receptivo a lo que están haciendo las personas y los equipos”.
Para una oficina de una empresa de tecnología, en el edificio Grace en Midtown Manhattan, SOM creó lo que describe como una “ciudad dentro de un edificio”. Esto incluye una escalera que asciende al atrio de la oficina y actúa como su sistema nervioso central.
Una pared multimedia abarca los tres pisos de la empresa y se puede utilizar para sesiones de Zoom y compartir información a los empleados que están en otras partes del mundo. La oficina también contiene una recepción con sala de estar, cafetería y despensa.
Las áreas de trabajo son diáfanas, lo que permite a los empleados decidir cuándo y cómo quieren trabajar. También hay una sala de bienestar para empleadas con bebés, así como una ducha para aquellos que van en bicicleta o en patineta al trabajo.
El proyecto Central Place de SOM en Sydney, cuya finalización se estima en 2028, abarcará más de 16 mil m2 de oficinas y locales comerciales y creará un entorno de trabajo cerca de la naturaleza, con múltiples terrazas y una fachada diseñada para minimizar la ganancia de calor hacia el interior.
Más espacio al aire libre
Para sus clientes, la firma recomienda además lo que llama el “ansiolítico de la entrada a la oficina”. Esto implicaría rediseñar el vestíbulo de un edificio para que tenga “espacios respirables y de fácil circulación, de modo que podamos ‘coreografiar’ la experiencia de llegada para reducir el hacinamiento”, según un documento titulado “Diez ideas para el diseño pospandémico”.
Empleados y visitantes, mensajeros y motoqueros con entregas y personas que lleguen a pie o en bicicleta, cada uno tendrá un ruta clara de llegada. SOM también recomienda que el acceso cuente con“instalaciones para bicicletas más generosamente planificadas”, así como duchas y casilleros de guardado.
De manera similar, una oficina en Nueva York, que actualmente diseña Gensler para Rizzo Group, una consultora de códigos de construcción, se centrará en el concepto de “wellness”. Su espacio al aire libre, que tiene mesas y asientos para reuniones, será tan grande como su espacio interior, maximizando el acceso de los empleados durante todo el año.
El compostaje recolectado de los contenedores en la despensa alimentará los jardines de la terraza, donde se cultivarán verduras y hierbas para el consumo de los empleados. También habrá espacio para guardar bicicletas.
Por otra parte, se propuso la acción: “Todos patrocinan una planta” en el café central de la oficina; lo que significa que cada empleado será responsable del mantenimiento de una planta individual, incluido el riego. Y la ubicación del café se basará en estudios solares, para que tenga la mejor luz.
Para la 330 North Green Street en Chicago, cuya construcción se abrirá pronto, SOM ha diseñado una fachada sur que se retrae para crear lo que llama “el porche”, un área de reunión con puertas retráctiles, salón, espacios de trabajo, chimeneas y un gimnasio al aire libre y canchas de pádel, para utilizar cuando las temperaturas lo permitan.
FUENTE: Jane L. Levere – www.clarin.com